Si tengo algún recuerdo vivo de Sierra Nevada en verano durante mi infancia, es sin lugar a dudas las excursiones que hacía con mis padres a la Laguna de Río Seco. En aquel entonces aún se podía llegar en coche, existía el refugio, y vivía el inolvidable Gerardo Alonso, el que fue su guarda durante muchos años, y quizás la persona que más granadinos ha introducido en la montaña.
Conseguir que los niños se enamoren de la montaña y de la Sierra no es tarea fácil. La alta montaña nevadense es dura, pero si hacéis esta excursión con ellos, habréis dado un gran paso para conseguirlo.
La Laguna de Río Seco es una laguna de origen glaciar, y está situada a 3.021 metros en la vertiente sur de la Sierra, entre el Veleta y el Mulhacén, flanqueada por los crestones y raspones del mismo nombre.
La mejor opción para ir con niños (a partir de 8/10 años) es coger los remontes de la estación de esquí. De esta manera, en aproximadamente 2 horas llegaremos, quitándonos la parte más dura y con más desnivel. Para los más madrugadores, existe también la posibilidad de subir en autobús desde el Albergue Universitario, pero tiene el inconveniente de que hay que reservar a una hora fija.
El telesilla Veleta te deja a 3.033 metros, y la cota más alta a la que ascenderemos es de 3.214, justo donde está el refugio de la Carihuela. Aunque sea tentador subir al pico Veleta, es mejor dejarlo para la vuelta si quedan fuerzas, o bien para otra excursión. El itinerario a seguir es muy sencillo y lo vamos a ir desgranando a continuación. La vueta se hace siguiendo el mismo recorrido pero en sentido contrario.
Es muy importante llevar agua suficiente para todo el día, gorra, gafas de sol, crema protectora y ropa de abrigo.
Desde donde nos deja el telesilla, hay que subir unos metros por un carril de tierra hasta llegar a la carretera de asfalto que sube al Veleta. Es la parte más pronunciada de la subida, y como acabamos de comenzar, conviene tomársela con calma.
Después de las primeras curvas, a unos 20 minutos, dejaremos a la derecha la parada del autobús del Parque Nacional, y a la izquierda las llamadas "Posiciones del Veleta", unas antiguas trincheras usadas durante la guerra civil española. Justo donde está la entrada a los Corrales del Veleta, hay unas espectaculares vistas de la cara norte del Veleta, Mulhacén y Alcazaba.
Continuamos por una larga recta de casi 2 kilómetros, lo que en invierno es el comienzo de la pista del Águila, dejando a la derecha vistas de la Laguna de las Yeguas y los Lagunillos de la Virgen. Desde aquí se aprecia perfectamente como la Loma de Dílar, donde están los dos observatorios, separa las cuencas del río Monachil y el río Dílar.
Justo antes de llegar a la vertiente sur, a mano izquierda, está el refugio de la Carihuela. Áunque está algo escondido, es fácil identificar el sitio porque hay un cartel grande el Parque Nacional y la carretera pasa a través de un enorme boquete en la roca.
El refugio está siembre abierto, consta de algunas literas y mesas y es un buen sitio donde realizar una primera parada para descansar. Desde su terraza, las vistas son alucinantes: el Mediterráneo, la Alpujarrra, pico Mulhacén...
Ya en la vertiente sur lo normal es encontrar nieve a lo largo del camino. Incluso el paso de una vertiente a otra suele ser complicado porque lo habitual es tener que cruzar por medio de un nevero. Sin embargo, después de este invierno tan seco, sólo queda algo de nieve justo debajo del Veleta. Con el agua que lloran estos neveros es posible refrescarse si bien para poder beberla es recomendable añadir algun tipo de producto potabilizador.
Conforme nos alejamos, si miramos hacia atrás, podemos ver como el Veleta, siempre vigilante, va recuperando su característico perfil.
Estamos ya en la cabecera del río Veleta, que surge del desagüe de la Laguna de Aguas Verdes. En los laterales de este espectacular circo glaciar, se pueden ver los zarpazos de la desaparecida lengua glaciar y abundantes morrenas en el fondo del valle.
A los aproximadamente 5 kilometros, nos encontramos los Crestones de Río Seco. Es una larga cresta que separa la vertiente norte de la sur. El camino pasa justo por debajo, y hay una "mella" desde la que merece la pena asomarse y contemplar el Corral de Valdeinfiernos, Laguna Larga, el Mulhacén y el Alcazaba.
Si continuamos llegamos y cruzamos los Raspones de Río Seco, a cuyas espaldas se encuentra ya la laguna.
Para bajar a la laguna es importante pasarla de largo y coger un pequeño sendero que desciende suavemente. Río Seco destaca por su enorme tamaño, estar rodeada de borreguiles, y por su agua cristalina. Es el sitio perfecto para comer, descansar, relajarse y recuperar fuerzas. Os recordamos que está totalmente prohibido bañarse en sus aguas.
El regreso, como ya hemos comentado, se hace por el mismo camino y es algo más rápido en tiempo que la ida. Con suerte, como nos pasó a nosotros, podreis ver alguna cabrilla montés saltando por los tajos. Debido al calor, se puede hacer algo cansina la vuelta -ya no lleva uno la motivación de descubrir un sitio nuevo-. Haced tantas paradas como sea necesario.
En total, con paradas y fotografias, nosotros tardamos 5 horas en completar el recorrido. Si vuestros hijos no están muy acostumbrados a largas caminatas, es recomendable hacer otras excursiones previamente, como ir a los Cahorros o a los Lagunillos de la Virgen.
Aun queda verano por delante, no dejeis de aprovecharlo y acercar a vuestros peques a contemplar esta maravilla de la naturaleza. ¡Seguro que les encanta!