Actualmente el país cuenta con unas 500 estaciones de esquí. El 80% es de pequeño tamaño, y solo la mitad tiene como mínimo un telesilla. El resto o funcionan a base de telecuerdas, o directamente no hay aparato alguno que lleve a los esquiadores hasta arriba. Pero todo esto ha de cambiar antes de 2022. Para entonces todas deberán tener remontes con cierta capacidad, y tienen que haberse modernizado.
Hasta ahora se están equipando principalmente con maquinaria de Japón. Nippon Cable, un fabricante de remontes nipón que además posee varias estaciones y mantiene cerca del 20% del accionariado de Whistler-Blackcomb, es quien se está llevando la mayoria de contratos, pero el austriaco Doppelmyar también está logrando meter algún aparato. Después de haber firmado contratos millonarios en Rusia donde colocó 20 remontes para Sochi-2014, ahora está vendiendo en China una cifra similar, aunque las necesidades son mucho mayores.
El Gobierno chino quiere tener nada menos que 800 estaciones de aquí a 2022. Todas ellas necesitan de todo, desde remontes a máquinaria para fabricar nieve, pisar pistas, de acceso 'manos libres' y.... material. Esquís, chaquetas, tablas, etc... La cultura empresarial de China es fabricarse ellos todo lo que puedan. Primero copian, luego innovan y después inundan otros países con sus productos. Pero en ciertos sectores, el consumidor chino prefiere marcas occidentales. Es el caso de los automóviles, y hasta hace poco de la telefonía móvil. Austria es la principal plaza del esquí de alta calidad, y los chinos quieren marcas de allí.
Los chinos han mantenido contactos, que se sepa, con marcas como Blizzard, Atómica, Head y Fischer. Franz Föttinger, CEO de esta última marca y portavoz de los fabricantes de esquí de Austria, ya ha afirmado que si bien han recibido una propuesta muy seria, no van a vender, aunque si van a extender sus relaciones comerciales con China. Axess, una empresa que fabrica los tornos y software de acceso a los remontes, tambien ha recibido una oferta de compra, pero también la han rechazado aunque sí ha logrado tres contratos con importantes estaciones de allí.
Actualmente se fabrican 3 millones de pares de esquí en todo el mundo y otros 3,1 millones de botas según Föttinger. El 10-15% se queda en Austria. China podría necesitar 100.000 pares de esquís de alpino al año. Y los empresarios chinos quieren fabricarlos y venderlos ellos.
Las cuatro marcas principales de Austria:
- Fischer Ski: Tiene la sede en Ried, es la única cuyo accionariado sigue siendo familiar. Los descendientes de su fundador Pepi Fischer (86 años) matienen el control.
- Atomic: Tiene la sede en Altenmarkt (Salzburgo) es líder mundial y (junto a Salomon) es parte del conglomerado de marcas deportivas de la finlandesa Amer.
- Head: Tiene la sede en Vorarlberg donde controla también la marca de fijaciones Tyrolia. Es propiedad exclusiva del inversor sueco Johan Eliasch, que vive principalmente en Mónaco.
- Blizzard: Tiene la sede en Mittersill (Salzburgo) pero forma parte de la italiana Tecnica- Gruppo (Nordica). Actualmente recibe ayudas del Gobierno para poder seguir.
Estas marcas de momento han dicho que no venden. Las miradas están puestas por tanto en K2 y Völkl. Newell Corp., la empresa propietaria de las dos ya ha afirmado que las ha puesto en venta. La primera de ellas, originaria de Estados Unidos pero que ahora solo mantiene las oficinas en ese país, tiene la fábrica en China, por lo que no será muy complicada pasar a manos de los asiáticos.
Pero los chinos además quieren saber como gestionar los hoteles. Así que se han puesto a comprar empresas hoteleras. En Francia han logrado meter la cabeza en Odalys, uno de los gigantes de la hotelería, donde ya controlan el 35% del accionariado. Y pretendían entrar en la Compagnie des Alpes, la empresa que gestiona más area esquiable del mundo. Un coloso con mas de 15 estaciones en Francia, pero que ya gestiona instalaciones de nieve en Rusia (Rosa Khutor) y en China. Las autoridades francesas de momento han logrado parar el envite.
¿instructores? Pues también! Como no los pueden comprar, están enviando a profesores chinos a Suiza para que les enseñen a enseñar. Pasan alli los inviernos, y luego serán estos los encargados de enseñar a otros en China. Y estos a los más de 300 millones de ciudadanos que el Gobierno colocará a pie de pista de las 800 estaciones previstas.
Lo que el Gobierno chino no quiere, es hacer una monumental inversión en del desarrollo de infraestructuras para acoger las diferentes disciplina de los Juegos Olímpicos de 2022, y que luego pase como en Sochi, donde las instalaciones se quedan vacías casi todo el invierno, a excepción de algunas fechas clave.