Aquí me dirijo a la pendiente con paciencia, relajado, inhalando aire y disfrutando de notar cómo la gravedad tira de mí
Me concentro en "transportarme" sobre el esquí exterior e inconscientemente me apoyo más en él. Flexiono el tobillo para aplicarle presión y, gracias a ello, la angulación empieza a ocurrir de manera espontánea, ya que todas las articulaciones de ese lado del cuerpo buscan apoyarse y "viajar" en ese esquí.
Voy exhalando el aire mientras noto el esquí haciendo su trabajo. Disfruto esa sensación de los cantos cortando en la nieve y describiendo una curva fácilmente. Aplico más presión si lo siento necesario.
Dejo a mi cuerpo que siga a la fuerza de la gravedad y la angulación se pronuncia progresivamente de manera natural, ya que los esquís siguen girando en el plano inclinado de la pista bajo el efecto de la presión, mientras mi torso tiende a seguir cuesta abajo. Si decidiese cerrar el giro, trataría de aplicar más presión, angulando deliberadamente y cargando sobre el exterior más peso de mi cuerpo.
Continúo exhalando el aire mientras salgo de la máxima pendiente. En cuanto note que he girado todo lo que necesito liberaré la presión y seguiré dejándome ir hacia donde la me llama la fuerza de la gravedad.
Si nos fijamos, el cuerpo esta levemente orientado cuesta abajo, en la dirección hacia donde haremos la siguiente curva. Esto es algo que no forzamos ni hacemos a propósito, sino que ocurre de manera totalmente mecánica, debido a la inclinación de la pista y el trabajo rotatorio de nuestras extremidades inferiores. Antiguamente se llamaba a esto contra-rotación y se enseñaba a hacer de manera forzada, produciendo una “falsa” angulación. En los años 90, se pasó al extremo contrario, acompañando con el cuerpo toda la curva y dificultando una angulación natural. Probablemente ambas propuestas eran exageradas, ya que perseguían objetivos demasiado inflexibles sin tener en consideración la adaptación a la velocidad, la inclinación de la pista y nuestras propias características físicas.
Practiquemos este simple ejercicio centrados en las sensaciones que experimentamos y en las consecuencias de cada gesto: más angulación= más presión= más control... Así, seguramente, nuestro cuerpo aprenderá la técnica más fácil y naturalmente.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012
Fotos Jan Vokaty, Mammoth Mountain 2011. Esquiador Carlos Guerrero Castillo
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluído, estamos inmersos permanentemente; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.