Y por esa regla de tres me dirás que es mejor:
- Sales del curro corriendo para casa, el metro en viernes tarde va hasta la bola, llegas a casa y mientras te comes un bocadillo bajas por el ascensor con una bolsa para las botas, una bolsa para los esquís/tabla y una bolsa con ropita y el neceser (seamos aseados :D).
Andas tres travesías y empiezas a entender que siente un burro de carga. Finalmente llegas al metro, como tu estación es de las antiguas no hay escaleras mecánicas para bajar, así que bajas las escaleras y cada peldaño se convierte en una aventura, parece que estes concursando en el Gran Prix (Pero no el del verano, sino el del invierno), llegas al andén que no está muy lleno, la gente come en sus casas tranquilamente. La gente en el metro te mira raro pero eso a tí te da lo mismo, llevas 25 minutos acarreando con todos esos bártulos pero el hombre más feliz del mundo, si superas esta prueba mañana estarás disfrutando de unas fantásticas bajadas en la estación X de Andorra.
Llegas a Atocha, después de hacer un transbordo que casi acabó con tú salud cuando se te escurrió la bolsa de las botas por las escaleras mecánicas, por no hablar de cuando casi vuelas la cabeza a la ancianita que se disponía a subir detrás tuyo en las escaleras mecánicas. Cruzas el vestíbulo, llegas al control de billetes, que muy inteligentemente habías adquirido el martes para evitarte las colas, pero oh!!! de las dos azafatas que atienden solo una está en la entrada, la otra se fue a hacer un pipí, así que empiezas a hacer tu primera cola del día.
Finalmente arrastras todo hasta donde debes enseñar el billete, has aprovechado la cola para sacarlo de la bolsa, no sin algunas dificultades, por fín estás en el andén del AVE, aleluya!! piensas para tus adentros. Llegas al vagón que te toca, que casualmente es el penúltimo el tren, como viajas en turista para ahorrar que el presupuesto no da para mucho más, observas con estupor que no existe ni un solo lugar donde aposentar tu 1,70 de esquís
, total que decides colocarlos como puedes en culaquier sitio, rezando dos Ave Marías y un Padre Nuestro para que no se caigan y se estropeen o peor aún le den un castañazo al armario de dos metros que viaja en el asiento contiguo al tuyo y se lie la marimorena.
Superada la odisea madrileña y cómodamente sentado en el tren observas como son ya más de las 5 de la tarde, pero vamos bien de horario, no pasa nada, el tren sale a su hora y en dos horas y cuarenta minutos estás en la capital del Segrià. Son las 8 de la noche pasadas, el bús sale de la estación de autobuses a las 9, así que corres con todos los trastos con los que te asemejas más a un hombre orquesta que no a un turista. Y llegas sudando la gota gorda a pesar de estar a 5 grados positivos. Gracias a Dios que están cerquita. Compras tu billete y consigues dejar los trastos en el maletero del autobús.
Desgraciadamente el autobús no es ni muchos menos directo, va parando en las pueblos más importantes como Balaguer, Artesa de Segre, Ponts, Oliana o la Seu d'Urgell. Así que finalmente tras más de 3 horas hacinado en un autobús donde por desgracia te ha tocado en el límite entre fumadores y no fumadores, una de dos o te has apestado del tabaco de los demás o no has podido fumarte un cigarrito tranquilo por que la persona que tienes al lado no ha parado de quejarse del humo durante todo el trayecto, llegas a la estación de autobuses de Andorra la Vella sobrepasada ampliamente la medianoche. Aprovechando que estás al lado del McDonalds decides comer alguna cosa para matar a ese gusano que llevas en el estómago, un vaso de leche y un bocadillo no es la mejor alimentación para un día entero, pero si lo rematas con un McDonalds quizás sea peor aún, pero es lo único que hay abierto a estas horas de Dios.
Con el estómago lleno te queda llegar al hotel, esto ya sería otro cantar, un taxi si estás fuera de Andorra la Vella o lejos de la zona, y ten en cuenta que a la mañana siguiente te tocará madrugar para llegar a pistas.
Y hasta aquí el tocho, que ya estoy cansado de escribir
Eso si, yo lo tengo claro, no me voy de Madrid a esquiar al Pirineo en estas condiciones. Y por cierto, no he echado mano de las desgracias que puedan ocurrir, como un ligero retraso del AVE y la pérdida del autobús de Lleida a Andorra, lo cual puede ser común.
Saludos,
David rD