Parece sacado de un libro de ciencia ficción, pero en enero de 1996 se publicaba la siguente notícia, que parece calcada a lo sucedido en los Alpes en los últimos días:
La abundante lluvia caída entre la noche del lunes y el martes provocó no sólo el corte de carreteras y el aislamiento de varios núcleos habitados en las comarcas de Lleida, sino que disparó la alerta en varias poblaciones por el peligro de desbordamiento del Segre. Durante todo el día de ayer hubo inquietud en Ponts, Balaguer y La Granja d’Escarp por la crecida del canal del Segre, que se vio favorecida por el desembalse de parte del agua de los embalses de Oliana y Camarassa.
Las nevadas caídas son las más importantes que se han registradoen un mes de enero de los últimos 40 años. El carácter extraordinario de esta nevada se podía comprobar en la estación de esquí Boí-TaüIl, en l’Alta Ribagorça, donde se cosiguieron espesores históricos de hasta 7 metros. Responsables de la estación apuntaron que era materialmente imposible abrir los remontesy que probablemente deberían efectuarse voladuras para provocar aludes que estabilicen la nieve. La Molina, Masella y Vallter 2.000, en el Pirineo gerundense, tuvieron que cerrar también sus pistas con más de cuatro metros de nieve.
Recuerdo el teleski Erta de Boí Taüll completamente enterrado en la nieve. Espectacular. Vamos, igual que ahora.
El parte de nieve de La Vanguardia de unos días después lucía así:
A ver si algún año nos cruzamos con un enero como ese y se repite la historia. Porque, repetirse, seguro que se repite, pero esperemos que no tengan que pasar demasiados años.