Nos queda un invierno intenso y frío... o corto y rápido
Bascompte ha explicado que se trata de una tradición pagana, "de las pocas fiestas paganas que se hacen en Canillo porque no tiene ninguna connotación religiosa", a imagen de otros ritos de paso estacionales relacionados con el fuego, como las fallas o las hogueras. El archivador ha destacado su simbolismo natural, el contacto con la tierra y ha asegurado que también se hacía en otros lugares del Pirineo, aunque ahora, al menos en Andorra, es exclusiva de Canillo.
Este año, además, se ha recuperado la tradición de hacer ruido durante la quema, por parte de unos niños de la parroquia y sus instrumentos de percusión. De hecho, antiguamente todo el pueblo participaba y la gente cantaba y bailaba alrededor del fuego para hacer ruido y asustar al enero, como ha explicado Bascompte. Incluso, el árbol se había llegado a plantar el día de Navidad, los años más duros, ya todos los vecinos de la parroquia.
Ahora, el objetivo es conseguir que no se pierda la tradición, porque desgraciadamente sólo participa una veintena o treintena de personas. "Como muchas fiestas ha pasado que es el Comú quien la organiza y la mantiene", lamentó Bascompte. Por el momento, esta costumbre continúa en Canillo, gracias a haber pasado por vía oral de generación en generación y todavía hay gente que la tiene presente.
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