Estos días estoy teniendo unas molestias en la rodilla y me he acordado, bastante, de la lesión que tuve hace ahora dos temporadas.
Sabemos que las lesiones están ahí y que, tarde o temprano, llegarán. En mi caso soy afortunado, esa fue la primera, nunca antes había tenido lesiones de cierta gravedad y, casi siempre, me he recuperado bastante pronto.
En aquella ocasión una fractura de meseta tibial a principios del mes de enero ponía en peligro la temporada de esquí justo en el momento en el que la estás empezando a disfrutar. Cuando has cogido la forma y te estás encontrando bien con tu esquí. Estás esquiando la mar de bien, quizás un poco agresivo y por encima (queriendo) de mi zona de confort cuando ¡pum! notas en la caída que algo ha ido mal. Ese crujido es inequívoco. Desde ese momento, el momento en que lo escuché pensé en cuánto tardaría en volver a esquiar, si había perdido la temporada o si se podría aprovechar algo todavía. Lo importante era ponerse de pie y saber qué había pasado. Y me puse y quise esquiar para saber si había sido el ligamento cruzado anterior o si “había tenido suerte” y era otra cosa. Saber si tenía o no estabilidad en la rodilla me podía dar alguna esperanza. Y esquié. Con molestias, muchas molestias, pero esquié y pensé que, quizás, me había escapado “de ligamentos”. Dejé de esquiar, me duché y me fui al centro médico de la estación. Ahora ya sí, tenía la rodilla como una bota y la certeza de que estaba lesionado…
Lo peor es esperar los resultados de una resonancia magnética, en mi caso fueron pocos días y el médico empezó mal: “se confirma la rotura”. -¿Pero rotura de qué?”.
Meseta tibial. Sabía que teníamos meseta tibial porque mi mujer se había roto unos años antes no sé qué de la meseta tibial.
¡Pues qué bien!
Desde la primera semana de yeso ya estaba deseando quitármela, pero me tuve que aguantar y llevarla 5 semanas. ¡Cinco semanas! Cinco semanas es media temporada, media vida, una eternidad. El médico, lógicamente, me aseguró que no podría esquiar esa temporada y, ya se vería, para la siguiente. ¿La siguiente? ¿Estamos locos? ¿Cómo me vas a quitar también la siguiente?
Una vez sin yeso en la pierna la recuperación puede ser bastante dolorosa. En realidad creo que puede ser tan dolorosa como tú quieras. Te lo puedes tomar con calma o puedes intentar hacer las cosas un poco más rápido sacrificándote un poco, o mucho, más. Depende mucho de ti, de tu fisioterapeuta, de la condición física, de tus objetivos. En mi caso fui a un “fisio” sensacional. Deportista, amante de su trabajo, comprometido… Le hacía caso en todo. O en casi todo.
Así que un día, sin tener permiso del médico ni del fisio me fui a esquiar. No podía no hacerlo. ¿Cómo no iba a esquiar? ¡Podía andar! Se acercaban las vacaciones de Semana Santa, y quería saber, necesitaba saber, si iba a poder esquiar con la familia o no.
Así que 83 días después de “romperme” volví. Por medio bastante sufrimiento físico y, sobre todo, anímico. Pero de todo se sale.
Sirvan estas letras para todos los que estáis lesionados en la actualidad. Cuesta un poco, pero salvo casos muy graves, todo el mundo se recupera y puede volver a disfrutar del esquí.
¿Cómo fue la Semana Santa? Pues la Semana Santa de 2014 la recuerdo con muchas satisfacciones dentro de las pistas, estrenando aquellos boreas de 2014 que eran un escándalo, disfrutando mucho del esquí en familia y sufriendo mucho en casa después de esquiar cada tarde y cada noche.
De un video familiar saqué un trocito muy corto que ahora os enseño, cuando me dolía la rodilla lo veía y decía: “mañana más”. Y poco a poco fui dando cremita a mi rodilla hasta que se puso buena. ¿No me dijo el doctor que crema? Pues crema le di. Esa cremita que se forma cuando la nieve transforma y que te hace sentir un esquiador afortunado.
Aquí os dejo el video, solo dura 9 segundos, pero a mí me daban la vida en mi sufrimiento.
Cremita from Alvaro Urzaiz on Vimeo.
NOTA IMPORTANTE: Desaconsejo TOTALMENTE no hacer caso de médicos y fisios. Ellos son los que saben. Yo me di el gusto de esquiar, pero es posible que eso me costara pasar por quirófano en verano… Y luego la recuperación fue más larga.