Si hay algún sitio agradable de visitar con la familia en verano por Sierra Nevada y su entorno, es sin duda, Los Cahorrros de Monachil.
Sombra, río, cascadas, vegetación exuberante, puentes colgantes y pasamanos son algunos de los alicientes de esta increíble ruta.
Hasta este verano, el sendero comenzaba bastante más arriba. Se tenia que hacer desde la parte alta del pueblo, tomando la carretera que va hacia El Purche, y luego el carril que te dirige al área de escalada de los Cahorros y de ahí la acequia que sale del merendero.
Sin embargo ahora ya es posible comenzar desde el mismo pueblo siguiendo todo el rato el cauce del río, lo que lo hace más agradable y divertido.
Durante todo el camino la señalización es suficiente y correcta. El sendero comienza justo donde está el último puente saliendo ya del pueblo, junto a la parada del autobús, y hay un pilar de agua fresquita que viene muy bien al regresar. Justo al lado hay un aparcamiento gratuito al aire libre muy amplio donde dejar el coche.
Nada más empezar sorprende el cambio de temperatura. A pesar de ser Agosto, en el angosto cauce del río Monachil la temperatura es muy agradable, y es que apenas penetra el sol. La vegetación es muy abundante, salen plantas de todos los rincones. Trepadoras, colgantes, helechos, arboles, zarzas…
En general el sendero en su primera parte es ancho y con el firme en buen estado, lo que lo hace agradable de caminar y seguro, pudiéndose realizar con niños ( mejor a partir de 6/7 años) o con personas mayores. En las zonas de más pendiente se han construido escaleras y en algunos sitios donde podría haber riesgo de caer al río se han instalado pasamanos de hierro.
Al cabo de media hora escasa pasamos junto a la antigua estación hidroeléctrica de La Trola, hoy totalmente en ruinas, pero que estuvo funcionando hasta la década de los 60. Se cerró debido a un movimiento de tierras provocado por intensas lluvias que provocó la ruptura de la tuberia de abastecimiento de agua.
Sin embargo, si que está en pleno funcionamiento la Estación Hidroléctrica de Tranvías, que está un poquito más adelante, y junto a la cual hay una pequeña área de descanso con una hermosa fuente donde beber agua.
A partir de este punto, la cosa se pone "interesante". El sendero se aparta del río, llegan los primeros puentes colgantes y comienza el ascenso por serpenteantes y pendientes tramo de escaleras. Los puentes son seguros pero hay que tomar ciertas precauciones: pasar despacio, no todos a la vez, no saltar, y mirar dónde pone uno los pies.
Al llegar a la acequia el sendero se une con el tradicional de toda la vida. Llegamos a la zona de escalada, la cascada y el puente colgante más largo de la provincia, con algo más de 60 metros de longitud. Justo debajo del puente, al pie de la cascada, hay una buena zona donde bañarse, comer y refrescarse. El agua cae muy fría, pero siendo verano, hasta se agradece.
Pasado el puente el sendero se estrecha considerablemente. Aunque hay pasamanos, en algunas zonas para poder pasar hay que agacharse o incluso sentarse y arrastrar el culo, pero es una de las partes mas divertidas. El recorrido pasa por debajo de abundantes vias de escalada, por lo que hay que estar atento y no estorbar a la persona que esté asegurando a otra ni pisar las cuerdas.
Las partes más difíciles en todo caso se pueden evitar caminando por el río, siempre y cuando no baje con mucha agua.
Trascurridos unos 3.5 km., el sendero y el cañon se abren. Las vistas de las paderes son magnificas. A partir de aquí, yendo con niños, es preferible darse la vuelta, porque aunque se puede seguir,no es conveniente. Ya no acompaña la sombra, el sol cae con fuerza y es todo cuesta arriba.
En total son unos 7/8 kilometros, y el tiempo empleado aproximadamente entre ida y vuelta es sólo de 3 horas, y eso caminando despacito, parando para refrescarse, comer algo y disfrutar la naturaleza. Por lo tanto, un sendero cortito, fresquito y divertido ideal para hacer en familia en pleno mes de Agosto.
Por último, advertir que aún siendo fácil, el camino no está exento de peligros y que el cauce del río, en caso de tormenta, es inundable. Al campo sí, pero con precaución. ¡No os lo perdáis!
