Carta de un profesor en "dique seco"

Permitirme que me presente, soy un profesor como muchos de vosotros que viven por dentro y por fuera su trabajo pero que este año no puedo ejercer por enfermedad.

Desde el último día de la temporada no he sido capaz de desconectar de mi trabajo como profesor ni un sólo día, ¿qué raro no?, porque todos desconectamos de nuestros trabajos aunque sea un sólo día. Pues yo no.

Lo lamento, pero de mi cabeza fluyen y emanan constantes pensamientos sobre mi trabajo, sobre la nieve, sobre la figura del profesor de esquí, sobre como mejorar nuestro mundillo...Tanto que cuando conozco a alguien nuevo, sea chico o chica, no pregunto sí estudia o trabaja, sino ¿sabes esquiar?, ¿te gusta la nieve? A partir de aquí pierdo la cabeza, el sentido del tiempo y la cortesía y de mi boca se agolpan por salir cientos de frases sobre la nieve.

Parezco casi más un comercial que un profesor, muchos/as aguantan, imagino que porque me ven vivirlo con pasión aunque sea en una terraza en el verano con 35 o 40º de temperatura, con las chancletas, la cervecita y la ración de calamares en la mesa mientras se escucha el ruido de las olas rompiendo en la arena.

Pero este año no es así, este año no puedo trabajar como profesor, este año las cosas son diferentes, por motivos de salud no podré trabajar.

No podré llevar ese uniforme que me identifica como profesor en la estación. No podré llevar ese uniforme del cual me siento orgulloso y al cual tengo lealtad infinita, sea del color que sea, independientemente de si el jefe o los jefes de la escuela son unos talibanes o mercenarios de la nieve, como me tocó sufrir en el pasado, o son magníficas personas y excelentes profesionales como la copa de un pino, como en la actualidad. Sí, siempre he sido leal a mi trabajo y a mis alumnos y eso es que es lo que realmente importa.

Este año no podré estar con mis alumnos: Mikel, Carlos (al que le regalé mi muñequito de la infancia que le llamaba Pancho), Martita (ese bichín que empezó con tres añitos y medio y que le decía que no mirara tanto la nieve que la iba a fundir con sus ojazos y su tierna sonrisa y ahora es una maquina de hacer curvas), Virginia, Pedro…… y tantos y tantos a los que, cada día cuando nos vemos por las pistas, nos saludamos con gran afecto.

Este año no podré estar en la cola del remonte como profe, contando 1, 2 3,4…., me falta uno. Miro atrás y está Carlos haciendo de las suyas (sólo tiene 4 añitos, es lo normal con esa edad). ¡Carlos, quieres dejar de jugar con el bastón porfi y venir con los compañeros que ya están subiendo por el remonte!. Disculpe, le digo a un señor/señora, ¿le importa dejar que Carlos pase delante suya? es un poco trastín. Ellos me responden con una sonrisa complice y ayudan a Carlitos a ponerse a mi altura. Menos mal que siempre estoy atento y vigilante y ya tengo muchas tablas. Mi cuello es como el de ET, se eleva y gira 360 grados, jeje.

En mis principios de profesor , hace 10 años, en lugar de estar fulanito casi a mi lado lo tenía al final del todo y montaba cada pollo en la fila del remonte que los pobres remonteros de la zona de embarque cuando me ponía a su altura con unos goterones de sudor por la frente me sonreían y seguro que por dentro pensarían: tranquilo compañero, poco a poco lo conseguirás. Yo les contestaba siempre ¡muchas gracias campeón/a! ¿cómo llevas el día? ¡Espero que no sea un día difícil!, chao. Yo mientras estaba en la silla, tenía los brazos abiertos para que ningún pequeñajo se me cayera.

A la llegada era otra historia, si era la primera vez que los peques o los adultos subían, marcabas un gesto a los/as compis de la zona de desembarque para que aminorasen la velocidad del remonte y se pudieran bajar con comodidad y mayor seguridad mientras estabas con miles de ojos puestos en tus alumnos. Por supuesto, después de su ayuda,q esas gracias y esa sonrisa tuya que imagino que les gustaría y les agradaría tras ver como cientos de personas pasaban delante de ellos y no les decían nunca nada.

¿En que ha cambiado la historia a lo largo de los años?, en nada, sólo en un mayor control de tus alumnos, experiencia y conocimientos, pero les sigo sonriendo, hablando con ellos, dándoles siempre las gracias a los/as compis, enseñando a mis alumnos ha hacerlo, a que les digan buenos días, buenas tardes, gracias adiós… y en que tengo alguna canilla de más jeje.

Este año estaré en la fila del remonte como uno más, pero no seré un profesor por fuera, sólo lo seré por dentro, seguiré limpiando la entrada de mi escuela con la pala, seguiré sonriendo a todos, dando las gracias a todos y ayudando a todos, hablando con todo el mundo, recordando a los demás las normas FIS (aunque al no llevar el uniforme me pueda crear algún problema), saludando al de la quitanieves con el claxon cuando a primera hora nos cruzamos por la estrecha carretera y él ya lleva varias horas trabajando y nunca su trabajo es bien agradecido por nadie. Seré el mismo por dentro en estos aspectos,irradiaré tanta energía positiva que podría encender una bombilla.

Pero realmente por dentro llevaré sufrimiento, pena, desilusión sentimiento de fracaso, esto de estar una temporada sin trabajar ya lo he vivido una vez y es horrible, me corroe el corazón, me entristece, me desquebraja, me consume y me hace agonizar lentamente.

Ahora estáis todos/as inmersos en partes meteorológicos, ansiosos, sonrientes contentos, limpiando, reparando, haciendo los preparativos de última hora, poniendo la maquinaria a punto. Algunas estaciones ya han abierto y la mía próximamente lo hará. Yo estoy mal, muy mal, os tengo una inmensa envidia a todos: prof@s, remonter@s, pister@s, nieve artificial, pisanieves, quitanieves ……….

Aunque ese día caiga una buena capa de nieve y esté haciendo Freeride y gozando como un loco sin embargo os seguiré mirando y sonriendo a todos vosotros comp@s de la nieve y pidiendo a los dioses porque el año que viene prefiero estar con un cuñero que haciendo Freeride.

Perdón a tod@as, jefes, compañeros, alumnos… por haberos fallado esta temporada, no ha sido culpa mía. Este año me toca estar en "el lado oscuro", pero espero que la temporada que viene pueda estar a vuestro lado, codo con codo, partiéndome la vida para seguir haciendo de este deporte y de este mundo blanco lo que es, una maravilla.

No digo adiós sino un hasta luego. Chao. Si podéis leer mi carta y a la vez escuchaís: A Moment In A Million de Years (Scorpions) notaréis mi desgarro y mi tristeza interior.

Un profesor.

Eso sí, la temporada que viene ¡cuidadín, cuidadín, que arraso!