En la estación de esquí de Heidi Alm, los técnicos de este complejo invernal austriaco aseguran que se hicieron todas las mediciones los días previos a que entrara la máquina al lago Falkertsee. Poco antes de la medianoche del 22 al 23 de diciembre con los 20 centímetros mínimos de grosor de hielo, la pisapistas estaba pasando por encima de la superficie congelada, cuando se abrió de repente tragándose este vehículo de gran tonelaje. El conductor de 38 pudo saltar a tiempo y celebrar la Navidad con su familia, eso sí con el susto en el cuerpo todavía dentro.
La mala fortuna quiso que el suceso ocurriese en el punto más hondo del lago, unos 12 metros de profundidad. Como la máquina no se puede quedar ahi dentro a la espera del deshielo porque para entonces podría haber provocado daños irreparables al fárgil ecosistema de ese lago alpino, se tuvo que activar rápidamente un sistema de rescate.
Lamentablemente esto no es la primera vez que esto ocurre. En 2009 se hundió una máquina en Tignes. Allí el acccidente se saldó lamentablemente con la muerte del conductor y no se puso sacar el vehículo hasta un año después dada la complicada situación de la zona. Más suerte tuvo otro maquinista en Stryn (Noruega) cuando en enero de 2012 se metió en un lago sin querer al no llevar el GPS conectado y acabó hundiéndose. En ese caso sí sacaron la pisapistas del agua a las pocas horas del accidente.
Entonces varios buceadores se meten en el agua y colocan unas grandes bolsas de aire que después se inflan desde fuera hasta que acaban empujando al vehículo hasta la superficie. Acto seguido entra en acción otra máquina pisapistas pero con cabrestante, que tira del vehículo hundido hasta dejarlo completamente fuera.
Es una operación que entraña mucho riesgo teniendo en cuenta que varias dotaciones y personal cualificado se coloca sobre una superficie que horas antes no ha soportado el peso de la máquina. En total participaron 75 bomberos junto a una decena de buzos.
Empezaron el mismo domingo 23 de diciembre en cuanto despuntaron los primeros rayos de sol, y ocho horas después el vehículo a estaba fuera del lago de Falkertsee. La máquina, que tiene un coste aproximado de 300.000 euros, se trasladó al hangar para hacer las reparaciones pertinentes y volver a ponerla en marcha.