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Última actualización: 15/05/2024 a las 18:13:00 (CET)

Zermatt: A la sombra del coloso

Zermatt: A la sombra del coloso
El pueblo decidió mediante referéndum prohibir el tráfico de automóviles El Matterhorn, como se le conoce en Suiza, o el Cervino en su denominación
El pueblo decidió mediante referéndum prohibir el tráfico de automóviles

El Matterhorn, como se le conoce en Suiza, o el Cervino en su denominación italiana es el coloso que preside la región del Valais, en el sur de Suiza. Con sus 3.885 m. de altitud ejerce de rotundo límite entre Suiza e Italia, uniendo dos dominios esquiables de dimensiones gigantescas. En su vertiente suiza, Zermatt sirve de cuartel general no sólo a casi 400 kms. de pistas esquiables y a nueve de esquí de fondo. Las alternativas son innumerables y no sólo se limitan a la estación invernal.

Para los amantes del esquí, Zermatt supone un verdadero banquete. Dividida en tres grandes áreas, la estación ofrece pistas para todos los niveles. Su variedad es una de las claves del éxito. Y el entorno no queda atrás. Baste decir que de las 76 cimas de más de 4.000 metros de altitud que hay en Europa, 38 se encuentran en los alrededores de Zermatt. La estación suiza está conectada con la italiana de Cervinia por las cimas del Théodul (3300 m.) y Testa Grigia (3480 m.).

La tradición turística de Zermatt es centenaria. Su origen estuvo en el alpinismo, que sigue manteniendo fuertes raíces en el lugar. Todo empezó en julio de 1865 cuando el inglés Edward Whymper holló por primera vez la cima del gigante alpino. Su cordada subía por la vertiente suiza mientras que por la cara italiana ascendía simultáneamente otra. Llegaron primero los hombres de Whymper pero, en el descenso, una caída acabó con la vida de cuatro de lossiete miembros de la expedición, Whymper y dos guías suizos, padre e hijo, que fueron acusados sin pruebas de provocar la desgracia. La reina de Inglaterra prohibió a sus súbditos practicar el alpinismo en Suiza. Y así nació el mito del Matterhorn, del que Zermatt ha sabido sacar buen provecho.

El tren cremallera que une Zermatt (1620 m.) con Gornegrat (3.090 m.) cumplirá pronto 105 años. Y en la década de los treinta se instalaron los primeros remontes. Hoy Zermatt es una estación de gran nivel no sólo por la calidad de sus pistas, una nieve fresca asegurada durante cinco meses al año o la posibilidad de esquiar 15 kms. sin parar en su recorrido más largo, sino por los servicios que rodean a la estación.

Desde un acceso rápido y cómodo –la puntualidad está asegurada con los ferrocarriles suizos– hasta la oferta de ocio en un pueblo que rechazó a finales de los 50, mediante referéndum, el tráfico rodado. Sólo se circula en los pequeños taxis eléctricos, en coches-trineo tirados por caballos o a pie.

Con Pirmin Zurbriggen

Vale la pena perderse por su casco viejo, donde mandan las vetustas casonas de piedra con pilares de madera que asemejan hórreos. Detenerse en cualquiera de sus comercios o degustar la variada oferta gastronómica, tanto en el pueblo como en restaurantes de pistas (38), que van turnándose para que cada noche haya uno abierto. Tras la cena, el descenso con antorchas es de lo más divertido.

Y es habitual ver pasar como a una exhalación a Pirmin Zurbriggen, que hace ya años se instaló en Zermatt, seguido de un grupo de mocosos. Son sus alumnos

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