Y es que las regiones nevadas canadienses presentan un sinfín de posibilidades para disfrutar del descenso en esquí, los recorridos en trineo o a caballo, las caminatas heladas a través de las cuevas heladas del Cañón Johnston o de Maligne.
El primer paso para ir, es buscar información sobre los diferentes paquetes que ofrecen las agencias de viajes, porque “es un lugar para todos los presupuestos”, pero sobre todo es un país que no dejará de seducirte.
En Banff, por ejemplo, un paseo en los telecabinas —que se abren camino entre las coníferas, que parecen alcanzar la cima del mirador— resulta toda una experiencia onírica, donde la temperatura corporal asciende a la par del descenso, casi imperceptible, de la temperatura exterior.
Pero, esta región de Alberta, no es la única en contar con los escenarios perfectos para explotar al máximo la adrenalina, ya que también podemos disfrutar de Castle Mountain, un territorio casi virgen para esquiar —pese a haber sido sede de los XV Juegos Olímpicos Invernales—, tiene un agradable sistema de alojamiento.
Además, también muy cerca de la cosmopolita ciudad de Calgary, está ubicada Ski Banff Norquay, que es famosa por sus cuestas súper empinadas, mismas que sólo pueden compararse con las de Sunshine Village.
Ahora que si hablamos de extender el invierno, lo ideal es visitar Edmonton y el Condado de Strathcona, que durante febrero celebran el Festival de Esquí Birkebeiner. Canadá se está convirtiendo en la mejor opción para esquiar en Semana Santa pues las montañas permanecen con buena nieve por mucho más tiempo.
Y como la recomendación para este invierno es conocer las regiones nevadas para disfrutar del esquí, aunque se recomienda buscar un paquete que incluya un seguro médico por cualquier complicación “en la nieve”.
Sin embargo, no se deben olvidar las restricciones que tienen estos seguros, como el hecho de que su cobertura sólo alcanza las zonas autorizadas.
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