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Última actualización: 22/04/2024 a las 20:28:35 (CET)

Un día cualquiera

Un día cualquiera
Hoy es un día cualquiera. Es invierno y en la calle hace un frío que pela. Ya nadie se acuerda de las peculiares vestimentas veraniegas que tanto nos gusta exhibir.

Hoy es un día cualquiera. Es invierno y en la calle hace un frío que pela. Ya nadie se acuerda de las peculiares vestimentas veraniegas que tanto nos gusta exhibir. Yacen en el fondo del armario todo tipo de atuendos bastante precarios como pareos, bañadores, bikinis, camisetas de dudoso colorido, chancletas de varios colores y cometidos... A nadie ya le llaman la atención y aguardan solitarias un poco de luz. Los protagonistas ahora son abrigos gordos, pantalones gruesos, camisetas y camisas de manga larga, calcetines gordos y altos; incluso ahora guantes y gorros empiezan a ser protagonistas diarios.

El cielo tiene un colorido gris de profundidad indescriptible. Parece amenazador a los que estamos ahí abajo, por momentos uno tiene la sensación de querer ser engullido bajo su alargada mano. Miniaturizado, insignificante. Ya no luce un sol resplandeciente que nos brinde una sonrisa cariñosa. Parece tímido y sale menos horas cada día. Tan tímido que apenas se levanta tan alto en el horizonte como lo hacía en verano. Hasta el aire parece haberse puesto de acuerdo con él y hoy es más fuerte y frío que de costumbre. En las cumbres de las montañas parece capaz hasta de arrancarle a uno el alma. En la ciudad en cambio todo el mundo parece querer ignorar el día de hoy, esperando que mañana sea un poco mejor. Algunos andan por la calle con una lagrimilla colgando de un ojo, la cara de otros parece petrificada y apenas articulan alguna mueca. Muchos tienen la nariz tan roja que podrían confundirse con un semáforo. Es tiempo de catarros.

Estoy esperando el autobús en mitad de una calle de Barcelona. En la parda aguardan también tres personas, dos chicas universitarias y un señor mayor. La verdad es que no puedo de dejar de mirarlas y él tampoco. Lo he visto mirando de reojo. Están enfrascadas en una conversación completamente ajena a lo que las rodea. Sueltan risas sin parar. La verdad es que no oigo nada pero me gustaría, se lo están pasando en grande. Les importa un bledo el tiempo que haga. En cambio al señor parece que su colorida nariz y su tez blanca no están tan de acuerdo. Al cabo de dos minutos parece que a ellas también parece empezar a importar la espera y la fluidez de la conversación ha desaparecido. Ahora una le comenta a la otra el intenso frío con el que hemos amanecido hoy. Una de ellas, rubia ella, me mira un momento de reojo. Se me escapa una sonrisa y vuelve a mirar. Esta vez me devuelve la sonrisa y me dice: "No?"

- Pues sí. Hace un frío.... # La otra chica, la morena se da la vuelta toda sorprendida al oír mi voz. #
- No nos hemos dado cuenta que ya estamos en invierno...
- Pues sí tía... Menudo agobio, frío adónde vayas, lo que pasa que luego entras a los sitios con la calefacción a tope y... pasa lo que pasa.

El señor mayor asiente con la cabeza para sí mismo. Tiene la mirada perdida en algún punto del otro lado de la calle. Sólo de mirarlo tengo la sensación de estar medio ahogado y dolorido. Las chicas vuelven a hablar entre ellas.

- El fin de semana que viene ¿es puente no?
- Sí tía podríamos hacer algo.
- Yo estaba pensando que con el frío que hace... ¿Qué te parece ir a esquiar?
- Síííííííííí!!! Podríamos decírselo a todos y nos alquilamos un apartamento o algo.
- Ya pero ahora es un poco tarde estará todo lleno.
- Da igual. Algo encontraremos.

Estas chicas acaban de dar en el clavo. Yo si de algo me alegro meteorológicamente hablando es del invierno. Está claro que el verano tiene sus ventajas. Las cañas en el bar, camisetas de manga corta o directamente sin ellas, en una terracita por la noche al aire libre y con buena compañía tampoco tienen precio. Las idas y venidas a la playa, fiestas hasta las mil quinientas de la noche, las esperadas vacaciones de muchos, las eternas miradas a cuerpos poco vestidos amparadas por los oscuros cristales de las gafas de sol,... Pero es invierno y hay que sacarle partido al máximo. Aparte de días grises como el que intenta, pero no consigue, lucir hoy a la que nos alejamos de la ciudad se abre un nuevo mundo. Un mundo frío, tenebroso tal vez, gélido, paralizante, pero sobretodo blanco. Hoy mismo las cantidades registradas de nieve en el pirineo son más que buenas para lo que suele ser el principio de temporada en nuestros pirineos. Esta mañana consultaba el parte de nieve en la página web del servicio meteorológico y se me ha dibujado una sonrisa que de momento llevo incrustada en la cara. Inmediatamente he recordado las vertiginosas esquiadas del año pasado y podría decir que debido a ello hasta he movido algún músculo involuntariamente. Bajadas a velocidades bastante ilegales en mitad de una pala eternamente blanca, con el mejor polvo de todos los tiempos. El mejor polvo que recuerdo en el Pirineo. Las sonrisas que se dibujan en la cara de todos al llegar al embarque del telesilla. Los abrazos al superar esos palones escalofriantes que te paralizan sólo de verlos. Las charlas acaloradas en el restaurante rememorando el magnífico día que ha lucido y entablando nuevas y esperemos perdurables amistades blancas.

En la estación dónde trabajo están ya calentando motores y si hace tan sólo un par de semanas apenas llegaba a la veintena el personal que estaba trabajando hoy podemos contar más de un centenar. Los de hostelería van todos armados con trapos y mochos sacándole brillo a todo lo que ven. Algunos de ellos están rellenando las neveras, clasificando todo el género, haciendo recuento de existencias, contando barriles, tazas de café, cucharillas, cajas de sobres de azúcar, servilletas... Los chicos de mantenimiento no paran de desplazarse arriba y abajo con todo tipo de medios de transporte, ya sean máquinas pisanieves, motos, esquís, encima de un remolque. Todo vale hoy para que en breve la estación abra sus puertas al público. Todas las sillas están rodando y ultimando las revisiones técnicas y de personal. Los pisteros están acabando de instalar señalización, protección de cañones, redes, revisando anclajes, dándoles una mano de pintura a las curtidas camillas,... Y los maquinistas hoy parecen niños con un regalo de reyes con forma de monstruo mecánico con el que moldean a su gusto cantidades ingentes de nieve para que el público pueda sacarle el máximo partido a las pistas. Todos están muy motivados y atentos a todo. Desde el directivo de la central de Barcelona sentado en su despacho en una céntrica calle hasta el fregaplatos del restaurante.

En Barcelona en cambio acaba de llegar nuestro autobús y de repente desaparece esa contínua sensación de frío y corremos al interior para ser abrazados por el aire caliente que desprende la calefacción. Delante está todo ocupado así que nos adentramos en el bus y buscamos sitio atrás. El señor mayor ha encontrado un asiento cerca de la puerta. Nosotros tres hemos localizado sitio atrás. Las chicas encuentran un par de asientos vacíos uno junto al otro. Justo detrás hay un hueco para mí. El único que queda. Vuelven a charlar entre ellas y una la dice a la otra que muy bien pero que le guste o no hoy no es puente y que sigue siendo un día cualquiera y que mañana igual. Se me vuelve a dibujar una sonrisa en la cara y hasta se me escapa un leve sonido parecido a una breve risa. Pienso, sí. Hoy es un día cualquiera, pero mañana no. Mañana empieza una nueva temporada de esquí. Y con ella un mar de sensaciones inigualables que espero compartir con los que más quiero y puede que con alguien más.

"Dedicado especialmente a Concha Romero"

6 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    14/11/2006 17:02
    #1
    estupendo relato!! te aseguro q si llega a coincidir con la esperada primera nevada de este año, se me hubiese caido una lágrima.
    Gran redacción!! muchas gracias

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  • #2
    Fecha comentario:
    15/11/2006 14:07
    #2
    Un relato conmovedor, a ver si llega ya el frio, que lo esperamos todos con los brazos abiertos, y con las piernas en cuña.

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    15/11/2006 17:52
    #3
    Precioso, Albert; ya lo sabes :)

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  • #4
    Fecha comentario:
    17/11/2006 18:06
    #4
    CLUB D´ESQUÍ ALPÍ SABADELL

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  • #5
    Fecha comentario:
    18/11/2006 00:05
    #5
    me ha gustado, sobre todo todo lo relativo al ajetreo de la estación, algo que no conozco, lo del bus de Barcelona me suena mucho mas, por desgracia. Un saludo

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    • Gracias!
  • #6
    Fecha comentario:
    08/09/2010 16:48
    #6
    me encantaaa!!
    por favor sigue escribiendo relatos e historietas como estas! son preciosas y permiten saber cosas sobre las estaciones de esqui muy interesantes. graciass

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