El presidente de la asociación ha explicado que en los últimos años el precio por clase ha subido para el cliente, pero se ha mantenido la parte proporcional que lleva el monitor. Por este motivo se ha ido reduciendo su porcentaje de ganancias en detrimento de las estaciones, y cada vez se endeudan más. "Con los años hemos ido perdiendo poder adquisitivo", lamentó Iriarte, que ha recordado que además tienen que pagar todo el material técnico para impartir la clase. También pagan una parte de la ropa corporativa que han de llevar según la escuela a la que están a las estaciones.
La asociación, que reúne 200 afiliados del país, a pesar de que durante la temporada de invierno la cifra de monitores supera las 700 personas, considera indispensable fijar unos precios mínimos, ya partir de ahí que la estación decida a cuánto le ha de cobrar la clase al cliente. En la actualidad los precios son muy variados y hay una falta de unificación, aseguró Iriarte.
Por todo ello han solicitado una reunión lo antes posible con los directivos de las estaciones, y lo han canalizado a través de una demanda formal en Ski Andorra. En la demanda formulan otras peticiones, como la necesidad de crear una homologación para poder trabajar fuera de Europa o mejoras en la atención a los riesgos laborales. Por el momento no han recibido respuesta, también porque se han visto afectados por los cambios en la dirección de la entidad (Marta Rotés ha sido sustituida recientemente por Montse Guerrero). Según explicó Iriarte, la nueva directora ha comprometido a hacer la demanda de nuevo y pactar una reunión, por lo que los nuevos precios de las clases puedan aplicarse cara la próxima temporada.
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