Los que me conocen saben de mi debilidad por un valle de los Pirineos que rebosa tranquilidad y belleza a partes iguales y que esconde tesoros que todos deberíamos conocer. He estado allí en invierno centenares de veces, pero en verano sólo lo habré visitado tres o cuatro veces, la primera de ellas en 2002. Pero fue precisamente durante una de esas visitas a este lugar cuando me di cuenta de que era la montaña lo que me gustaba de verdad en verano. La playa, aunque había ido toda la vida, no podía competir con el destino que acababa de conocer, la montaña. Las siguientes visitas ya serían en familia.

Pues bien, este año, aprovechando que teníamos que pasar un día en el Valle de Arán, hemos hecho una parada en el Valle de Boí. Siempre que vas a algún sitio con las expectativas muy altas corres el peligro de salir defraudado, pero, una vez más, no ha sido así.

Os intentaré contar un poco cómo ha ido. Es posible que no sea demasiado objetivo porque siendo verdadera devoción por este lugar desde que mis padres nos llevaron aquí en el año 92. Es un bueno conocido, un valor seguro que siempre que se pone a tiro, cae.
¿Por qué aquí?
Hay muchas zonas de montaña que pueden ser un buen destino para pasar unos días de vacaciones en familia: paisaje, fresquito, tranquilidad,.... Pero cuando pones a niños en la coctelera de un plan de vacaciones, cuanto más fácil sea todo, mejor. Y aquí te lo ponen fácil por una serie de motivos:
- Todo centralizado. El resort situado en Pla de l'Ermita es una zona que alberga hoteles, restaurantes, alguna tienda y, lo más importante, una zona bastante grande con piscinas, minigolf, ping pong, fútbol,... Y todo para los alojados en el complejo. Todo esto da como resultado que sea bastante fácil no sólo jugar, sino socializar con los niños que corren por allí. Porque los niños, con más niños, siempre lo pasan mejor.
- En esta línea, también hay un plan diario de actividades montadas para los más pequeños, de manera que también interaccionan con otras personas de su edad.
- Si lo que quieres es hacer otro tipo de cosas, como deportes de aventura, excursiones, etc. puede acudir al centro de actividades y allí mismo te informan y puedes contratar actividades. Hay multitud de cosas que hacer para todos los gustos.
- En general hay que recorrer pocos kms para poder hacer todo lo que quieras, lo que se agradece cuando has tenido que llegar hasta allí.
Hasta aquí a nivel logístico, que es muy importante cuando viajas con niños y no te quieres complicar la vida, pero luego está el contenido, que no puede defraudar. Dejando de lado la belleza de esta zona, que es indiscutible, en este pequeño valle encontramos tres elementos que justfican una visita por sí mismos:
1. Parque Nacional
Aquí se encuentra uno de los 8 Parques Nacionales que hay en la Península Ibérica y uno de los dos que hay en los Pirineos, el de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.

No sólo los muy montañeros pueden adentrarse en el parque y hacer una buena excursión. Las hay para todos los públicos. Hay un servicio de taxis que sale de Boí (unos 5 km por debajo del complejo de Pla de l'Ermita) y te deja en el parque, entre los lagos de Llebreta y Llong. Acceder a este último es un paseo muy agradable y al alcance de cualquiera que quiera disfrutar de este entorno.
2. Conjunto románico
La lista de elementos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es como la Guìa Michelín de los monumentos a visitar. Si están allí es que valen la pena. No hace falta ser un entendido para darse cuenta de que lo que esconde este valle es de visita obligada, aunque tengas que venir desde Noruega. ¿Os imagináis una ciudad con dos catedrales como la de Reims o París? Pues que en un solo pueblo como Taüll haya dos iglesias románicas del máximo nivel da una idea de lo que pudo ser esto hace 900 años, cuando los señores de Erill estaban al frente. Aunque ya lo hayas visitado, el montaje audiovisual que hay actualmente en Sant Climent de Taüll justifica el viaje.

3. Fallas
Aquí la Unesco ha vuelto a poner estas montañas en el mapa y ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad las fallas del Pirineo, muy típicas en esta zona y que congregan a grandes multitudes durante su celebración. Cada pueblo las celebra en una fecha distinta. Por desgracia, nunca hemos coincidido con ellas.

Nuestra experiencia
Llegamos un domingo. La primera sorpresa fue ver que estaba todo muy lleno. Recordaba que en verano estaba animado, pero no hasta este extremo y menos en julio. En cualquier caso, nada grave, sino todo lo contrario, es una alegría ver que las cosas van bien.
Alojamiento
Hay muchos alojamientos en la zona, pero nosotros buscamos disponer de todos los servicios que proporciona estar en Pla de l'Ermita. Aquí hay desde apartamentos sencillos a hoteles. Nosotros hemos estado en el Aparthotel Augusta. Es una buena opción si quieres estar todos juntos y tienes la opción para cocinar algo. Un alojamiento cuidado y con todo lo necesario para pasar una buena estancia y el personal muy amable, como siempre.




Actividades
Juegos en el Pla de l'Ermita
Es imposible resistirse a las tirolinas, ping pong , minigolf,... (si no llevas palas o pelotas te los dejan allí) o piscina. Va muy bien para llenar horas muertas antes o después de alguna actividad. Y como están allí al lado, pues caen. Y lo mejor, si quieres, mientras unos juegan puedes estar tomando algo tranquilamente en la terraza de enfrente.



Barranquismo
Lo primero que buscamos fue un plato fuerte: barranquismo. Estuvimos dudando entre rafting y esto y al final nos decantamos por bajar el río a pie. Es un buen plan para todas las edades y la opción que escogimos era bastante asequible, la bajada por el Río Blanco.
El punto de encuentro es en Pont de Suert y desde allí se va a la zona marcada en el mapa (abajo a la izquierda), que está bastante cerca. Te dejan todo el material y entre que llegas, te vistes y hacer el recorrido, son unas 3h. Éramos unas 12 personas con 2 guías.




Parque Nacional
No podía faltar la visita al Parque de Aigüestortes. Pedimos consejo al centro de actividades y decidimos coger un taxi desde Boí, que salen con mucha frecuencia y ya no son los Defender que recordaba. Ahora se sube en unas cómodas furgonetas, la mayoría Volkswagen Caravelle. Si no quieres coger el taxi, puedes subir a pie, que no es demasiado, pero con niños, mejor coger el taxi. Si buscas una salida suave, puedes ir hasta el Estany Llong, que es lo que hicimos nosotros. Son 10 km ida y vuelta y unos 170m de desnivel +, apto para cualquiera.



Estación de esquí
Un buen aficionado no puede dejar de escuchar la llamada de una estación, aunque sea verano. Y claro, tuvimos que subir....

El acceso a los parkings está cerrado a los coches, por lo que te tienes que quedar en la puerta. No había nadie y mientras paseaba por allí no pude dejar de pensar en esto, vivido unos meses antes:
La carretera que lleva a la estación es preciosa y lástima que no llevaba la bici, porque habría sido bonito hacerla.

Románico
La visita al conjunto románico es un buen plan para los días que no hace buen tiempo. En nuestro caso, una mañana llovió un poco y aprovechamos para volver a ver el audiovisual de Sant Climent.




Y vale la pena subir la empinada escalera del campanario, con buenas vistas
Piscina
A mí el agua no me atrae demasiado, pero a los niños les encanta, así que tener una buena piscina a mano se agradece. Están las piscinas de la zona de juegos en el centro de la urbanización y la propia del hotel.


Y siempre puedes ir al SPA que hay en el mismo Augusta, con el agua templada. El cristal da a la piscina exterior del hotel, por lo que las vistas son muy buenas. Nosotros aprovechamos el último día, que llovía un poco, para probar.
Comidas
Los desayunos y las cenas los haciamos en el hotel. Hay que decir que cuando he venido en invierno no había buffet en la cena, pero ahora sí. La calidad no es tan buena como con la carta, pero es más fácil y divertido para los niños.

Aprovechamos las comidas para visitar dos restaurantes que nos gustan de la zona:
Sidrería Karpanta. Desde que abrió hace ya unos cuantos años en Pla de l'Ermita, José María sigue ofreciente el mejor producto a sus clientes. Chuletones de Guikar que se deshacen en la boca y una carta de vinos que quita el hipo a precios muy aceptables. Y para acabar, déjate aconsejar con algún licor o pídele un gin tonic como sólo él los prepara.
Ca la Pepa. En Boí. Una opción muy recomendable para ir con niños. Hamburguesas, tostadas, ensaladas,...
Y aunque esta vez no hemos tenido tiempo de visitarlo, también tenemos como favorito a El Caliu, en Taüll, uno de los restaurantes que están ahí desde los inicios. Por algo será.
Y colorín, colorado, unas rápidas vacaciones que se han acabado. Todos quieren repetir y nos vamos con la sensación de que han faltado días, así que esperamos poder volvernos a ver las caras dentro de poco. Y ahora, a volver a sufrir los calores de la ciudad.
