A veces suceden cosas por casualidad que te alegran, aunque sea por un fin de semana, un poco más la vida.
Hace poco estaba trasteando por Internet, y encontré en la página del Mountain Hostel Tarter el anuncio de un Camp de Freeride. Como tengo interés me apunté sin pensarlo dos veces. Sigo algunas páginas de Andorra porque me gusta estar al día de las cosas de la nieve, y ya van tres o cuatro veces que me encuentro cosas muy interesantes.
El Camp estuvo organizado por Viladomat, Haglöfs, GORE-TEX y GrandValira, y, además, no era nada caro. Al revés, súper económico. Casualmente también había conocido pocos días antes a Kari Gómez, de GORE-TEX y organizadora del evento, y también había esquiado ya antes con Joaquín Vena, profesor del Camp y a Pecu Rivas, que me ha dado clase de esquí en distintas ocasiones y que iba a coordinar con Joaquín para que todo fuera perfecto.
Encima, según pasaban los días, me iba enterando de que amigos de diferentes sitios se iban apuntando también. ¿A qué esperamos para empezar?
Como sabéis que me gusta probar material y después contaros mis experiencias, pedí a mi amigo Carlos Delgado de Kilvil (Viladomat) que me aconsejara para ver qué esquí me podía ir bien en ese evento, y no tuvo duda: el Armada TST. Casualmente, todo son casualidades buenas, el lunes anterior estube esquiando con Mr. NWPD, que lleva unos TST y que le van de fábula. (Os dejo un enlace del artículo que escribí: Los lunes al POW).
Conozco a Carlos de hace tiempo, antes trabajaba en Patrick Sport, en Madrid, y me fio de sus consejos porque sabe mucho de material y, además, porque le gusta probar de todo y saber de qué habla en su trabajo. Así que Carlos me gestionó con Armada el préstamo de unos magníficos TST. Fue Raimon Suárez, de Armada, el que me entregó, en persona los esquís. Le agradezco el esfuerzo, porque le hice ir a la tienda de Viladomat el sábado a las 8'45. Se portó muy bien.
Pues el sábado a esa hora ya estábamos con todo lo necesario, ropa, casco, equipo de seguridad, esquís y palos nuevos, la gente ya estaba preparada, la nieve esperándonos, el sol subiendo y apretando, los profesores, la organización, todo en marcha. ¿Vamos? ¡Vamooooosssss!
Pues, después de saludar a todos los conocidos y amigos que iban a participar en el camp, Joaquín y Kari explicaron un poco en qué consistiría y cómo iba a ser nuestro fin de semana de “freeride”. Nos hicimos las fotos de rigor y nos fuimos hacia “el huevo” de El Tarter.
Enseguida nos dimos cuenta de que hacía mucho sol, íbamos a pasar calor seguro. Menos mal que ya casi todo el mundo se viste por capas.
La primera bajada no da lugar a la duda, Pecu nos indica el camino, estamos en un camp de freeride.
Precisamente el lunes anterior yo había comenzado de la misma manera y, aunque se me atraviesa un poco la bajada, es un buen calentamiento, por lo menos te das cuenta de dónde estás y a qué has venido. Empezamos a sudar a la primera.
Recuerdo bien la segunda bajada, la palita de Encampadana, el sitio freeride por excelencia de El Tarter, una palita con buena pendiente y muy buena nieve. Ahí ya la gente se va soltando, yo me voy haciendo con los Armada, y Pecu, que ya había sido profesor mío con anterioridad y que sabe de qué pie cojeo, me explica cómo les puedo sacar mejor partido.
Antes de eso Joaquín y Pecu nos han ido dando consejos de cómo esquiar este tipo de nieve, también han planificado la salida en función de las indicaciones que les han dado los Pisters de Soldeu-El Tarter y saben dónde tenemos que ir y qué zonas se pueden esquiar y qué zonas son potencialmente más peligrosas. Explico esto porque una de las ventajas de esquiar en este tipo de salidas es que vas un poco más protegido, te sirves de la experiencia de los profesionales de la montaña. Por supuesto nadie ha salido a esquiar fuera de pista sin el equipo de seguridad debidamente revisado. Nunca existirá el riesgo cero en la montaña, pero yo me siento bastante seguro, mucho más que cuando haces “cositas” por tu cuenta, y eso que cada vez somos más los que intentamos formarnos y esquiar con amigos que van “equipados”.
En las fotos podéis ver cómo estaba la nieve en esos momentos y cómo la disfrutaban los participantes, una vez más con muy buen nivel de grupo.
La mañana va trancurriendo muy entretenida, los consejos vienen dados por Joaquín y siempre son muy interesantes. Hay una cosa que ya sabía de otras veces, y es que le gusta mirar a la montaña y ver las diferentes opciones de bajada que ofrece, así como posibles peligros que se pueden observar desde abajo pero que es difícil ver desde arriba.
Para mí GrandValira ha ganado muchos enteros en el Freeride desde que abrió la zona de Encampadana, en mi opinión es la joya de la corona. Voy conociendo un poco la zona, y sé que hay bajadas que te quitan el aliento pero, y eso es lo que nos gusta, que te suben la adrenalina al máximo. Cada uno va probando, porque hay zonas más asequible, algo difíciles e incluso de mucho nivel. Sabíamos que tarde o temprano iríamos a las difíciles, pero, de momento íbamos a ir a las medianas.
El nivel va subiendo, y los propios organizadores, excelentes "raiders" van mostrando qué se puede hacer.
En este momento del día Joaquín se pegó un vuelo de los de FWT, no en vano él ha sido invitado en alguna ocasión y ha competido a todos los niveles. No os lo vais a creer, pero la cámara no lo pilló. Hacedeme caso a mí, profesional, solo apto para los que tienen licencia para volar. Hay cosas que me sorprenden de este chico, una la poca carrerilla que necesita, otra la recepción tan suave que hace y, más todavía, que sigue esquiando como si tal cosa. Todo fluye.
De vuelta a la zona de Llosada, que también tiene para hacer buenos fuera de pista, nos fuimos a la zona menos fácil. Una de esas zonas que yo miraba hace 3 ó 4 años y que decía que en mi vida iba a poder bajar. En el esquí, como en otras cosas, nunca digas nunca jamás. Sigo siendo consciente de mis limitaciones, más ahora que antes, pero también estoy aprendiendo a dejar de decir "no puedo".
La zona daba para una foto de grupo chula. Kari nos las hizo.
Hay que estudiar bien las bajadas, esta vez no era de broma.
Había bajado otras veces por estas canales, pero por esta en concreto no, se ve muy distinto desde abajo y desde la silla. Desde arriba te da bastante respeto. Pero al final hay que hacerlo, sabes que te valdrá la pena.
Hay gente en el grupo que baja estas paredes con mucha soltura, me sorprendía el grupo más joven, que le daba muy bien.
En esta foto de Javi, que venía desde Madrid, se nota bastante la pendiente. No sé si la apreciáis.
De nuevo Mar soltándose mucho.
Lógicamente los profesionales marcan la diferencia. Me encanta esta foto de Kari.
El piloto Joaquín Vena, dispuesto en subirse a la silla en el aire. Vuela mucho y muy bien, con mucha seguridad. Como os decía antes, lo mejor de todo es que fluye, es como si el salto también formara parte de sus trazada.
De ahí nos fuimos a comer. Con el pago del camp nos entraba un menú de bocadillo que llevábamos un buen rato esperando, porque habíamos esquiado de lo lindo. Además, el cansancio empezaba a aparecer. Es cierto que en estas ocasiones si no se para no pasa nada porque lo estás disfrutando, pero no nos iba a ir nada mal la parada.
Después de comer, como volvíamos a esquiar, y hay que ir lo más protegido posible nos volvieron a chequear el ARVA, es fácil olvidarse de encerderla después de comer.
Lo más destacado de la tarde, sin duda, iba a ser la práctica con cuerda por si un día nos encontramos en una situación realmente complicada. No es tan difícil cuando estás haciendo freeride de verdad. Nos contaba Kari que hace bien poco le había tocado a ella.
Pecu Rivas es amante de la montaña y escalador, así que domina estos terrenos y nos dio unas cuantas explicaciones. Yo no lo había hecho nunca y no parecía muy difícil, pero desde luego no era fácil por la falta de costumbre.
A continuación unas fotos de los compañeros en sus prácticas, como digo no es muy difícil pero tiene su historia.
Como siempre, los que han tenido más práctica son los que mejor la hacen, pero lo interesante es que todos lo podamos hacer en el futuro si las circunstancias lo requieren.
Fue un rato muy animado y del que, creo, se puede sacar mucho provecho.
La hora se iba cumpliendo y nos despedimos hasta el día siguiente. Yo aproveché para dar un buen repaso a los TST, hasta el momento los había llevado encantado, pero quería darles caña a fondo en pista y hacer algún fuerita pista más asequible a nivel técnico para comprobar por mis zonas de confort cómo se desenvolvían estos pepinos.
Así pues me fui a las pistas que creía que podían estar mejor en esos momentos. ¡Y vaya si lo estaban! GrandValira está perfecto de nieve en estos momentos. Es un escándalo meterse en algunas pistas.
Durante la jornada había podido probar los esquís en distintos tipos de nieve, en pista y fuera pista, entre pinos y yo creo que en todas las condiciones que se puede un esquí para un esquiador normal que vaya a practicar fuera de pista en condiciones, digamos, de la Península Ibérica. En mi opinión en todos los terrenos el TST responde perfectamente, en algunos de manera sobresaliente. Como os he comentado más arriba, mi amigo Elton de NWPD los usa y le he visto esquiar maravillosamente en distintas situaciones de fuera pista. Quizás yo no tenga la técnica que el esquí requiere para sacarle todo su jugo, pero una cosa sí os digo, lo puedo comparar con muchos otros esquís que he probado y, siendo el esquiador igual de mediocre con unos que con otros, el TST te ayuda mucho más en terrenos como bosque, palas abiertas o canales estrechas. En mi opinión el secreto está en su gran rocker delantero y las cuatro cotas. De todo eso me había ido dado cuenta a lo largo de la jornada. También en los tramos entre fuera pista, lo que teníamos que hacer por pista, había notado que iban muy bien, es sorprendente su carveo para un esquí de esas dimensiones, cantea que da gusto y, a pesar de su patín de 102, se puede hacer todo con suficiente comodidad. He probado esquís llamados "all mountain" más difíciles de manejar en pista que estos a los que ya meteríamos en los "all mountain gorditos". Lo de las categorías es muy subjetivo, para mí este esquí empieza a ser "gordo", pero para otros esquiadores todavía es "pequeño".
En pista sin gente, con condición de nieve excelente, con buena pendiente, es pista de competición habitualmente, con un esquiador con ganas de guerra, el TST se muestra como una bestia. Tiene una velocidad tremenda y un agarre de cantos exagerado. Lo había carveado bien en tramos sencillos, pero en pista un poco más complicada todavía sorprende más por su gran capacidad. En giro medio es muy bueno, en giro corto derrapado también, pero me sorprendió muchísimo en giro más amplio, parecía un esquí casi de gigante. A pesar de tener un radio de giro teórico bastante cerrado, en giro medio-amplio me pareció simplemente acojonante (perdonadme la expresión). Y en los dos sentidos de la palabra, por un lado en lo que se refiere a tremendo y por otro en lo que se refiere a que te llega a dar miedo. Muy rápidos, muy seguros, no hay que tener miedo al rocker tan grande, para nada.
Así que animado como estaba me fui a una palita sencillita de nieve sin pisar para ver qué tal se me daba ahora esquiar por libre.
Estos Armada se desenvuelven ahí fenomenal, pero bien bien, te dan mucha confianza sobre la nieve revuelta ya por el paso de muchos esquiadores, el gran rocker se lo come todo, el patín y la envergadura del esquí (yo lo probé en 1,83) te dan muy buena flotabilidad. Si eres valiente puedes sacarle muy buen partido, yo suelo ser más bien precavido, pero también lo disfruté mucho.
En el transcurso de la jornada habíamos cogido pequeños saltitos de esos disfrutones que te vas encontrando, y también ahí responden ligeros.
En una silla me encuentro con otros dos esquiadores que llevan Armada, les llaman la atención los nuevos TST, los suyos son algo más antiguos. Se juntaron tres generaciones de Armada y ellos me hablaron muy bien de los suyos. Nos fuimos juntos de pista, de fuera pista y otra vez de pista. ¡Qué nivelón tenían los dos! Tanto dentro como fuera, me tuve que emplear a fondo, si me apuras hasta más de lo que me había empleado por el día y eso que era la hora de cierre de la estación. Una bajada de arriba a abajo memorable.
La bajada con Xavi y Jaume, que así se llamaban los dos esquiadores me hizo recapacitar. ¿Qué es un "allmountain"? Pues sencillamente, un esquí que te sirva para cualquier condición de la montaña. Pues en mi opinión el TST es un "all mountain" ideal, lo hace todo bien, pensaba que en pista flojearía un poco, pero nada más lejos de la realidad. Me hice una parte alta de Aliga (pista negra) un fuera pista con condiciones variables, y una pista azul con algo de hielo pero en muy buena condición de un tirón. De arriba a abajo, y no le puedo poner al esquí ningún pero.
¿Sirve como esquí único? Depende qué tipo de esquiador seas sí. Yo prefiero tener específicos para cada cosa, pero si me tuviera que quedar con un esquí que sirviera para todo el TST es un modelo ideal. Eso sí, hay que tener un cierto nivel para llevarlo. No un nivelazo, porque es un esquí muy noble, pero sí tienes que haber esquiado un poco.
Agotado señores. Terminé agotado. Pero muy muy contento.
Necesitaba reponer fuerzas. Y no hay nada mejor para eso que comerse unas madalenas hechas por Silvia con un té al que me invitó Mar en el Mountain Hostel. Con Marc y los cuatro participantes en el Camp. Un buen rato para contarnos cosas de esquí y disfrutar del sitio y la compañía.
Al día siguiente tendríamos otro buenísimo día de esquí con la parte más importante del camp, el rescate de víctimas de avalancha. Información fundamental la que nos tendrían que dar los organizadores.
No quiero cerrar este artículo sin dar las gracias de nuevo a los patrocinadores GORE-TEX, Haglöfs, Viladomat y GrandValira. Gracias a ellos podemos acceder al auténtico mundo del "freeride" de manera segura. Es importante la labor que hacen las marcas para promover el uso de las medidas de seguridad. Es cierto que eso es publicidad para ellos, pero todo el colectivo del esquí sale ganando. Por un lado ellos hacen su publicidad y nos meten en la vena ese veneno que tanto nos gusta, pero por otro nosotros accedemos, por poco dinero a unos conocimientos difíciles de conseguir por otras vías a un precio razonable. Además, no conozco a ningún esquiador que no se deje engatusar por los nuevos materiales y esté encantado de comprar buenos y nuevos productos. Al fin y al cabo los esquiadores turistas como yo, seguramente como tú, somos los que más dinero gastamos y nos gusta que nos mimen un poquito, que las marcas nos traten bien. Bravo por estas cuatro marcas, saben muy bien que lo tenemos en cuenta. Yo uso Haglöfs en muchas prendas, compro en Viladomat, uso GORE-TEX a destajo y esquío en GrandValira, así que pueden mimarme todo lo que quieran.
En el lado personal quiero agradecer a Carlos Delgado y a Raimon Suárez el préstamo de los Armada TST, pasé un día fantástico con un esquí magnífico. Los dos fueron muy amables.
Y, como no, aunque todavía queda mucho por contar en el artículo y unas cuantas fotos por poner de todos los participantes, quiero agradecer la compañía tan agradable, con esos jóvenes que tanta energía nos dieron (qué bien le pegan) y los menos jóvenes pero que tanta experiencia tienen y las ganas de esquiar que derrochan. Por supuesto al equipo genial de Pecu, Joaquín y Kari. Da gusto con gente así, buenísimos profesionales que transmiten esquí.
Nos vemos enseguida. Y os pongo también el video que ha editado el amigo Fernando como resumen del primer día. Os gustará verlo.