El fin de semana pasado, por fin, llegó la nieve con fuerza y, además, con calidad a nuestras estaciones. En concreto, en GrandValira, tuvimos dos jornadas de esquí excelentes.
El viernes ya se barruntaba día épico y, aunque no lo hago nunca, me dejé preparado el coche para no perder el tiempo al día siguiente. Tengo pendiente "re-estrenar" unos esquís y, aunque tengo ilusión por hacerlo, mi lado más optinimista me decía que no los iba a usar en todo el fin de semana. Como así fue.
Nada más subir a pistas, y como os conté en el anterior reportaje (os lo dejo también aquí), me encontré con tres amigos. Os recuerdo quiénes eran.
Con ellos eché un rato excelente. Nieve polvo fresquita, gente que esquía muy bien y que se conoce la estación al dedillo, esquís gordos, ganas,... De ahí solo pueden salir ratos buenos y divertidos.
El domingo el día fue muy diferente, para empezar había salido el sol, las pistas estaban muy bien trabajadas y estaban de auténtico escándalo. Las condiciones perfectas. Con todo, a las 9'15 de la mañana ya teníamos esto en mitad de una pista. ¡Qué poca vergüenza tienen algunos! A ver si nos concienciamos un poco por favor, ya sé que el que lo hizo no leerá este blog, pero sirva para que los que somos un poco más civilizados recriminemos a quien lo haga.
Tras hacer unas cuantas pistas para calentar y mirar de reojo a los fuera pista, llegó el momento. El día anterior había tenido mi buen rato de nieve polvo, pero ahora íbamos a enfrentarnos a pendientes más grandes y, sinceramente, a mí el miedo todavía me puede mucho. Es una cosa que quieres hacer pero que no te importaría posponer unos momentos más. Es parecido a tirarse a una piscina cuando el agua está fresquita. Sabes que lo vas a disfrutar y tienes dos opciones: primero metes un pie, luego otro, luego llegas hasta la zona "peligrosa" y, por fin, te tiras y lo disfrutas. O te tiras sin más. Yo, me he pasado otras veces, me lo pienso bastante y luego me tiro. Siempre me ha encantado, pero siempre me lo he pensado primero. Supongo que con más horas de fuera pista el miedo se me irá quitando, pero todavía recuerdo que la única lesión que me ha dejado sin esquiar me la hice en nieve sin pisar. Luego disfrutar, lo que es disfrutar, lo disfruto como un niño, aunque sé que me queda un puntito para gozarlo más todavía.
Pues si yo estaba inquieto, mi colega Alex estaba que no se podía aguantar, así que, después de una pequeña toma de contacto, decidí darle la razón y seguirle a donde fuera, o casi.
Esta es una bajada que solo había hecho una vez y en unas condiciones muy diferentes. El año pasado la nieve estaba tremendamente dura y la bajada muy bacheada, con lo que la dificultad era mucho mayor. Este año las condiciones eran muy buenas. Tras ver bajar a Alex el miedo era mucho menos. Después de mí bajaría un compañero que nos trajo la montaña, Yosu, un cántabro que vive en Madrid y que se vino de aventuras con nosotros. En estas pendientes vale la pena asegurarse de que te pueden asistir en caso de caída o de accidente.
Como os digo, seguro que técnicamente había muchos puntos que mejorar, pero tras bajar esas palas me da un subidón tremendo. Y luego ya quieres más y más. Y así fue. Estuvimos dándole un buen rato. Llega un momento, que además llega demasiado rápido, que la montaña está entera "petada", y no queda una línea por hacer.
A lo largo de la mañana vimos a unos cuantos amigos y conocidos, a mí me llamó la atención un grupo de tres personas que bajaba muy bien. Es un fuera pista con bastante pendiente pero que no ofrece, al menos aparentemente, mucho peligro, pero lo puedes bajar con cierta torpeza, como yo, por ejemplo, o con mucha soltura, como estas chicas. Charlamos brevemente y nos conocíamos de las redes y de amigos comunes. ¡No veas cómo esquían!
Para acabar la jornada de vuelta a las pistas y disfrutar de cómo estaban, una auténtica gozada.
Como siempre un placer compartir ratos de esquí con mi amigo Joan, en esta ocasión era su cumpleaños.
Por último os dejo un video con un par de bajadas de Alex y mías.
Encampadana. GrandValira. from Alvaro Urzaiz on Vimeo.
Un abrazo a todos, nos seguimos viendo por aquí a no ser que nos veamos en las pistas. O mejor todavía, fuera de ellas y con buena nieve.
Siempre que escribo un artículo de este tipo hago una llamada a la prudencia, a esquiar en zonas conocidas y a hacerlo con el equipo adecuado. Lo importante es disfrutar y poder contarlo con alegría.
Nota del autor: Las fotos y el vido aquí publicados no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tengan en cuenta que el autor no es un profesional del esquí y que tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, y por supuesto el autor, estamos inmersos permanentemente; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.