Didier Défago renueva con Rossignol

Nacido en la localidad suiza de Morgins, y con los impresionantes paisajes y montañas de alrededor, no es de extrañar que Didier Défago acabara siendo esquiador profesional, y uno de los mejores del mundo. Su padre, un ingeniero mecánico, era unos grandes apasionado de la nieve, lo que sin duda hizo dar el empujón definitivo por este deporte a este corredor plagado de grandes éxitos en competiciones internacionales.

Empezó a apuntar maneras desde muy temprano. De hecho en los Mundiales Junior de 1996 se subió al podio tres veces (3º en Gigante, 2º en Combinada y victoria en el Super-G). Solo se le escapó uno, y por poco. En Descenso quedó 4º. Seguramente si se le preguntara que localidad le trae mejores recuerdos, contestaría que Kvitfjell. Fue en esta localidad noruega donde en 1996 debutó en Copa del Mundo, y fue aquí también donde logró su primer podio en esta máxima competición tras quedar 2º en el Super-G. No tuvo que esperar mucho para probar las mieles del éxito, pues unas semanas después logró la victoria en el Super-G de Val Gardena.

Lamentablemente hasta la temporada 2008-2009 no volvió a repetir tal hazaña. Por entonces contaba ya con 31 años, pero aún así era el momento en que iba a firmar los mejores capítulos de su historia deportiva. El suizo fue perfeccionando su técnica y empezó a obtener resultados importantes, sobre todo a nivel nacional, con el título suizo de Descenso en 2003 y el de Gigante en 2004.

A nivel olímpico logró colarse en los Juegos Olímpicos de 2002 en Salt Lake City, donde firmó una buena actuación gracias a su sexto lugar en el Super-G. En 2005 se metía constantemente en los top-10 de Copa del Mundo, y gracias a sus tres podios acabó la temporada en la 6º posición del ranking de la General y 4º en el Super-G. En los Mundiales de Bormio 2005 logró dos top-10.

En 2005 también se le negó su segunda victoria en Copa del Mundo tras ser descalificado de la Super-Combinada de Val d'Isére después de que los jueces de carrera estimaran que la altura entre la bota y el esquí no se ajustaba a las reglas FIS. No fue al único que le pasó esto, y por eso se hizo una apelación conjunta en Suiza, pero acabó desestimada, y el triunfo se lo llevó finalmente el austriaco Michael Walchhofer, quien tampoco estaba de acuerdo con esa norma, y tuvo que aceptar la victoria casi a regañadientes.

Los Juegos Olímpicos de Turín 2006 fueron decepcionantes para el suizo, que no logró ni siquiera un top-10. En los Mundiales de Are'06 consiguió un cuarto puesto en Combinada como mejor resultado de la temporada.

Pero fue en la temporada 2008-2009 cuando saltaría definitivamente a la fama. Ese año los dos grandes clásicos del Descenso, el de Wengen y el de Kitzbuehel, se disputaban con apenas una semana diferencia. Pues bien, el suizo logró la victoria en las dos carreras. Esto fue un hecho histórico y le colocó en al salón de la fama, ya que esta hazaña apenas lo han logrado un puñado de muy pocos corredores. Por si aquello no era suficiente, al año siguiente logró el oro en el descenso olímpico de Vancouver 2010. Défago se había ganado un puesto definitivo en la historia de este deporte.

Algunas lesiones en estos años, entre ellas una operación en la rodilla que lo mantuvo alejado toda la temporada pasada, han evitado que Défago lograra ampliar sus victorias, que a día de hoy se han quedado en 4 en Copa del Mundo, además de14 podios en esta máxima competición y su oro olímpico. En su vuelta esta temporada se ha colocado entre los 20 primeros en tres disciplinas: Super-G, Descenso y Gigante. Angelo Maina, Director del Departamento de Carreras de Rossignol, reconocía que lo que ha logrado Didier es magnífico, ya que tirarse toda una temporada en blanco, y colocarse en el top-20 general en tres disciplinas no está al alcance de muchos corredores.