Noticias La actualidad más blanca de la red
Última actualización: 28/04/2024 a las 20:59:00 (CET)

Esquiar con la espalda cargada de dinamita... un oficio para mujeres

Esquiar con la espalda cargada de dinamita... un oficio para mujeres
Hasta el más duro de los hombres se sorprendería al verlas. Las tres bellas, femeninas y con un estilo particular y, bajo sus maneras dóciles, las tre
Hasta el más duro de los hombres se sorprendería al verlas. Las tres bellas, femeninas y con un estilo particular y, bajo sus maneras dóciles, las tres esconden la rudeza y el coraje. Son mujeres con mucho de particular. No porque trabajen en la nieve sino que porque arriesgan sus vidas a diario; transitan cornisas de roca para colocar dinamita en sitios clave y evitar aludes en las pistas de Las Leñas.

También se aventuran en zonas peligrosas con sus camillas rescatando a los enfermos y duermen semanas enteras en la cima de la montaña cuando un temporal azota la zona. Giselle Fontanazza (22), Natalia Gutiérrez (23) y Patricia Gresznaryk (32) se dedican desde hace años a ser “pisteras” en Las Leñas. Un oficio donde históricamente predominó el sexo masculino.

“Yo me levanto a las 6.45, desayuno y a las 8 estamos en la oficina para cambiarnos. Cada mujer tiene su sector. Nosotros estamos controlando y socorriendo a los accidentados. El trabajo para evitar aludes se hace cada vez que nieva más de 25 centímetros. La primera actividad de la mañana es bajar por las pistas y ver si se puede esquiar”, cuenta Patricia Gresznaryk. Es rubia, de ojos claros y bastante menuda. Sólo en sus manos y ojos se nota la rudeza del trabajo en la montaña. Comenzó esquiando en el Cerro Catedral, en Bariloche, y de las tres mujeres es la que más experiencia tiene.

“Cuando hay un temporal muy fuerte nos quedamos en un refugio en la cima de la montaña. Yo he pasado hasta una semana allá. Un lugar donde no hay nada más que esa casa que está equipada con todo. Lo que hacemos es salir a dinamitar para evitar riesgos. El resto del tiempo estamos encerrados. A mí no me da miedo, arriba hay como una conexión especial. Lo único es que después de un tiempo de encierro comenzás a escuchar ruidos y como hay muchos mitos, por ahí te asustás”, relata la joven pistera.

Fuerza, carácter y mucha energía. Así es Giselle Fontanazza. Su personalidad se le nota cada vez que habla. Ella es quizá la más combativa. Cuenta que las mujeres que esquían se dedican usualmente a ser instructoras. “Pisteras hay muy pocas. Yo comencé con este trabajo en Chapelco, allí conocí el servicio de pistas y me gustó ese ambiente porque es en equipo. Muchas veces sin un compañero no podés”, relata.

Giselle comenzó a esquiar profesionalmente en 1999. Por fin, en el 2001 se decidió y cambió de trabajo. Giselle comenta que “por suerte me he tenido que quedar arriba, en el refugio, con un temporal. Allá tenés mucha confianza en el que está al lado. Una sola vez pensé qué hago acá. Había un viento de 130 kilómetros por hora y estábamos con un compañero haciendo tiros (de dinamita) manuales. Caminando por los riscos más altos y con los explosivos”.

El trabajo de dinamitar no es complejo pero sí muy arriesgado. Una persona es la encargada de colocar la dinamita y el otro de detonar el explosivo. Lo riesgoso es la zona donde se hace este trabajo. Las personas van por los picos más altos combatiendo el intenso viento que dificulta la vista.

“Recuerdo mucho ese día cuando corría viento fuerte -dice Giselle-. Tiramos seis cargas y nos pasó algo increíble porque justo cuando estábamos por detonar todo, se calmaba el viento. Sentimos que algo nos protegía; tenés que pensar eso porque si recapacitás en lo que hacés, abandonás la tarea”.

La nueva del equipo
Natalia Gutiérrez es la más joven en las pistas. Hace poco que desempeña esa labor en Las Leñas, y nunca ha tenido que dormir en el refugio de altura para dinamitar laderas cargadas de nieve. Sin embargo, sí se ha enfrentado a accidentes severos.

“Una de las limitaciones que tenés como mujer es la fuerza. Este es mi primer año en Las Leñas, antes trabajé en Bariloche. Decidí hacerlo porque me gusta mucho lo que es la montaña. Todavía no me he quedado arriba porque para hacerlo hay que hacer un curso de explosivos”, explicó. Para Natalia, “el reto más grande son los accidentados, la adrenalina de que te llamen y te digan que alguien se cayó en algún lado”.

Artículos relacionados:


0 Comentarios Escribe tu comentario


    Escribe tu comentario





     

    Si este mensaje tiene un solo insulto, no te molestes en enviarlo, porque será eliminado.
    AVISO: La IP de los usuarios queda registrada

    Los comentarios aquí publicados no reflejan de ningún modo la opinión de nevasport.com. Esta web se reserva el derecho a eliminar los mensajes que no considere apropiados para este contenido. AVISO: La IP de los usuarios queda registrada, cualquier comentario ofensivo será eliminado sin previo aviso.



    Lo más leído: