Este viaje lo organiza Travelkids. Yo fui a trabajar grabando y documentando las actividades que se realizan durante el mismo, pero sigue siendo una experiencia que merece la pena contar.
Estrenar temporada de esquí en Laponia a -17ºC de temperatura es algo que nunca hubiera pensado que iba a hacer. Tengo que reconocer que destinos como Alaska, Noruega o USA estaban bastante más arriba en mi lista. Pero cuando surge la oportunidad, hay que aprovecharla. Primero os dejo el vídeo y luego os sigo contando.
Ya van varias temporadas de Cota Zero en las que en el puente de Diciembre perdemos a Uri por las remotas y frías tierras de Papá Noel. Le toca currar y hacer realidad los sueños de un montón de niños que quieren conocer la mágica morada de Santa Claus. Pues bien, como suele ser habitual, este año consiguió liarme a mí también para irme con él.
Tengo que reconocer que yo de niño tengo poco, pero de ilusión voy bien cargado. Ver Auroras Boreales es algo que muchos tenemos en nuestro checklist. Pero yo, como aficionado a la ciencia ficción, me quedaba más de una vez al día embobado simplemente pensando en que estaba en una zona del planeta donde no se ve el sol durante más de un mes.
Estuvimos alojados en Saariselkä, 250Km al norte del círculo polar ártico. Un pequeño pueblo con todas las comodidades básicas, sus restaurantes, hoteles, tienda de souvenirs, gasolinera, hasta una estación de esquí. En cuanto caminabas un poco te salías del pueblo y solo había bosque nevado por todos lados.
La estación de esquí de Saariselkä es la que más al norte se encuentra de Europa entre las que abren durante todo el invierno. Riksgränsen en Suecia le gana en latitud, pero no abre hasta primavera.
Esquiar en Saariselkä sale caro. Tiene un forfait de día, pero el de 3 horas suele ser el más recomendable, ya que el frío limita bastante la cantidad de bajadas que apetece hacer. Sale por unos 50€ y el alquiler por otros 40€. Si además necesitas una taquilla añade algo extra.
Eso sí, la nieve es increíble, y las vistas también, de 10 de la mañana a 1 de la tarde teníamos algo de claridad, no es de día del todo, pero el cielo se ilumina y las vistas desde lo alto de la montaña son impresionantes en un país que destaca por ser bastante plano.
Además de escaparnos para esquiar durante un par horas, pudimos disfrutar y grabar de otras actividades típicas de la zona como montar en motos de nieve y dar un paseo nocturno (a las 4 de la tarde) con raquetas por el bosque con unos guías.
En el próximo post visitamos la granja de Santa, damos de comer a los renos y mucho más. Me lo pasé como un niño más en un entorno de ensueño.