Este viaje lo organiza Travelkids. Yo fui a trabajar grabando y documentando las actividades que se realizan durante el mismo, pero sigue siendo una experiencia que merece la pena contar.
Ya sé que un post en Nevasport sin esquí es un post abocado al fracaso pero os invito a que echéis un ojo a la segunda parte del vlog del viaje a Saariselkä, donde visitamos la tierra de Papá Noel, y nos dimos una vuelta en trineo de huskys. Después del vídeo os explico un poco más de lo que no se ve.
La visita a la granja de renos obviamente encierra alguna sorpresa que no se puede desvelar, pero conviene decir que los renos tenían pinta de bastante mágicos, no os digo más.
El paseo en trineo de renos fue algo agradable, ibamos a velocidad de paseo, pero después de que anocheciera (a las 2 de la tarde) y ya hubiera podido darles de comer, se quedaron tranquilos en su recinto y los pude ver correr, interactuar y moverse libremente. Son animales semisalvajes y aunque están acostumbrados a los humanos se nota que no están en su estado "natural".
Hay que decir que los pobres elfos que nos acompañaban y que siempre estaban atentos de los niños y de los padres se tiraban algunos casi todo el día en el exterior. Ese día hubo temperaturas de -15ºC pero con bastante viento y nieve casi constante. No me quiero imaginar como puede ser un día más duro.
Al día siguiente fuimos a conducir trineos de huskys, y aunque yo iba principalmente a grabar la experiencia, tengo que reconocer que me causó cierto conflicto interno. Obviamente estos perros están bien cuidados y adaptados de sobra al frío. Al llegar vimos las casetas individuales para cada perro y muchos estaban esperando fuera, algunos tumbados en la nieve.
Cuando les ponen el arnés y los preparan para tirar se ponen muy nerviosos, ladran y quieren empezar a correr cuanto antes, se nota que están adiestrados para ello y lo llevan en el ADN. En cuanto levantas el pie del freno y la cuerda pierde tensión empiezan a correr como locos y hay que ir frenándoles casi constántemente porque siempre quieren ir más rápido.
El recorrido que hicimos era bastante complicado, con bastantes subidas y bajadas y zonas inclinadas lateralmente, uno de los trineos llegó a volcar y no pudimos cambiar de conductor a la mitad. Los perros siguen al grupo de delante (en nuestro caso una moto) pero hay que ser hábil para ir cambiando el peso entre los pies para contrarrestar las curvas, ir frenando e incluso empujar en las cuestas arriba.
Al acabar, los perros estaban muy tranquilos, se dejaban acariciar. Se les notaba dóciles e incluso juguetones. Como alguien que ha tenido perro como mascota, se me hace bola pensar que estos perros están ahí solo para llevar a turistas durante un rato. También pienso que probablemente estén mejor allí en Laponia, corriendo un rato cada día, que encerrados en casas durante 23 horas soportando los veranos españoles.
En cualquier caso, después del paseo nos tocó descongelar los pies al fuego, y es verdad que fue una experiencia bastante traumática, si encima no has podido moverte durante los 40 minutos del viaje os aseguró que llega a ser muy muy doloroso. Al final del día volvimos a la estación de esquí, eso sí, por la carretera y hasta la cota alta y estuvimos en la cena y fiesta de fin del viaje.
En global ha sido una experiencia inolvidable. Se la recomiendo a cualquiera con niños que quiera darle un extra de magia a la Navidad.