Pasado el invierno y con el lago totalmente deshelado, comenzaron la tareas de rescate de la máquina, que estaba hundida en el agua a 27 metros de profundidad, pero que al estar a una altura de 2.100 metros es como si estuviera a 42 metros bajo el agua, según los especialistas que realizaron las operaciones de rescate, que tuvieron que usar cámaras de descompresión.
Para la operación se usaron cuatro enormes balones que se engancharon a la máquina. Dos de ellos tenían una capacidad de 4.000 litros de aire, y los otros dos de 2.000 litros. Entre los cuatro eran capaz de elevar 12 toneladas, suficientes para las 8,5 toneladas de la pisapistas. Los cuatro balones fueron enganchadas al vehículo por buzos especializados en este tipo de rescates.
Una vez la máquina estaba en la superficie, una grúa con capacidad para 90 toneladas la izó y la dejó en el suelo, y una vez allí se transportó al hangar, donde se tratará de descubrir algo más sobre el accidente.
Los familiares del fallecido estuvieron presentes durante la operación.