Pero los que hoy esquiamos, lo hacemos de una manera muy diferente a la de nuestros pioneros. Por otra parte, el equipo ha evolucionado cada vez más hacia la ortopèdia: botas sofisticadas, gafas, vestidos de materiales exóticos, esquís y palos resultado de la enginiería más avanzada... Incluso hasta arriba de todo de las montañas no subimos, sino que nos suben con cabinas, telesillas y arrastres; la gastronomia que consumimos tiene un nivel de plastificación notable, y, cuando nos lanzamos pendiente abajo sobre una nieve que han fabricado los surtidores la noche antes, lo hacemos sobre una superfície que las máquinas han allanado y piconado préviamente.
Pero está bien, la intervención que todo esto supone sobre el entorno natural y el paisaje es remarcable y, ya hoy, nos obliga a ser muy precavidos a la hora de proponer nuevas estaciones o de ampliar las existentes. Quizá por eso resulta tan atractiva la exposición “Los inicios del esquí en las valles de Ribes y Camprodon”, visitable en Ribes de Freser.
El dia de la inauguración, la nieve se añadió al acto, como una sopresa primaveral, y aún al día siguiente los alrededores estaban blancos. Se hacía más fácil así imaginarse a los esforzados deportistas, acabados de llegar en tren a Ripoll, trasladados a Ribes o a Camprodon con diligéncia, dispuestos a deslizarse para aquellos pendientes vírgenes, con corbata y americana los señores y faldillas de ancha volada las damas.
Todo comienza allá por el año 1911, poco después de que en los Alpes comenzasen una actividad que, dicen, había nacido y se había circunscrito a Lapònia desde la noche de los tiempos. Fué de la mano del Centre Excursionista de Catalunya y de la reciente creada Secció d'Esports de Muntanya.
Esquí, luge, saltos y curiosas carreras de jòring (esquiadores arrastrados por caballos al trote) quedaron inmortalizados en las fotografías que conserva el vastísimo arxivo del Centre. Era un momento en que la imagen ganaba el protagonismo informativo y etnológico que aún perdura. Y la sensación que dan es que se lo pasaban estupendamente. Que envidia!
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