Mucho ha nevado ya desde que Cerler viera levantarse al telesilla Plana d"Estall, en 1971, o Panticosa inaugurara el telesilla Santa Cruz un año antes. La mayoría de los centros aragoneses han incorporado en las últimas cinco temporadas remontes de elevada calidad, como el telesilla cuatriplaza de pinza fija "Águila" en Astún, mientras que Formigal confía en estrenar un telesilla de ocho plazas la próxima campaña.
El primer paso para construir un remonte reside en elaborar un estudio de la zona, contemplar sus necesidades y comprobar la capacidad real de las pistas que ocupará. Después debe decidirse qué tipo de remonte se colocará: un telesilla, más caro pero con mayor capacidad de transporte de esquiadores (entre 1.500 y 3.000 personas por hora, según las plazas de las que conste); o un teleski, más económico pero también más lento (700 personas por hora) y con mayor impacto ambiental, además de menos seguro por los cruces de una pista a otra que se suelen producir.
"La tendencia actual fluye hacia la primera opción, y, dentro de ella, cada vez son más habituales los telesillas con mayor número de plazas, que, a la capacidad de descongestión de esquiadores, añade su mayor resistencia al viento", explica José Antonio Villacampa, ingeniero de Formigal que lleva 19 años trabajando en asuntos relacionados con el mantenimiento y la instalación de remontes o la producción de nieve artificial.
También es necesario examinar el flujo de aficionados, el desnivel y la superficie de la pista para definir el tipo de instalación, fabricadas en acero o aluminio galvanizados -para evitar las señales de la erosión-, plásticos en las zonas que están en contacto con la gente y materiales que absorben la humedad.
Si echamos un vistazo a las estaciones europeas, nos encontramos con el telesilla "Furggsattel", en la estación suiza de Zermatt. Inaugurado el 25 de octubre de 2003, tiene seis plazas y es desembragable. Nada extraordinario si no fuera porque a la complejidad de esta obra de ingeniería se le añade el hecho que es el primer remonte mecánico que se construye sobre un glaciar, el Theodul, el más largo de Europa.
El "Furggsattel" está construido de tal manera que las pilonas se pueden desplazar hasta 75 centímetros para adaptarse a los movimientos del glaciar. Durante el año, toda la construcción debe ser trasladada de una a dos veces como consecuencia de los movimientos del glaciar. En total, 12 de las 18 pilonas se encuentran asentadas sobre el hielo.
El remonte tiene 2.600 metros de longitud y supera un desnivel de 456 metros. La capacidad de transporte es de 2.400 personas cada hora y triplica las prestaciones del antiguo telearrastre. En ocho minutos y medio, el esquiador alcanza los 3.365 metros de altitud cómodamente y protegido del viento por una capota.
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