El proceso de fabricación de los esquís de taller, y algunos tope de gama como los Volkl Racetiger, o similares, pueden llegar a ser similares.
Los esquís con construcción en Sandwich comienzan con el ensamblado de las piezas, y el encolado a mano. Una vez hecho esto se introduce en los moldes, se aplica calor, y finalmente se rectifica, afila, y encera el esquí.
Los esquís de taller son tablas con construcción en Sandwitch, pensados para la competición, y con materiales de más calidad, mejor torsión, y flexión, y suelas mucho más elaboradas, que los esquís de gama alta.
Además el proceso de elaboración del esquí es mucho más cuidadoso que un esquí "manufacturado", y las cotas se adaptan a la normativa vigente de la FIS (Federación Internacional de Esquí) para la modalidad que hayan sido diseñados.
Los primeros esquís de taller que se utilizaron en competición fueron unos Vector de Head que, allá por los años 60, emplearon una lamina de neopreno para evitar la oxidación de las capas de aleación, además de tener la propiedad de absorver vibraciones.
Otra diferencia de un esquí de taller es la ausencia de los típicos adornos, tales como las barras que utiliza salomón, en los Crossmax v12, por ejemplo, que se emplean principalmente en los esquís comerciales. Uno de los motivos por lo cual se incluyen estos "extras" en los esquís comerciales es para intentar domarlos, y que se adapten a un mayor número de público, o darle una mayor tirada de ventas a unos modelos determinados.
Muchas marcas incorporan esquís de taller a sus catálogos, ya sean Head, Dynastar, Rossignol, Nordica, etc. Aunque hay marcas con una vocación aún mayor hacia este tipo de esquís, como son Vist, stockli, o Nava, entre otras tantas.
Estas son algunas de las diferencias, aunque existen algunas más.