Sus dueños no afirman estar preocupados, e insisten en la vocación de lugar de recreo con la que abrieron la estación 10 emprendedores en 1972. Por aquella época el pueblo de Entremont de Vieux vivía una decadencia en la agricultura. Así que algunos de sus habitantes, que habían visto la vida de los pueblos con estaciones de esquí, pensaron que podrían comprar un remonte y montarlo en la ladera del pueblo. Así que se fueron al Crèdit Agricole y pidieron un préstamo para, en teoría, comprar varias vacas. Casualmente el director del banco era un gran aficionado al esquí, así que no solo escuchó el verdadero proyecto de aquellos emprendedores, sino que les aconsejó. El hombre no era tonto, sabía que con aquellos 80.000 francos daba para comprarse un enorme rebaño de vacas, pero confió en su proyecto.
Así es que aquel grupo de 10 pioneros cambiaron la idea de gastarse los 80.000 francos en vacas, por la idea de comprarse un remonte... y colocarlo en un lugar que se llamaba Desierto!. Se fueron directos a ver a Pierre Montaz, quien dos años después se unió con Victor Mautino y fundaron Gimar Montaz Mautino (GMM). Montaz había inventado telesquí desembragable de perchas, mientras trabajaba en Poma. 80.000 francos era mucho dinero para comprar vacas, pero no para un remonte, así que negociaron con Montaz y lograron que les vendiera un telesquí a precio de fábrica, y varias piezas de repuesto. Además les explicaron durante horas como debían colocar los remontes, montar todas aquellas piezas e instalar el cable y sus perchas.
En cuanto el telesquí llegó a Désert, hubo una movilización general. Allí estaba el aparato que iba a evitar que la juventud se fuera del pueblo!. Pocas semanas antes de Navidad de 1967, empezaron a montarlo. Los fines de semana llegaba la gente con sus picos y palas para cavar agujeros donde cavar las pilonas, y subían el cemento con mulas. Como en esos meses los días son más cortos, con los faros de los coches alumbraban los trabajos. Toda la ingeniería civil estaba organizada por voluntarios.
El 17 de Diciembre de 1967, inauguraron el primer telesquí de Désert d'Entremont. Un Diputado del Departamento fue el encargado de abrir la pista por primera vez. Le pusieron botas y esquís, y sin rezar ni ceremonia alguna se lanzó ladera abajo aquel hombre ataviado con traje y corbata. A él le seguirían los primeros esquiadores que habían pagado 8 francos por día. Tirarse por las pistas ya no era un lujo!.
Pese a todo, aquello distaba mucho de lo que era una verdadera estación de esquí. Aquel telesquí daba acceso a una sola pista de 400 metros de longitud y 100 metros de desnivel, pero era suficiente para que la gente de la comarca se entretuviera los fines de semana. Cada mañana, después de ordeñar las vacas, la gente del pueblo subía a la ladera a trabajar en la percha o pisar la pista con maderas y con una enorme bobina redonda como las que se acoplaban a las máquinas, aunque esta la habían fabricado ellos. No ganaron un franco en seis años, pero pasaron unos fines de semana muy divertidos!.
Entonces llegó el momento de 'ampliar' la estación. Compraron dos telesquís mas, construyeron un circuito de esquí de fondo y se contrataron a los primeros instructores y empleados de remontes. En 1992 aquellos 10 pioneros de Désert d'Entremont renunciaron a los derechos de su estación, y la cedieron al Ayuntamiento, que actualmente maneja estos remontes y los de Granier, otra pequeña estación situada al otro lado del valle.
Hoy en día la estación cuenta con tres telesquís, un telecuerda, y siete pistas que cuidan 20 empleados en plena temporada, 12 de ellos fijos todo el año; y mas de 45 chicos corren en el Ski Club. Lo que no ha cambiado es el precio del forfait, que sigue siendo muy barato: 9,80€, un euro menos para los niños. Por otra parte el esquí de fondo es el que se ha impuesto en la zona, y Désert d'Entremont es más conocida por su vertiente nórdica que por la alpina.
¿Si sería posible volver a hacer esto hoy en día? Uno de ellos comentaba hace un par de años en un periódico local, que probablemente nadie les dejaría un euro y que sería por tanto algo impensable.