Parados y cerrados los remontes mecánicos, los esquiadores de pista han alcanzado sus últimos objetivos. La temporada ha terminado.
Se oyen lamentos en los foros de esquí, se rescatan consejos para hacer breve la espera hasta la siguiente temporada. Se busca consuelo abriendo el cajón de los bañadores y sacando las chanclas del armario... Unos cuantos esquiadores recalcitrantes, no obstante, no quieren dar por muerta la temporada. Y aparecen reportajes en Nevasport como
Yo también quiero poner mi copito de nieve en ese movimiento resistente y amenizar la espera de la próxima temporada con unas pocas fotos de nuestra última salida.
No sé si se notará en las fotos, pero fue una salida especial, porque fuimos a un sitio muy poco transitado. Tan poco, que no nos cruzamos con nadie en todo el día, con la excepción de algún sarrio y de alguna marmota. Yo, que apenas llevo en esto de la travesía unos cuantos días, normalmente me dejo llevar por la querencia del territorio conocido y suelo buscar en las salidas de travesía la tranquilidad de las pistas de Cerler, que conozco casi igual de bien que la palma de mi mano. Basta con que los remontes no funcionen para que uno tenga una sensación distinta de la que siente habitualmente cuando está rodeado por el bullicio de las pistas. Esa sensación se exacerba cuando te alejas de un entorno conocido y te aventuras en territorio "comanche" si me está permitido exagerar un poquito. Para eso hace falta un guía que conozca el lugar, porque una cosa son las ganas de aventura y otra -bien distinta- el perderle el respeto a la montaña y adentrarse en sitios sin conocerlos. Nosotro tenemos el mejor guía que se puede tener: nuestro amigo Joanjo.
Joanjo, además de esquiar estupendamente, es un guía paciente que siempre tiene a punto el consejo que te hace falta. Y si las cosas se tuercen ahí está él para, llegado el caso, sacarte de un apuro.
Esta vez, Joanjo nos llevo por Ardonés. Podéis ver el report de ese día en su
La excursión empieza cerca de la captación de agua de Ardonés. Además de Joanjo, me acompañaban Lucas y Carme.
Al principio la pendiente es un tanto empinada, así que tanto Carme como yo optamos por calzar crampones y tirar para arriba ahorrándonos unas cuantas vueltas María. Joanjo poco a poco nos va convenciendo de que hay que atreverse con ellas incluso cuando hay mucha pendiente. Y lo hace con demostracioes prácticas:
Aunque él también, en ocasiones, prefiere tirar para arriba por las bravas y sin las focas:
Salvados los primeros abruptos desniveles, calzamos todos las focas y... ¡a disfrutar de la subida!
Lucas y Joanjo antes de bajar una de las primeras palas:
Me gusta abrir el cuadro y resaltar la soledad del esquiador en ese paisaje tan sobrecogedor.
Pero también hay que sacar primeros planos de los esquiadores:
Carme disfrutando:
Lucas:
Yo también salgo en alguna foto (Joanjo fecit):
En la bajada hubo que quitarse los esquisiles algunas veces, pero eso no hizo sino añadir un puntito más a lo especial que fue el día.