Además de su cercanía a la frontera hispano-francesa (unos 500 kilómetros), la polivalente y espectacular estación de la región del Isère, en el llamado País de las Grandes Rousses, a 60 kilómetros de Grenoble, ofrece muchos motivos para disfrutar, sobre todo si el visitante puede hacer bueno el eslogan L'Ile au soleil. Encarada hacia el sur, la estación se convierte, efectivamente, en un islote bañado por el arco que describe el sol durante todo el día... cuando hay suerte.
2.210 metros de desnivel
Esos días de buena insolación son los mejores, sin duda, para aprovechar las enormes posibilidades del Alpe d'Huez, que desde que en 1936 comenzó su dedicación a los deportes blancos ha extendido los brazos para acoger bajo su denominación genérica a todos los pueblos con los que se ha conectado a través de sus 235 kilómetros de pistas, como Oz en Oisans, Vaujany, Villard Reculas y Auris en Oisans.
En estos casi 70 años, el enclave alpino ha perfeccionado su oferta y no ha escatimado medios para convertirse en una estación de récords. Los dos más importantes son espectaculares: el Alpe d'Huez ofrece la pista más larga de Europa (16 kilómetros) y, también, la posibilidad de esquiar de una sola tacada a través de un desnivel de 2.210 metros, los que van de lo más alto de la estación, el Pic Blanc (3.330 metros), hasta el punto más bajo esquiable, a sólo 1.120 metros de altitud.
El Pic Blanc, precisamente, es el punto de partida de los dos recorridos récord. Un teleférico con capacidad para 80 personas, en el que habitualmente hay que guardar como mínimo media hora de cola, lleva hasta ese punto, el más impactante.
Panorama majestuoso
Desde esos 3.330 metros, la vista es extraordinaria. Los más exagerados afirman que desde ahí se abarca con la mirada una quinta parte del territorio francés, desde la frontera italiana (el monte Cervino, o Matterhorn, en su versión suiza de habla alemana, es efectivamente uno de los picos que se distinguen a lo lejos, así como el Mont Blanc) hasta el Macizo Central.
El majestuoso panorama predispone para afrontar el descenso más largo del continente --si se encara el glaciar de Sarenne-- o bien el de más desnivel, si se opta por cruzar el túnel de las Grandes Rousses, de 200 metros de largo. A partir de ahí, es el momento de disfrutar de una estación que ofrece también múltiples posibilidades en el esquí de fuera pistas, aunque se aconseja hacerlo con monitor.
EL PERIODICO.
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