Andorra, y principalmente aquellos sectores que viven en buena parte del turismo, echan de menos
los rusos. Algunos en mas medida que menos, pero todos han notado la bajada de este turista de poder adquisitivo generalmente alto y que venía en Andorra dispuesto
a gastar en compras, en esquí y en ocio.
La crisis con
Ucrania y muy especialmente la
devaluación de su moneda, el rublo, ha llevado a que un porcentaje muy elevado de los turistas de este país que venían en el Principado (alrededor de unos 30.000), se lo haya repensado este invierno . Los hoteleros hablan de una
caída del 45%, mientras que el cónsul honorario de Rusia, Pere Joan Tomás, asegura que finalmente este porcentaje estará por debajo
del 20%. Entre los dos extremos, los comerciantes y las pistas de esquí y los touroperadores también lamentan las bajadas. El director y portavoz de la Unión Hotelera, Oscar Julián, explica que
«El año pasado por estas fechas estábamos en un 90% de ocupación de turistas rusos. En cambio, ahora estamos a poco más del 40%».
Las últimas semanas de enero son las más fuertes en cuanto a ocupación de turistas rusos en el Principado, ya que cae con sus vacaciones de Navidad. El 13 de enero celebran el
Año Nuevo ortodoxo. Pero no se ha notado igual que en años anteriores. Julián, con todo, expuso que la culpa no es del Gobierno,
«que ya ha hecho la tarea que tenía que hacer. Lo que se necesita es más movilización por parte del sector hotelero.»
Los comerciantes, junto con los hoteleros, son los que se han visto más afectados por la disminución de rusos en el país. Hay menos y además gastan menos (una opinión también compartida por Julián). La presidenta en funciones de la FACA, Susagna Venable, así lo confirma,
«Creemos que la bajada es superior al 20% que se había anunciado»
Mucho más optimista es Pere Joan Tomás, que manifestó que
"el descenso no será tan grande como se había previsto». A su juicio, como que el rublo ha vuelto a subir desde el verano (aunque no a los niveles del año pasado), finalmente han venido más turistas rusos de los previstos.
«No estamos tan mal, el atractivo lo mantenemos. En Rusia todo está muy caro, les sale a cuenta venir a esquiar y luego comprar».
Así, aseguró que el porcentaje de diferencia con respecto al año pasado no será del 40% como en un inicio se había planteado, sino del 20% o
"incluso por debajo». El cónsul honorario también justifica este posicionamiento debido a que las solicitudes de permisos de trabajo se han mantenido en relación a las del año pasado.
Estas conclusiones dista mucho, sin embargo, con lo que se está viviendo en
Cataluña, país que en los últimos años también se ha visto beneficiado por el auge de los rusos. Se habla de bajadas
del 40%, que se aproximarían en cambio el que lamentan la Unión Hotelera y los comerciantes. Y también a las estimaciones de algunos de los principales touroperadores del país que gestionan la estancia del turismo ruso. Prefieren esperar a que termine la temporada, pero en líneas generales se estaría hablando de que han venido la mitad que el invierno pasado.
Las estaciones buscan alternativas
El otro gran sector que también echa de menos los rusos y su poder adquisitivo es el del esquí. El director de marketing de
Grandvalira, Alfonso Torreño, reconoció que
«En Navidad se ha notado, y para lo que queda del invierno tenemos la percepción de que vamos a sufrir bastante. No obstante a fecha de hoy la pérdida del cliente ruso no ha impactado en las cifras de negocio de Grandvalira, ya que se ha podido compensar con el buen comportamiento de otros mercados. Como ejemplo, el español, y el francés, que ha crecido casi un 3%».
En la misma línea se mostró Martí Rafel, director de
Vallnord,
«Sabíamos que sufriríamos un descenso y nos hemos podido anticipar. Se hablaba de caídas del 50%, estaba cantado que pasaría, por lo que desde la estación tomamos medidas como ofrecer tarifas más agresivas entre semana para lograr un cliente de sustitución. El resultado es que más o menos lo hemos conseguido, aunque no hemos cubierto el 100% del agujero dejado por los rusos».
Rafael explicó que están funcionando muy bien el mercado francés y el español, mientras que el inglés se mantiene.
«No es una situación dramática", también porque Vallnord no es una estación que acoja el principal volumen de rusos que venden en el país (prefieren Grandvalira). A final de temporada, sin embargo, sí que se notará en el precio medio de gasto,
«porque pagaban un precio elevado para venir a esquiar.Vamos, que el cliente que lo ha sustituido no tiene el poder adquisitivo del ruso».