Ciudad sitiada por la bohemia y el glamour. Sobre la larga pasarela de restaurantes, el empresario Ernesto ‘Tito’ Lowenstwein, al borde los 40 años, mastica una idea:
“Estaba con mi amigo George, un amante del esquí que no paraba de hablar de lo asombroso que eran los centros de alta montaña de Europa. Entonces le dije que me presentara a alguien a quien le interesara invertir en un proyecto similar en Argentina, porque aquí tenía que existir algo así... había que averiguar”.
Enfundado en su visión, al poco tiempo Tito viajó rumbo a un puntito blanco del sur de Mendoza, guiado por la cruz que habían marcado en el mapa los expertos de la G.T.M. (Grands Travaux de Marseille. ahora perteneciente a la también francesa Vinci Construction), conocedores y creadores de centros de esquí europeos.Los franceses, pues, tras descartar Tronador, Bariloche y San Martín de los Andes, pusieron la sestacas un cerro virgen, conocido como Las Leñas, a 72 kilómetros de la ciudad de Malargüe. Era ‘el’ lugar. Lowestein se adentró en 1980 para reunirse, allí, con las dos personas en las que confiaba: Aristeo Cartón Benavides y Roberto Thostrup. Cuando todavía no sabía que allí se construiría la pista mas larga de Sudamérica, les dijo:
“Fuimos a recorrer las montañas y quedé encantado. Me acuerdo que le dije a Roberto si el lugar no le parecía chico, y me respondió que estaba loco”.
Aventura extremaCasi treinta años más acá, Tito aglomera números, planos y protagonistas, todo el archivo histórico del proyecto de Las Leñas que nació en los ‘80, sobre una franja de montaña salvaje que, por entonces, hubo que comprarle a Bunge & Born. Y la memoria del aventurero sintoniza con el contexto que el turista hoy descubre:
“Recuerdo cuando habilitamos Eros, Venus, Neptuno, Marte e Iris, remontes cuyos nombres habían sido pensados por mi hijo Alan, a quien le fascinaban los personajes de la mitología griega.
También construimos rápidamente las oficinas de talleres, personal y los hoteles, que encontraron nombre por los signos del zodíaco de mi familia: Escorpio, por mi hijo Alan, Acuario por el hijo mayor de Carol -mi ex esposa-, Géminis por el más chico y Piscis por mi padre”.
Correspondencias que hacen eco en la épica íntima del apellido que fundó Paty.También construimos rápidamente las oficinas de talleres, personal y los hoteles, que encontraron nombre por los signos del zodíaco de mi familia: Escorpio, por mi hijo Alan, Acuario por el hijo mayor de Carol -mi ex esposa-, Géminis por el más chico y Piscis por mi padre”.
Flashback #2: Octubre del ‘81.
Marcel Brian (hombre clave en la ingeniería del centro de esquí), completamente solo, vive a la intemperie una semana en el Valle, para descender, finalmente, con el diseño de los remontes. Habrá, sin embargo, un stop en la historia: ¿la falta de caminos? ¿el frío en los huesos de los constructores? No: Malvinas.
El estallido de la guerra (y su efecto social en Argentina) impacta bloqueando el comercio con Europa y paralizando el proyecto Leñas. Difícil que Tito olvide esa Semana Santa del ‘82:
“Fue una época de incertidumbre, porque muchas cosas referentes a la obra venían directamente de Europa. En esa época yo no tenía otra vida que no fuera Las Leñas. Estábamos a menos de un año de la inauguración y teníamos muy poco hecho”.
Aún así, el sueño siguió empujando y continuó el avance del complejo hotelero. Y como en un film de la Antártida, hubo que construir una especie de trineo gigante (de unos cuatro metros de ancho por ocho de largo) tirado por un tractor para llevar provisiones y equipos de trabajo al Valle. Juan José Schettini, quien estuvo al frente del estudio que elaboró el proyecto de diseño, recuerda que: “Esos viajes duraban horas. Fue un enorme desafió ver que allí, en el medio de una montaña, donde no había lotes, terrenos, nada… se debía decidir donde colocar un hotel….”
Salió el sol Hubo un marketing, claro. La potencia de la campaña publicitaria (a cargo de la agencia Capurro y Asociados) colocó al Valle de Las Leñas en el centro de la escena. El loguito del sol con bufanda y máscara instaló la marca en el país y en el mundo, atrayendo a cualquier personaje de pasamontañas. La primera revista del centro (publicada en el ‘83) entendió ese espíritu: “Todo es posible, y como todo lo posible comienza con sólo ser un sueño...”
Con todo, en junio del ‘83 el centro de esquí explotó. Su slogan no exageraba: era (y es) el mejor de Sudamérica. Nadie esperaba que la inauguración tuviera una noche lluviosa, pero menos que al día siguiente la nieve sepultara el festín. Como sea, las pistas debutaron con un blanco perfecto. Deslizarse a morir y placer invernal a cielo abierto. Los edificios y pubs de alrededor, también, se alzaron sobre el concepto del ski-week... Y lo fashion y lo extremo, potenciaron ese parque de diversiones de nieve.
Salto de fé
La topografía complicada (montaña arisca, cero asfalto, la ciudad más cercana sin un aeropuerto propicio) hizo que el proyecto tomara otra extensión.
“Decidimos construir el actual aeropuerto de Malargüe. Hablamos con las autoridades y construimos la pista en un tiempo récord de 69 días. La obra la dirigió un tal Paulino, un tipo tremendo que trabajaba día y noche sin parar.
La torre de control la hicimos en Mendoza, y luego la llevamos para allá. Cuando ya estábamos avanzados, pocos días antes de inaugurar la temporada, me vine a Buenos Aires a buscar a la familia. Cuando volvía viví una sensación realmente gratificante. Estaba en el aeródromo y vi en el tablero anunciarse el primer vuelo a Malargüe en su historia. Fue muy emocionante saber que yo había formado parte de ese logro”.
Para muchos, era algo de no creer. Una quimera. Para los europeos, una novedad. En todo caso, Tito atestigua el traslado imaginario a una época en la que todo estaba por hacerse y a él justo se le ocurría adelantarse.La torre de control la hicimos en Mendoza, y luego la llevamos para allá. Cuando ya estábamos avanzados, pocos días antes de inaugurar la temporada, me vine a Buenos Aires a buscar a la familia. Cuando volvía viví una sensación realmente gratificante. Estaba en el aeródromo y vi en el tablero anunciarse el primer vuelo a Malargüe en su historia. Fue muy emocionante saber que yo había formado parte de ese logro”.
Hoy Las Leñas cuenta con un dominio esquiable de 17.500 hectáreas, incluyendo pistas y sectores fuera de pista accesibles por los medios de elevación. El máximo descenso ininterrumpido es de 7 kilómetros. Hay 13 remontes con capacidad para 10.000 personas.
“Es difícil ser objetivo cuando uno está tan comprometido sentimentalmente, pero creo que Las Leñas es una montaña única en el mundo”,
Quien así habla es el protagonista de su historia, y de hecho, cuando la visitó el entrenador del equipo suizo en 1983, alucinó con el lugar. Puede que los ‘90 hayan cambiado la perspectiva del sueño, puede que ahora esas tierras figuren bajo un nombre malayo.*Es una historia del suplemento Estilo del diario Los Andes.
Datos útiles
Es el centro de esquí más cercano a Buenos Aires, separado por 1.200 kilómetros, y al mismo tiempo el más alto de todos, con base a 2240 y cumbre a 3430 metros, fue el primero en abrir sus puertas en esta temporada. Para Las Leñas, en el sur de Mendoza, es el invierno número 27 de su glamorosa historia, que comenzó el 16 de junio de 1983 con diez pistas y 400 camas distribuidas en tres hoteles.
Hoy se transformó en el valle más exclusivo del país, con treinta pistas de todos los niveles y más de 3.000 mil plazas hoteleras de tres a cinco estrellas, apartamentos, etc... El primer alojamiento, el hotel Acuario se remodeló este año tras permanecer cerrado por obras durante más de dos años.El núcleo urbano más cercano a Las Leñas es Malargüe, a 70 kilómetros. Por lo tanto lo único que se puede hacer aquí es esquiar.
Las Leñas es conocido mundialmente por los fuera de pista, que tienen mucho desnivel y pendiente. Hay gran cantidad de kilómetros esquiables por terrenos muy difíciles, como la Canaleta de Frankie. Siempre es recomendado contratar un guía de la escuela, que son instructores capacitados.
Aquí se celebra cada año el Freeride de Las Leñas, una competición mundial que atrae a unos cincuenta riders de diversas partes del mundo y Argentinas, y forma parte de un circuito mundial con varias fechas. La próxima edición será a partir del 25 de agosto.
