 | | | Alex Herbert en su taller de Kingswood Skis |
Cuenta
Alex Herbert, el Director y fundador de la empresa junto a su esposa Kris, que le gustaba coger los esquís con los que había descendido las pistas y partirlos por la mitad para ver que había dentro de ellos o de que estaban hechos. Hasta 2005 eran
los únicos en todo el mundo que los fabricaban de bambú. Mas tarde se unieron otros fabricantes que vieron las ventajas de ese material.
En principio la compañía se fundó para fabricar esquís
Fat que permitieran descender la mejor nieve polvo, y casi exclusivamente para un
público profesional. A día de hoy ya venden a cualquier aficionado que quiera disfrutar de sus artesanías, aunque hay que hacer cola. Tan solo fabrican
160 pares de esquí al año, cada par realizado a lo largo de mas de un día que se tarda en acabarlo, y actualmente ya se pueden elegir entre cuatro modelos y se tienen en cuenta el peso, la altura o los hábitos de esquí del comprador.
Por eso sus modelos cuestan
entre 1250$ y 1600$, lo que no impide que se puedan exportar a medio mundo, desde
Europa, Estados Unidos o Japón, hasta incluso algún pedido a
Afganistán. En total 160.000 dólares de facturación en el último año. La reparación es otro de sus negocios, ya que otro de los servicios que ofrece es traerlos hasta su tienda de
Christchurch, Nueva Zelanda, donde los ponen a punto en el mismo sitio que se fabrican. La empresa importa el bambú desde China.
