El esquiador estadounidense Bode Miller, vigente campeón de la Copa del Mundo de esquí alpino, insistió en su defensa de la sustancia dopante EPO en el esquí a pocas horas del pistoletazo de salida de la temporada en el glaciar austriaco de Soelden. "Estas declaraciones son típicas de Bode. Es algo extremista, pero él funciona así. La FIS sigue firme en materia de dopaje, de acuerdo con las directrices de la AMA y del COI", aseguró Kasper.
Otros observadores del panorama del esquí consideran que el exceso verbal de Miller se han recibido "como una tormenta en un vaso de agua" y que el tetracampeón del mundo está alertando sobre una práctica más corriente de lo que se cree.
El campeón estadounidense, quien asegura no haber recurrido a sustancias dopantes de ningún tipo, amplió su argumentación en el diario francés L'Equipe: "Considero muy hipócrita que un producto pueda ser adquirido por cualquier persona, pero no por un atleta. Creo que si se utiliza de la forma adecuada, bajo la supervisión de un médico o bajo la investigación científica, incluso un medicamento como la EPO puede encontrar un equilibrio en su empleo. Pues son susceptibles de ayudar al deportista a evitar lesiones y, sobre todo, las secuelas de las lesiones".
Para Kasper, "no existe un verdadero problema de dopaje en el esquí, porque hay competiciones todas las semanas desde noviembre a marzo y es difícil doparse, aunque la hormona del crecimiento podría tener un cierto papel en el esquí alpino y en los saltos".
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