Estarán los remontes cerrados, pero esta primavera aún se puede esquiar, y mucho. El martes (17/4/2012) tuve la oportunidad de adentrarme en un paraje único, el Valle de San Juan, una maravilla de la naturaleza, virgen de huella humana, con lomas suaves y redondeadas y cargadito de nieve.
Comenzamos foqueando en la Hoya de la Mora, desde el mismo coche con las pieles puestas. A pesar de que la temperatura iba subiendo conforme avanzaba el día, la nieve perfecta, polvo suelta al comienzo y crema por la tarde.
La carretera ya está limpia, por lo que hay que ir siguiéndola por un lateral o bien cruzarla varias veces con mucho cuidado para no estropear las pieles.
A los 15 minutos escasos, nada más pasar el observatorio del Mojón del Trigo, ya quitamos pieles y comienza una fuerta bajada hasta el río San Juan. ¡Menudo calentamiento!
En un principio nuestra idea era comenzar a remontar el valle nada más llegar al río pero la nieve está tan buena que se nos va la cabeza y continuamos esquiando siguiendo el cauce, bajando hasta donde la orografía del terreno y la nieve lo permiten .
La segunda parte, nada más cruzar el río, es algo más suave y lo bueno es que ha cargado más nieve. La sensación de flotar es alucinante. Dejamos que los esquís nos lleven, no podemos parar de esquiar.
Tras un rato esquiando, el cauce del río va estrechandose y las laderas vuelven a ser más pronunciadas. Nos cruzamos con algunas huellas de ese mismo día, pero no importa, hay sitio para que todos podamos dejar nuestra "firma". El paraje no puede ser más agreste y bonito, la sensación es única, muy mística.
Una vez terminada esta "bajadita" de aproximadamente 300/350m de desnivel, toca volver ha subir. . Es tal el subidón de adrenalina generado en la bajada que los primeros metros nos los "comemos en un plis".
La idea es llegar hasta las Posiciones del Veleta, a 3100m, para volver a bajar el valle hasta la Hoya de San Juan y de ahi una diagonal larga hasta el coche bordeando el observatorio.
Poco a poco el valle se va abriendo y la pendiente de subida se suaviza. El sol comienza a apretar, cambiamos gorro por gorra. Menos mal que corre una brisilla agradable, ¡como se suda cuando toca foquear!
Encontramos la huella de los esquiadores que bajaron un rato antes que nosotros y la seguimos, esto facilita muchísimo la subida.
Después de un buen rato de subida ya divisamos el Veleta. Aun queda bastante, pero es tan grandioso el paisaje que no te cansas de observarlo. Mientras avanzamos, vamos imaginando las lineas de bajada. Son tantas las posibilidades que a cada paso que damos inventamos una nueva...
Viendo que en la cumbre sopla mucho viento, decidimos cambiar de destino, desviandonos un poquito por debajo de las Posiciones, hacia el collado donde comienzan los Tajos del Campanario. Las vistas desde aqui son una pasada: Veleta, los Corrales, los Machos, Mulhacen, Alacazaba, Vacares... aun no hemos terminado esta excursión y ya estamos pensando en las siguientes...

Nos tomamos un te calentito, unos bocatas, fruta y nos preparamos para el descenso. Aun no tenemos claro exactamente por donde, pero queremos palas virgenes y pendientes fuertecillas ya que la nieve ¡no está para menos!
Nos deslizamos por la arista de los Tajos del Campanario hasta encontrar la pendiente perfecta, sin huellas, sin piedras y recta.


El descenso es bestial, se van alternando las pendientes, ahora suaves, ahora fuertes, la nieve se mantiene en todo momento en perfectas condiciones. Nos atrevemos incluso a hacer curvas largas y coger velocidad... ¡no todo va a ser culebrear!
Poco a poco nos vamos acercando de nuevo al río. Hay que estar atentos, si nos pasamos de largo llevados de la emoción nos tocará volver a darnos un palizón de subida.
El terreno se suaviza pero eso no quita para que siga siendo divertido. Realmente es un valle mágico, aunque esto es algo que hay que vivir para entenderlo...
Finalmente una larga diagonal nos lleva hasta prácticamente fuera del valle. La inercia nos permite llegar hasta justo debajo del observatorio, donde ponemos pieles y en un par de minutos estamos fuera. Ya solo resta bajar hasta el albergue donde está el coche, y pedir unas cervecitas...
Y aquí acaba está esquiada, una de las mejores de mi vida, y por supuesto la mejor de la temporada. He de decir que las condiciones de la nieve estan cambiando muy rápidamente debido al calor, asi que por favor, mucho cuidado con los aludes.
Gracias por tu compañia Hector, espero que esta excursion te ayude a llevarte un buen recuerdo de nuestra Sierra.
