Desde el pasado domingo 22 de marzo se ha prohibido los viajes dentro del país que no sean imprescindibles según informó el propio primer ministro de Australia, Scott Morrison en rueda de prensa, donde añadió que cafeterías, pubs, restaurantes, hoteles, tiendas o gimnasios se verían duramente afectados por estas normas ya que se limitará el número de personas que podrá acceder a estos locales.
A todo esto se suma que tanto Australia como Nueva Zelanda tienen sus fronteras cerradas a todos los extranjeros excepto a los trabajadores sanitarios y humanitarios, además de aquellos que tengan la ciudadanía de alguno de estos dos países, residencia o sean familiares cercanos de estos. Es una situación que se está dando en todo el mundo, incluso entre estados de la Unión Europea, donde se han tenido que habilitar fronteras provisionales donde hacía años que habían desaparecido todo rastro de ellas.
Ante esta situación muchas estaciones de esquí temen que la temporada no pueda ni siquiera comenzar en la fecha marcada. A diferencia del hemisferio sur donde el estado de emergencia por el coronavirus llegó con la campaña ya casi en sus semanas finales, en Australia y Nueva Zelanda podrían pasar un año en blanco.
Una de las empresas más afectada sería Vail Resorts, quien invirtió el año pasado 179 millones de dólares en la compra de las estaciones de esquí de Mount Hotham y Falls Creek. En 2015 se había quedado con Perisher Blue, el complejo invernal más grande de Oceanía.
De todas maneras la empresa confía en que las duras medidas impuestas por el Gobierno de Scott Morrison tengan efecto y para el 6 de junio, fecha programada para el inicio de temporada, se hayan relajado algunas restricciones, o que sea unas semanas más adelante,
Algunas estaciones han comenzado a enviar cartas a sus clientes para anunciarles que aceptan políticas de reembolso de los viajes contratados para este invierno. Así mismo, también se devolverá el dinero de los forfaits de temproada ya adquiridos en caso de que no se abriera la temporada o se retrasase.
La anulación de la temporada o el retraso en su comienzo, sería un fuerte golpe para las poblaciones de los Alpes de Victoria, la cadena montañosa donde se encuentran la mayoría de estaciones de esquí, después los grandes incendios forestales de este pasado verano. A la pérdida económica que significó la caída de los ingresos por turismo en el mes de enero por culpa de las llamas, ahora se sumaría la cancelación de la campaña.
Desde los Ayuntamientos de estos pueblos, piden a la población que se siga estrictamente los consejos de aislamiento del Gobierno de Australia para ayudar a contener la propagación de COVID-19 y ayudar a tirar la temporada de esquí adelante.
Por su parte la Australian Ski Areas Association (ASAA), entidad que reúne a los operadores de estaciones de esquí del país, publicó esta semana un comunicado en el que informaba a los esquiadores que se estaban preparando para abrir la temporada,
Los resorts, que juegan un papel importante en impulsar las economías locales en las comunidades afectadas por los incendios forestales, como las Snow Mountain en NSW y Bright, Mansfield y los alrededores de Victoria, continúan trabajando desde verano para que estén listos para sus huéspedes en invierno"