Béjar-La Covatilla, perfecta para iniciarse
“Nosotros somos una estación de iniciación. Tenemos una de las mejores zonas de debutantes de España y la configuración de nuestra montaña permite aprender y avanzar. Luego, asumo que en muchos casos somos una estación de paso y lanzamos a los clientes a otras estaciones que tienen más desnivel”. Así de claro lo expone Javier Conesa, Responsable del Area de Montaña y de la Escuela de Esquí.
Conesa es lo más parecido a un director en Sierra de Béjar-La Covatilla, pero además de coordinar la estación, da clases de esquí y hace relevos en los remontes. Es el día a día de una estación 100% municipal de un pueblo con apenas 15.000 habitantes y que apuesta por el esquí. La gestión de la estación, de propiedad pública, estaba en manos privadas y entró en concurso de acreedores. El Ayuntamiento volvió a asumir la gestión y el año pasado logró 650.000 euros de beneficio para poder reinvertir. Pero nadie tira las campanas al vuelo: este invierno está siendo duro para todos.
La estación es agradable por muchos motivos. El primero, porque nos recibe cargada de nieve y con un día espectacular que nos permite contemplar unas pistas al borde del valle. Como pasa en La Pinilla, La Covatilla está en la última montaña antes de la meseta, así que para ver paisaje de montañas (Gredos) hay que asomarse “por detrás”. Lo que hay por delante es La Meseta y Béjar, tierra de campeones ciclistas, que se asoma debajo de todo enlazado todo por una carretera de pendientes impresionantes. “Sí, pero probablemente somos la única estación en tener tan cerca la autovía”, nos dice Javier Conesa. Y es verdad: en cuanto bajas a Béjar, allí espera la autopista, cerca de Salamanca, cerca de Portugal (40% de los clientes)… “Y a dos horas y poco de Madrid”.
Pero La Covatilla también es agradable por muchas más cosas. Lo primero, su personal. Gente joven y de la zona, que saludan y sonríen (igual tuve suerte). No hay trabajadores fijos en La Covatilla. Ni el “director”. Entran en “pretemporada”, en septiembre, y acaban con la temporada de esquí. Es la única estación de esquí del Reto 33 Estaciones que no tiene personal fijo. Aunque también es cierto que la época es de transición: todavía no se ha decidido si volver a delegar la gestión en una empresa privada o asumirla municipalmente. Yo apostaría por lo segundo.
La estación es muy fácil en todos los sentidos. Fácil de entender, porque todo lo tienes delante, con pistas frontales, por la derecha y por la izquierda, pero todo muere arriba en el vértice geodésico (a 2.369 metros, no está nada mal para el Sistema Central) y abajo en la cafetería. Se sube al nivel intermedio por una silla (lenta, de pinza fija) y de ahí arriba en una percha. La zona verde está abajo, es amplia y separada de todo, así que no hay mezcla de niveles de esquí con los aprendices. “Los niños pueden esquiar solos sin problema”. Y los ya iniciados, pero no expertos, pueden subir hasta la cota máxima (desde la que las vistas son espléndidas en un día como el que tenemos) y bajar por pistas dulces. Porque Béjar-La Covatilla también es fácil en este punto: no hay ninguna pista con pendiente fuerte. Las marcadas como rojas serían azules en otras estaciones. La Covatilla es perfecta para aprender y para rodarse, para coger confianza y para matar el gusanillo. Pero si eres de los que se aprieta fuerte la botas, ni siquiera el fuera de pista te parará el corazón.
Un clientes bromeó en la silla: “en La Covatilla no sabes si subes o bajas”. Es un chiste cruel. Hay casi 400 metros de desnivel y pistas con niveles para el 80% de los esquiadores. Sólo los que busquen rojas exigentes y negras tendrán que inventarse recorridos por los laterales. Aunque ojo, que aquí sopla el viento, es una montaña desguarnecida, y eso genera nieve difícil si no está pisada. También genera mucho trabajo de recuperación de nieve volada y problemas con parones de la silla. Pero es que a veces se nos olvida que el esquí es un deporte de alta montaña que hacemos precisamente en invierno… ¡No es fácil encontrar sol y moscas!
La estación es modesta pero moderna (año 2.000). “Esta es tierra de montañeros más que de esquiadores, aunque mira esta foto (y nos muestra la foto que os reproducimos, de esquiadores de la zona en 1.929). Había un motor de Vespa con un remonte, afición y se dio el paso para una estación, con muchos problemas. Primero, el lugar elegido era Candelario, donde ya se intentó montar una estación en 1960. Pero no pudo llegarse a un acuerdo con los propietarios de los terrenos, lo que volvió a pasar en tiempos más recientes”. Así que La Covatilla fue el plan B, pero con todo el proyecto claro, las obras estuvieron detenidas en Bruselas durante mucho tiempo por una protesta ecologista. Finalmente, en el 2.000, La Covatilla fue una realidad.
Otro punto fuerte de Béjar-La Covatilla es su nieve. Cada estación es un pequeño ecosistema, y esta montaña es extraña. Por una parte, es el primer macizo montañoso desde el Atlántico, que “en línea recta está a unos 150 kilómetros nada más”, lo que supone humedad, manguito y problemas para la nieve de cultivo. Pero también es una zona muy expuesta al viento y al sol, lo que no es bueno para la nieve… Excepto en primavera, donde se seca con facilidad. “Nuestra nieve en primavera aguanta mucho, es de gran calidad. Esquiar en primavera aquí de 11 a 14 horas es brutal”, nos dice orgulloso Conesa.
Y hemos citado que La Covatilal es agradable porque, sobre todo, detectamos ilusión en su personal. Pese a la dureza de este invierno, están pensando en crecer. Primero, en cañones, ya que la configuración actual es un poco surrealista y obedece a cotas y no a pistas. ¡Ni siquiera la pista central está completamente innivada! Pero también en dominio, hacia el Valle de la Cardosa, para completar 40 kilómetros de pistas. “Nuestro objetivo es duplicar o triplicar el número de esquiadores en temporada alta, llegar a 5.000. Ya tenemos un plan director aprobado con una desembragable y más pistas, sólo falta el dinero….”.
Bienvenidos a la Covatilla. Zona de esquí verde. Zona azul. Y también zona roja, porque es la tierra del jamón, que no todo es esquiar.