CASO 2:
Este caso es muy ilustrativo sobre cómo una palabra lleva asociada una historia, y sobre cómo ésta historia hace de límite a un saber. Sobre cómo una historia olvidada en el pasado (es decir reprimida en el inconsciente) bloquea el aprendizaje de un saber.
Se trata de una Madre que trae a su chiquillo por recomendación de un profesor, amigo de la madre, que observó en reiteradas ocasiones la dificultad que el alumno tenía a la hora de superar el examen de informática.
La mujer, alertada por el temor de que su hijo pudiera repetir curso, decidió apuntar al chico a sucesivos centros de Logopedia en donde nada pudieron hacer para que aquel púber de 11 años aprendiese a manejarse con un ordenador.
Desesperada, después de consultar con diversos psicólogos del comportamiento, algunos de los cuales insistieron mucho en medicar al chico “por su bien”, ésta madre tuvo la brillante idea de volver a pedir una opinión.
Como no podía ser menos, trae un informe escolar en donde se viene a decir, a grandes rasgos, que "por el bien del futuro del chico es altamente recomendable que acuda a clases de apoyo si no quería retrasarse y perder la estabilidad en su vida futura laboral" (como si el panorama nacional y mundial no fuése el que es, dicho sea de paso).
Todo muy bien acompañado de diversos Test que, como era de esperar, no evalúan absolutamente nada, excepto la lógica intrínseca al método.
La primera tarea fue tranquilizar a la madre. Con esto ya el chico pudo empezar a respirar un poco.
Lo siguiente fue escuchar al chaval. La escucha de un Psicoanalista no se parece, en absolutamente nada, a eso que hacen otros. Por primera vez este chaval iba a ser escuchado.
Voy a acotar bastante el tema para ir directo a lo que se plantea:
Una historia que queda encapsulada, representada, materializada en una palabra que moviliza toda la carga que a ella se ha asociado.
En este caso, y como ya imaginaréis, hay algo traumático.
Todo giraba en torno a lo siguiente:
El chico había sido cambiado de centro recientemente y en su nuevo centro tuvo que arreglárselas con las clases de informática que no se daban en su centro anterior. En su casa no había entonces ordenador y, por ciertas circunstancias, no había aprendido más que a meterse en chats con los amigos para conversar.
La dificultad radicaba en una aperentemente sencilla operación que impedía todo desarrollo ulterior de tareas. Esta aparentemente sencilla operación venía ya descrita en el informe que traía la madre y que era lo siguiente:
A la hora de copiar un texto no podía transportarlo de un archivo a otro. Por más que copiara todo aquello que debía copiar en el portapapeles, no podía trasladarlo hasta otro texto.
El profesor le insistía en que aquello era "muy fácil", que primero debía copiar el texto de un lado para después haciendo uso de los botones del ratón pegarlo en el otro lado. Sin embargo el chico se bloqueaba.
Tras varios trucos y maneras a cada cual más pedagócia de explicárselo aquél chico parecía no entender nada de aquello. Se quedaba mirando la pantalla, absorto. Una y otra vez. Al final derivaron al chico al psicólogo del centro.
Lo interesante de todo esto es que
hay en juego una palabra que hace de báscula, que moviliza toda una historia de la cual nadie sospechó lo más mínimo, hasta que, por primera vez, fue escuchado.
En Psicoanálisis Lacaniano hablamos de
Significantes para dar cuenta de (vamos a decir,) una serie de "palabras importantes" que llevamos con nosotros sin saberlo y que nos articulan.
El significante en cuestión que me llamó la atención hizo que, en privado, preguntase a su madre por la historia del chico.
Su Padre los había abandonado hacía 4 años, el chaval era hijo único, y ella se ocupada de él lo que podía. Evidentemente la historia es mucho más amplia pero voy a separ el grano de la paja e ir a lo central.
Preguntada por los motivos de la separación, la Madre, no sin reparos, comentó que su ex-marido (el padre del chico) era un alcohólico. Un alcohólico que cuando llegaba borracho a casa dedicaba buena parte de su tiempo a maltratarla a ella, cosa de la cual el chico había sido testigo.
De manera que lo que el chico no podía era
pegar.
Así, cuando le decían “copia y
pega”, lo que este chico no podía realizar era el acto simbólico de pegar. Así fuese en el portapapeles de Windows.
Esta palabra, este
Significante, llevaba en sí (para este chico) asociada toda esa violencia contra su madre de la que él fue testigo y era eso,
y ninguna otra cosa lo que bloqueaba su aprendizaje.
Ni informes Neurológicos, ni falta de atención, ni Test de inteligencia ni mucho menos falta de "habilidades cognitivas" como groseramente lo llaman estas personas que desconocen la verdadera función y el campo de la palabra en el Sujeto.
Bueno, aquí lo dejo. Otro día, más.
Editado 2 vez/veces. Última edición el 28/11/2013 23:16 por RED_STONE_BASS.
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