Esquiadores: Dani Maza, Adrián Clemente
Fotos: Eva Marquès Requena
Nivel: iniciación / ✔ medio / ✔ experto
En la anterior entrega explicábamos que, con independencia del nivel que tengamos, el esquí exterior es el que controla la ejecución de los virajes. Esto es aplicable tanto para el debutante que hace giros en cuña como para el experto que conduce con precisión sobre los cantos.
De acuerdo. Pero entonces surge la cuestión: ¿qué hago con el esquí interior?
Es una pregunta que a menudo me hacen mis alumnos. Como el protagonista de la curva es el esquí exterior, de manera involuntaria se deja un poco de lado la importancia del trabajo con la pierna interior.
Pero, al fin y al cabo, se esquía con ambos pies… así que vamos a ver qué hay que hacer y qué no hay que hacer con el esquí interior.
Para que ambos esquís trabajen correctamente, tenemos que activar ciertos gestos y movimientos que nos den la estabilidad necesaria. Como hemos dicho, el exterior es el actor principal. Pero el interior también cumple su función, aunque debe quedarnos claro que su protagonismo es de acompañamiento, proporcionando estabilidad. A la pierna interior no hay que darle más carga que la que recibe naturalmente por su propio peso.
La norma es que tenemos que apoyar la pierna interior en el suelo, pero nosotros no nos tenemos que apoyar en ella.
Incorrecto: excesiva inclinación de la rodilla interior
De manera errónea, el carving llevó a muchos a esquiar de esta manera. Adrián está buscando la conducción mediante una inclinación excesiva de la rodilla interior hacia dentro de la curva. Un gesto que incluso puede ser peligroso y provocar alguna lesión.
La conducción la debe marcar siempre el esquí exterior, cuyo apoyo nos proporciona la confianza necesaria.
Incorrecto: demasiado apoyo en el interior
En este caso, buscamos la conducción sólo por inclinación del cuerpo, sin consolidar el apoyo en el exterior. Esto provoca que nuestro centro de gravedad se desplace en exceso hacia el interior del viraje e, inevitablemente, cargamos demasiado peso sobre la pierna que no toca. No hay que olvidar que el esquí que dirige la curva es el de fuera.
Incorrecto: “tirar” del brazo exterior
Otro error frecuente es, en la finalización del viraje, buscar la conducción “tirando” del brazo exterior hacia delante. Un gesto que, de manera automática, provoca una rotación del tronco hacia el interior y que tiene el mismo efecto negativo que los dos fallos anteriores: trasladamos demasiada carga al esquí interior.
CONSEJO
Para repartir de manera eficiente las presiones en los pies es importante llevar la separación correcta de piernas, como explicábamos en este artículo.
Es muy recomendable revisar nuestra posición habitualmente, algo que se puede hacer en cualquier momento, no sólo con los esquís puestos.
Estando de pie, nuestra posición debe ser natural, situando la articulación del fémur en la cadera sobre la vertical de su pie respectivo.
Alguien se puede sorprender al comprobar que la separación es inferior a la que nos parece la correcta. Pero es que, si separamos mucho los pies, las fuerzas se dispersan.