Las estaciones y el mundo del esquí en general no puede ser ajeno a esto: el esquí familiar es la base del esquí. Sin él, sin las familias en la nieve, no habría esquí. O, por lo menos, no existiría tal y como lo conocemos ahora. Por eso quisiera dedicar este pequeño reportaje a todos los que os desvivís por vuestra familia, a los que hacéis (hacemos) un esfuerzo grande por ir con vuestros hijos a la nieve, al que sacrifica una cena de sábado, un aperitivo de domingo, unos días de vacaciones en verano y unos dineros de coche de alta gama para poder pasar unos días disfrutando de lo mejor que nos ha dado, y dará, la vida: los hijos.
En mi caso he tenido la suerte de pasar estos días en Grandvalira, “mi” estación y la de mi familia. Como ya llevo muchos años voy viendo cómo evoluciona y cómo crece y mejora con el paso de los años. He visto cómo se nos facilita la vida a los padres y, sobre todo, cómo se ayuda a la gente que empieza, en este caso a los niños. Poco a poco os iré contando mejoras que veo y que pruebo.
Comenzamos nuestro viaje el viernes, y ya de entrada vimos, sorprendidos, que no había mucha gente. Es más, os diría que es el día que menos he tardado en llegar esta temporada, lo cual me resultó incluso chocante.
Pues el sábado a primera hora ya estábamos en la estación, y, de nuevo sorprendidos, la teníamos casi para nosotros solos. ¿Dónde está la gente? Lo bueno es que en esa situación te da tiempo a estar únicamente pendiente de los niños, y de que su vuelta a la nieve sea lo mejor posible.
Poco a poco íbamos descubriendo pistas y nuevas instalaciones para nosotros solos. Cada poco veíamos a alguien, hasta que a las 10 de la mañana o así ya sí que empezamos a cruzarnos con algunas personas, muchos de ellos niños con sus padres. Pero, os digo de verdad, que no recuerdo haber vista tan poca gente en la estación.
Pues entre esquí, descansos necesarios, lavabos, posados de las fotos familiares y muy buena mañana en cuanto a disfrute, se nos abrió el apetito. Con tanto sitio donde elegir nos fuimos a Soldeu a disfrutar de unos buenos platos de pasta, que me parece una comida adecuada para reponer fuerzas mientras se esquía, sobre todo para los niños. Luego descansamos un poco y seguimos esquiando. Como grabamos algo de video para el álbum familiar, os dejo un pequeño corto a continuación donde os haréis una idea muy real de cómo estaba la estación en esta primera jornada del puente.
El final de la jornada llegó con bastante cansancio y mucha satisfacción. Además, como había un partido de fútbol importante, teníamos que verlo mientras merendábamos.
Incluso nos fuimos “de turismo” para que los niños se entretuvieran y disfrutaran también del “después del esquí” (es que “après-ski” nunca me ha gustado mucho). Es importante, en esos días, que ellos tengan también su rato de diversión aparte del esquí.
Al día siguiente me tocó esquiar solo porque los niños querían descansar, tampoco me importó mucho disfrutar de unas pistas más que en aceptables condiciones. Por cierto, se notó mejora entre el sábado y el domingo, y también en los días sucesivos, sobre todo en las pistas altas de la estación.
Para ese día recurrí a mis amigos los “GS”, que necesitaron una puesta a punto final porque los tenía un poco descuidados. Ya sabéis que el material tiene que estar siempre a punto, en este caso yo los llevé a “SKIZ” en uno de los mejores sitios de El Tarter. Allí Carlos les dio un repasito que necesitaban.
Muy buen día de esquí. Buscando sensaciones, mejorando postura, siendo un poco más ágil o algo menos torpe... Poco a poco.
Con los niños y mi mujer volvimos a la pista el martes, que el tiempo prometía. Y, de la misma forma que el primer día, pudimos disfrutar de un día excelente con unas instalaciones funcionando casi al 100% y, de nuevo, sorprendentemente, poca gente. Sí es cierto que había más que el primer día, pero, insisto, muy poca.
El martes hicimos kilómetros y kilómetros de esquí con pistas, muchas veces, para nosotros solos. Si podéis ver el video creo que os van a sorprender las imágenes. Y también la calidad de la nieve. Sé que la trabajan muy bien, pero no sabía que podían hacer milagros. Y los hacen.
Pues el martes esquiamos mucho y disfrutamos más, comimos a 2.200 metros de altura sin chaquetas y disfrutando del sol, del aire puro y de compartir ratos de la naturaleza en familia. ¿Qué más puedes pedir? Pues en este caso yo pedí que no hubiera mucha gente en la carretera durante la “operación salida”. Y se cumplió mi deseo.
Ayer jueves también volví a esquiar, en este caso con dos amigos. Las condiciones habían cambiado un poco, las partes altas siguen estando en muy buen estado, solo en las zonas de muchas afluencia y a las que les da el sol casi todo el día hay falta de nieve. Pero nos pegamos una esquiada magnífica. Hoy lo estoy pagando con unas suaves y agradecidas agujetas. Y digo agradecidas porque me recuerdan que ayer esquié y que apreté fuerte. Y eso me lleva a volver allí aunque sea de pensamiento, lo cual dibuja una suave sonrisa en mi cara.
Disfrutad del esquí y, si podéis, disfrutadlo en familia. No hay nada igual.
A continuación os dejo un pequeño video para que os hagáis una idea de cómo estaba la estación y veáis en qué condiciones la disfrutamos:
Puri?sima 2016 from Alvaro Urzaiz on Vimeo.
Un saludo a todos, nos vemos pronto de nuevo.
Reflexión: Releyendo el artículo antes de enviarlo y viendo las fotos y el video, me doy cuenta de la poca gente que ha ido estos días a esquiar. Sinceramente, espero encontrarme con más gente este fin de semana. De la misma manera que queremos que las estaciones inviertan para tener mejores instalaciones y servicios y poder disfrutarlos (doy fé de que se ha invertido, al menos en Grandvalira y de que ya se están disfrutando las cosas nuevas), pues de la misma manera, como digo, las estaciones necesitan que nosotros vayamos. Es la pescadilla que se muerde la cola. Todos ganamos. Nos necesitamos.
Ellos ya han cumplido, ahora nos toca a nosotros cumplir. Además, ¡lo estamos deseando! ¡Vamos a esquiar!.