La alarma la activó a la una y media de la tarde en el municipio de Sarre el responsable de protección civil de Aosta, Lorenzo Chentre. Inmediatamente se pusieron en acción los equipos de socorro con un helicóptero y numerosos expertos alpinos, que nada pudieron hacer por la vida de los cuatro deportistas, todos ellos del valle de Aosta, arrollados por una avalancha de 300 metros de fronte y que se deslizó durante más de mil metros proyectando a los esquiadores directamente contra las rocas.
Según una primera reconstrucción del accidente, la muerte no les sobrevino por asfixia bajo la nieve sino a consecuencia de los graves traumatismos sufridos durante la brutal caída.
Los heridos se recuperan en el hospital de Aosta, pero uno de ellos se encontraba en reanimación a últimas horas de la tarde de ayer. Al cierre de esta edición todavía se desconocía la identidad de los fallecidos y de los heridos.
Con la tragedia de ayer en Mont Fallere, la “muerte blanca” hace de nuevo su aparición en cuestión de una semana. El domingo anterior dos avalanchas provocaron dos muertos y causaron heridas a otras seis personas.
Desde 1986 se han registrado 514 accidentes en estas circunstancias, con un balance de 309 muertos. En los Alpes han sido 497 los sucesos de esta naturaleza, y otros 14 en los Apeninos.
La tasa de mortalidad entre las personas implicadas es del 59 por ciento, según datos de la Asociación Interregional de Nieve y Avalanchas (Aineva), que desde hace 15 años recoge información relativa a estos fenómenos.
El mayor número anual de incidentes por avalanchas se ha verificado en las estaciones invernales más nevosas de los últimos 25 años. De acuerdo con los estudios de Aineva, las técnicas de autosocorro todavía están poco difundidas y son mal utilizadas.
El 35 por ciento de las personas sepultadas por un alud suelen permanecer durante un tiempo completamente sepultadas, con la cabeza y las vías respiratorias debajo de la nieve, pero pueden ser salvadas en los primeros quince minutos si no presentan lesiones fatales. Este cuarto de hora resulta fundamental en consideración de los expertos socorristas.
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