Laura Angla Gré, directora de la Oficina de Turismo de Gourette, certifica esta tendencia y añade: «Los españoles han venido siempre, aunque últimamente llegan bastantes ingleses, por los vuelos que las compañías económicas organizan entre Inglaterra y Pau».
Cuna del esquí pirenaico, aquí se empezó a practicar este deporte hace 102 años, sólo dos temporadas después que en los Alpes. Fue gracias a la inquietud de Henri Sallenave, quien se hizo traer unos esquíes de Saint Etienne, lanzándose por las pendientes del plató de Bénou, en noviembre de 1903. La Navidad de aquel año subió a Gourette, entonces majada pastoril y centro minero, para descender a la cercana Eaux Bonnes, convirtiendo a la estación en el primer laboratorio pirenaico de este deporte.
Cuatro años después, se organizó la primera competición de esquí de los Pirineos. Al año siguiente, los días 20 y 21 de febrero de 1909, tuvo lugar el Segundo Concurso Internacional de Esquí. Su éxito fue espectacular, con decenas de deportistas de toda Europa y cuatro mil espectadores. Entre ellos, uno de excepción: el rey Alfonso XIII. Desde entonces, una pradera de Eaux Bonnes lleva el nombre del abuelo del rey de España. «Vamos a celebrar el centenario de aquella visita y nos gustaría que asistiera a la efeméride Juan Carlos I, pues ama mucho el esquí», desvela Angla Gré.
Situada en el centro de un circo de montañas de afilados perfiles, como la Pene Medaa, que asemejan a las Dolomitas, Gourette tiene más de 30 kilómetros de pistas, por lo que es una estación mediana. Aunque engaña. Desde el núcleo residencial parece más pequeña, pero la sensación cambia a medida que subes a la parte alta. Luego, cuando bajas por sus pistas, compruebas que dan de sí más de lo esperado, sobre todo porque la mayoría son muy anchas, lo que permite descender sin agobios ni miedo de otros esquiadores.
Desde hace dos temporadas, lleva haciéndose un profundo lavada de cara, «hemos cambiado el trazado de los remontes, disminuyendo su número e instalando cuatro nuevos», señala Angla Gré. Hace dos años se instalaron los dos telecabinas de 6 y 10 plazas y dos telesillas desembragables de 6 plazas y se abrieron nuevas pistas, a las que esta temporada se le han añadido cañones nuevos de nieve artificial.
Aunque si por algo hay que distinguir a Gourette es por su exclusivo sector para debutantes. Siete hectáreas reservadas para los novatos, una zona protegida que cuenta con cintas transportadoras especiales para los que están aprendiendo y para los más pequeños. En pocos lugares es posible aprender a esquiar más seguro que aquí.
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