Uno de los participantes será Ferran Terra, que a sus 25 años de edad ya habrá competido en cuatro campeonatos del mundo.
"Esto es una de las cosas buenas de formar parte de un equipo pequeño: tienes más oportunidades. En Austria, Italia o Suiza, los jóvenes no tienen esta posibilidad",
El de Puigcerdà forma junto al vasco Paul de la Cuesta, el equipo A español. Su objetivo pasa por intentar arañar buenos resultados, consciente de que en el esquí de velocidad (descenso y supergigante) "cuenta mucho la experiencia, por lo que la edad óptima se sitúa entre los 28 y los 30 años".
La cuestión es si existen los recursos necesarios para garantizarle una larga trayectoria, sin excesiva presión, para ir avanzando paso a paso. "Hay crisis y la federación lo ha notado mucho, aunque ha luchado para darnos el máximo posible y hemos podido integrarnos en los entrenamientos de la selección italiana"
Esto le permite entrenar al máximo nivel y llevar una carrera deportiva totalmente profesional, que, eso sí, supone "pasar 280 días fuera de casa". Un sacrificio que asume con gusto y con un objetivo personal que va más allá de los resultados: "Me gustaría contribuir a que el esquí fuera un deporte mucho más conocido en España, pero esto solo sucederá cuando se consigan buenos resultados, tal y como pasó con la aparición de Alonso en la Fórmula 1".
Andrea Jardí, nacida en El Vendrell hace 22 años, también forma parte del equipo de máximo nivel de la federación, junto con Carolina Ruiz, aunque esta temporada tiene que luchar contra un doble enemigo: las lesiones (que no le permiten asegurar aún su presencia en los Mundiales) y la crisis. "Ha sido una pretemporada complicada, porque me lesioné la mano y no he podido entrenar lo suficiente. Ahora me toca coger ritmo y seguir luchando"
Una lucha que implica exprimir al máximo los recursos que tiene al alcance, que no son demasiados: "La situación es difícil y contamos con pocos medios, aunque sé que han hecho todo lo que se ha podido".
Jardí no ha tenido la opción de integrarse en el día a día de las francesas (como sí ha hecho Ruiz) y tiene que trabajar con un equipo formado por un único entrenador, que asume el resto de tareas.Para los esquiadores que quieran dedicarse en serio a la competición también existe una alternativa a los escasos recursos públicos, aunque implique emigrar a otro país, tal y como se explica esta semana en las páginas de 'A punto de nieve'. Este es el caso de Joaquim Salarich, de 21 años, que ha pasado este año a formar parte del equipo privado suizo Steffen-S1.
"Estoy muy cómodo allí y los recursos son mejores. Nos han proporcionado un programa de mucho nivel, con gran cantidad de esquí, físico y carreras"
Ahora falta por ver si, por uno u otro camino, alguno de ellos puede ascender a la cima del esquí junto a deportistas que, a día de hoy, parecen estar a años luz.Fuente: