Ha decidido irrumpir en las pistas de esquí por primera vez y no sabe qué tablas elegir? ¿O tal vez quiere renovar su equipo y duda por qué modelo apostar? Aunque, para estos menesteres, los aficionados al deporte blanco suelen aprovechar el comienzo de la temporada -por estrenar las últimas novedades- o la época de rebajas -por aquello de darle un respiro al bolsillo-, siempre es un buen momento para darse una vuelta por los establecimientos comerciales y estar al día de lo que se cuece en esta materia.
Los fabricantes se esfuerzan constantemente por mantener vivo el mercado. Surgen así gran cantidad de marcas, modelos, materiales, gamas y estilos, y su consiguiente adaptación a la manera de esquiar del deportista. Pero al mismo tiempo, y ante tanta variedad, el aficionado encuentra más complicada su elección. Para dar en la diana, el mejor consejo es dejarse asesorar por un especialista.
"Lo primero que preguntamos cuando alguien viene a la tienda en busca de un equipo es el nivel de esquí que posee y la velocidad que es capaz de alcanzar o a la que le gusta descender", explica Gabriel Lozano, de los establecimientos Intersport de Zaragoza. "También nos sirve de guía conocer la agresividad con la que el cliente lo practica, es decir, si le gusta ir "fuera de pistas" o, por el contrario, disfruta más deslizándose con suavidad", detalla.
En el primer escalón de sencillez se encuentran las tablas de iniciación, ideales para aprender a esquiar por su fácil manejo. Sin embargo, tienen una esperanza de vida corta, porque no absorben las vibraciones y agarran poco en el hielo. Cuando el esquiador principiante deja de serlo porque adquiere mayor destreza y velocidad, es recomendable subir un peldaño hacia los esquís de progresión de gama media, las solicitadas por la mayoría de los aficionados.
Actualmente, todas las tablas disponibles en el mercado son "carving", un estilo plenamente asentado en las pistas. "No es una moda. Los materiales van evolucionando y se ha conseguido que unas tablas cortas como son las de "carving" repartan suficientemente bien el peso", indica Lozano.
Este experto en material deportivo no ve límites a la hora de que los fabricantes sigan innovando. "Lo más novedoso es una fijación con pantalla, que señala si está bien cerrada y si los valores de seguridad son correctos, aunque en España todavía no se distribuye. En los últimos cinco años, el esquí ha progresado más que en toda su historia".
En cuanto a la gama alta de competición, existe un amplísimo abanico donde elegir. El año pasado nacieron las tablas de "skicross", unos esquís polivalentes que valen para todo: correr, girar... Como los expertos suelen definirlos, "no son los primeros en nada, pero son los segundos en todo".
Aunque las nuevas modalidades que emergen con fuerza cada temporada les han colgado la etiqueta de tradicionales, las tablas de eslalon y de gigante también se sitúan en vanguardia. Las primeras son más anchas de espátula y de cola, y más estrechas en el patín -la parte central-. Con estas características se consigue el objetivo del "carving": dibujar un radio de giro más corto, enlazando unos virajes con otros sin derrapar. Lo habitual es seleccionar unas tablas con una largura de 15 o 20 centímetros menor que la estatura del esquiador.
Por su parte, las tablas de gigante son menos exageradas en sus líneas de cota -esto es, se percibe menor diferencia entre la anchura de la espátula o la cola y la anchura del patín-.
Los esquiadores más agresivos que se atreven con el "fuera de pistas" también ocupan un hueco en las mentes de los fabricantes. Para ellos están pensadas las tablas de "freeride", que presentan el patín más ancho -para no hundirse en la nieve virgen- y mayor flexibilidad. Pero si lo que un aficionado busca es recrearse en cada movimiento y esbozar nuevas figuras en el aire y sobre la nieve, su modalidad es el "freestyle", cuyas tablas son simétricas y cuentan con espátula delante y detrás -es decir, tanto la cabeza como la cola del esquí están levantadas-.
Actualmente, todas las marcas han dejado a un lado la especialización en un solo campo para pasar a abarcar la mayor cota de mercado posible. En cualquier caso, aunque el asesoramiento de un especialista se antoja fundamental para no lamentarse tras la elección, el material no garantiza nuestro éxito sobre la nieve. El cóctel se compone, además, de una base de conocimientos teóricos, un poco de habilidad y muchas horas de práctica.
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