En esta ocasión tengo la oportunidad de conocer otra estación de la Cerdaña francesa: Cambre d'Aze, situada a poco más de 180 km desde Barcelona.
Cuenta con 35 km esquiables, y está formada en realidad por dos estaciones: Eyne y Sant Pierre que comparten un único forfait. Se enmarca entre las cotas de 1640 y 2400 mts, discurriendo todas las pistas entre bosques de pino negro. Esta es una estación de carácter muy familiar con pistas de baja dificultad, tan solo un telesilla cuatriplaza desembragable siendo el resto de los remontes telearrastres, y con una más que buena innivación artificial ya que la estación cuenta con 135 cañones de nieve.
El día amanece soleado y caliente en la estación, revelando una nieve primavera de espesores aceptables que se va volviendo más papa en las cotas bajas conforme transcurren las horas. Es una estación sin aglomeraciones, con forfaits muy asequibles (14 euros con carnet de estudiante), pero siendo un viernes y al final de temporada (la estación se cerró ese mismo domingo por baja rentabilidad económica) la estación esta vacía prácticamente desierta, por lo que pudimos encadenar bastantes descensos sin cruzarnos con nadie ni en las pistas ni en los arrastres.
Empezamos en la zona accesible por el telesilla: en la parte baja de Sant Pierre, las pistas son muy fáciles, ideales para la gente que esta aprendiendo por su anchura y pendiente suave, pero porque no decirlo aburridas para los que no son novatos.
Así que pronto enganchamos los dos telesquís sucesivos que suben a partir de donde termina la silla y llegamos a la cota más alta de la estación, las vistas son espectaculares, se divisa desde la Masella a Font Romeu, pero no nos detenemos mucho tiempo, esta zona está más desprotegida y el viento sopla bastante fuerte como para aguantar mucho tiempo quietos, aquí la nieve ha aguantado mucho mejor, y se disfruta un poco más, pese a ser pistas catalogadas como rojas parecen bastante sencillas y probablemente serían azules en otras estaciones.
A las 12:00 se paran todos los remontes, y todos guardamos un minuto de silencio en recuerdo de la masacre producida en Madrid que jamás olvidaremos.
Después
de unas cuantas bajadas continuas, nos percatamos de una de las
pistas negras: La Petite Noire (esta
estación solo tiene 2), desde su base parece una pista de
bañeras bastante divertida, pero cuando llegamos arriba vemos
que esta cerrada, en principio la pista parece en perfectas condiciones
así que preguntamos a un pister cómo está,
nos comenta que hay alguna calva al principio, pero que son poquita
cosa así que si queremos bajar que nosotros mismos (después
de haber surfeado durante mucho tiempo en las estaciones de la Cordillera
Cantábrica donde las calvas muchas veces son una constante
no puedo dejar de asombrarme ante las precauciones que toman los
franceses, tal vez sean un poco exagerados, pero después
de todos los accidentes fatales que hemos visto esta temporada seguro
que no van muy desencaminados).
Finalmente decidimos bajar, vemos que las calvas son mínimas
y con un pasillo ancho para pasar entre ellas , el descenso no es
muy pronunciado, pero le da una chispa la multitud de bañeras.
Después de comer, nos pasamos al valle del lado de Eyne, desde mi punto de vista esta zona da mucho más de si, con una pista central con un precioso tubo natural que hizo nuestras delicias pese a la mala calidad de la nieve a esas horas.
A simple vista la estación tiene unos cuantos fuerapistas pero no están practicables por la escasez de nieve, por otro lado también hay posibilidades en algunas zonas de bosque no muy densa, aunque la mayor parte es demasiado denso como para surfearlo cómodamente.
Con raquetas se pueden hacer algunos fuerapistas bastante salvajes, nos cuentan que cuando las condiciones de nieve son buenas se puede hacer un descenso un poco extremo por el tubo central que se ve en la foto inferior.
Concluimos aquí la jornada y dejamos para otra ocasión la visita a unas termas naturales cercanas.