Hola de nuevo a tós y tóas, perdoná que me arretrase en estos relatos pero é que andispué dunasemanasanta despegao der trabajo no vea er shosho que había montao cuando he shegao etta mañana. E que la mega farta un par de día y no me saben de jasé ni er café, en finss.
Ea, pos aproveshando er ratito entre er pottre y la hora de comensá a currá de nuevo, arretomo er relato de nuettra peripesias arpinas de la semana pasá.
Nos habiamo de quedao en er segundo dia, que como é naturá, vino seguío de la segunda noshe, que é la tersera si contamo la noshe que shegamo (joé qué follon), en la cuá tampoco salimo de juerga.
Pero qué é etto, me dije shon toa indigná. Mescapo una semana de cashondeo sin mi mario y me tienen aquí enserraita como en la casa de bernardaarba. Eso si, las reservas de alcojoles varios, como podéi de vé en er reportaje de la Carol, eran escelvillosas, asín que despué de tré pelotasos la mega se orvidaba de sus gana de salí. Si me está de leyendo mi marío, no temenfade padre, que nomemborrashé ni una vé, de verdá de la guena, que una tiene un glamú y una imagen que cuidá y había por ashín demasiás cásmaras indiscretas, que se descuidaba una y le sacaban la pansa en primé plano, dio mio espero que una onda elestromasnética haya neutralisao esa tarjeta de memoria y ese doscumento nunca sarga a la lú.
Guenor, vamo con er terser día. Er espestáculo que se ofresía a nuettros ojo era tar que asín
Imaginaro los gritos dalegria, los abrasos y beso entre legañas y la felisidá incontenible de tol grupo. Como nos habíamos levantao media hora má temprano, conseguimo de shegá a las pittas media hora má tarde, no se como cogno lo hisimo pero debe sé un recor nunca igualado en la estasión, dio de mi vida qué panda tardones. A puntostuve de í a cambiá er flosflai pol uno de medio dia, que par caso lo mimmo hubiera dao.
Shegando ar glasiá ya casi a mediodia, nos encontramo como siempre con una nieve masrasvivillollosa, unas pittas amplias y un sol presioso. A tó esto, la mega sacordó der fuerapitta que había vitto er dia de ante, y empesó a pinshá a los demá. La Caro fue la primera que se lansó pol debajo de la sinta pa entrá en lo prohibido, y nos bajamo la roja der glasiá pero pol la palte de fuera prospiamente disha. La nieve, vilgen vilgen como que no era, etaba sha como shupá, pero seguía ettando blandengue y fásir de esquiá. Fuimo bajando siguiendo las instrussiones der foro nevaspó pa esquiá pol nieve virgen o resientemente desvirgá, y empesé a bajá jasiendo lo único que se de jasé en estos terrenos desconosido: esharme topatrá, torsé las patas como la linamorgan pa que los esquises giren eshos solos, y serrá lo ojo hatta que la velosidá vuerva a sé inferió a la de la lú. Despué de los primero giro sin hostialme, hatta matreví a sacá la cásmara y jasé afotos, físjate lo suerto que iba shon
En esta darriba se ve a palte der grupo, tós asombrao de que la mega siguiera viva y sin conventilse en una coscreta humana.
En la asiguiente se ve la bajadita y las montañas der fondo, que eran mú potitas eshas
En la afotisho siguiente, er segundo pol la izquielda é Juancar. Ese puntito que se ve ashín abajo. Y shón me dije, ea, voy a jasé un girisho y me pongo a su artura. Y allín que me lansé, pero la velosidá de la lú me shevó como dosiento metro má debajo de donde ettaba é. En ese momento me dije, mega, fuera pistas, pos bueno, pero no te meta a esquiá nunca entre arbole polque te vas a come hatta er úrtimo tronco, con ese contró y esa presisión que tiene en tus aprosimasione.
Abajo der tó estaba la Miriski a traisión grabándono videos malintensionado. Fue en esa ocasión cuando, sin shon dalme cuenta, esha grabó er grito que semescapó ar intentá de pasá pol debajo de la cuerda de la pista y casi degollalme en er intento. La pluma fue de tal calibre e intensidá que la cásmara casi no pudo sopoltarlo y se suisidó. Espero que ese doscumento también hasha sido destruido por arguna onda elestrosmasnética o de cuarquier otro tipo iguá de devastadó. Pero me tesmo que no tendré esa suerte...
Tras unas bajadita por la sona der glasiar, la Caro y el Juanma cogieron camino par apartamento, y nos quedamo los incansable de siempre, más Miriski y Raul, que sin ningún miedo se unieron ar grupo de sierraestasione. Y asto segido, tós se dirigieron sin musho convensimiento pa dejarse de caé en las fauses de uno de los bishos má terribles de la estasión, la pitta negra “Super Diable”.
La susodisha pitta tenía una inclinasión battante negra, pero lo peó era lo dura que ettaba la joía. La bajamo bailando una jota aragonesa con arreglo de luiscobos ar grito de “comoresbalalaputa” y shegamo abajo con sensasión de triunsfo por no haberno descoñao. No se si será der canguelo o de qué, pero no tengo má que éta foto de esa sona de lastasión, en la que vemo a Juancar intentando esorsisá las mardades que nos aseshaban en los proselosos abismos de la super diable.
De vuerta parriba pa vorvé a bajarla, fuimos testigos duna hostia monumentá, dun señó que se hostió arriba de la pitta y se fue descurriendo a toa hostia y no paró hasta la parte plana dabajo. Ar menos tuvo suerte y solo perdió un palo, dó metro ante de pararse, supongo que en los estertore de la muette.
Detrá de é venía un tio con unos esquis pequesñajos de esos, y en vista de lo ocurrío a su predesesó, se tiró en supershús topabajo a toa hostia, bailando la conga, el fostrós y otros bailes de salón variados, pero er joío no se hostió, ante los vístores y aplausos de los que ibamo en las sillas. Eso é esharle guevo polque si se shega a hostiá, encuentran cashos de dientes hastan er montblanc.
La segunda bajadita fue má pausada y má acosjonada en vitta de las hostias presedentes, pero conseguimo de shegá los cuatro abajo sin deslisamientos de considerasión y con nuestra morá mú arta por no habernos rebosao en semejante patinaero. No vea lo que malegré de haberle afilao los cantos a los esquises, y mucho má que me alegraba de sabé qué eran eso de los cantos, meno má que la Carol meloxplicó er año pasao en las dolomitas, sino la mega hubiera dao er dó de pesho en er super diable y hubiera salío volando y rebotando pol las montañas.
Abajo, en la silla, Juancar me señala con cara de risa, y sho voy y miro y me encuentro tal que esto
O sea, un inglé o argo paresío, de coló rosita, con los pantalone tó bajao y er culompompa. Cuando eshé la afoto se ettaba recomponiendo, pero cuando miré de primera le vi hatta la campanilla pol detrá. Madre mia qué való y qué confiansa en sí mimmo, bajalse lo pantalone ashín delante de la gente, con esos carsonsillo tan blanco en los que cuarquié descuido, cuarquié cosa que parese que é pero que no é, cuarquié gasesisho malintensionao, puede dejá una huella battante vergonsosa. Ea, pos sin ningún miedo y con totar confiansa, er señó rosita nos hiso un casi calvo en las montaña sin asomo visible de palomo arpino. Será la flesma britásnica esa, digo shón.
Impresionao pol la vision, nos subimo de vuerta a la silla y comensamo er retonno a casita. De camino pasamo por varia pittas asules que sha conosiamo, e hisimo arguas afotishos como etta en la que se ven las pilonas der guevo Jandri, y las pittas der glasiar arribota der tó
Ya en la sona de prinsipiante, hisimo una paradita tésnica ante de afrontá la bajada úrtima der dia pol la temerosa Valentin, y se veían cosita como etta:
Despué der descansito, comensamo a bajá la Valentín, con la nueva añadida, la Miriski, que no conosía la pitta. Nosotros, que ya éramo pajaros viejos, ettabamos ashín a vé cómo reassionaba ar vé la colessión de cadávere y bañeras paposas. Pero oshen, la tia ni se inmutó, se lansó toa palante comunacampeona y empesó a lidiá con la bañera con una agilidá fastuosa. Tanta tanta agilidá shevaba eshan que en un giro desbocao, le pasó lo mimmo que a la mega er dia de ante, se le crusó pol medio una bañera y labrió depata comuna bailarina. Se quedó despardas y de forma incomplensible pa tós y pa esha mimma, se pegó un costalaso de lahostia y empesó a rodá comunacrosqueta montaña abajo, ante losojos horrorisao de Raú, que corría detrá arrecogiendo los trosos de sí mimma que esha iba perdiendo.
A tó etto, que oigo un vosarrón a mi esparda que desía “ottia que sacaido la miriski!!”, y miro parriba y veo ar migue que se lansa en plan kamikase a sarvá de le muette a su compañera. Er plan se le torsió a los quinse sentímetro de empesá la bajada, polque también tropesó con un braso de cadáve o argo que había por ashín, y pegó una hostia de las que duelen y empesó a arrastrá er culo pegando sartitos rísmicos en cada bañera.
En ese mimmo instante, dosiento metro má pabajo, la miriski ya había entrao en mach 2 y había perdío hatta los empastes trastando de agarralse a cuarquier cosa, ya fuera animá, vegetá o minerá. Er Juancar volaba montaña abajo ar rescate, cantando la marsellesa entre sarto y sarto de bañera.
Y dosiento metro má arriba, la mega se presparaba pa pará ar migue, que bajaba comunmeteorito desbocao. Er shoque fue brutá y la mega se cayó ensima der migue y los dó siguieron bajando abrasao en un intento desesperao de darle pena a la nieve y gritando y shorando como dó condenao. A tó etto, er foro nevaspó vorvió a pasá delante de mis ojo (lo tenía en la caché der dia anterió, así que fue ráspido) y vorví a recordá las instrussiones de descoñamiento en pittas negras antes de arcansá velosicade supersónicas. Er migue y shón empesamo a apretá los esquises de lao y pabajo ar mimmo tiempo, y parese que la cosa funsionó polque ar poco tiempo notamo que no había movimiento ni velosidá ni vida, y abrimo los ojos. Etábamos paraos. Joé qué suerte, con lo mál que lo habíamo hesho, pero físjate, funsionó.
A to esto, que miramos pabajo, y solo er silensio respondió a nuestra angustiosa pregunta: “¿dónde cogno estan estos?”
Empesamo la ronda de guarqui tarqui y no contestaba ni dio, y no veíamo a ninguno de nuettros tres compañeros, ni a la escoñada, ni ar rescatadó, ni ar recogedó de asminículos varios. Ar cabo der rato Migué dijo “ontiaaa, si están ashin abajo, fuera de la pitta” y ashín que nos fuimo, a la parte isquierda de la pitta y cuatrosiento metro ma pabajo. Y nos encontramo a la miriski en este estao lamentable
Y uttede direi, qué cabrone, ponerse a eshá afoto en ese momento, pero oshen, grasias a eso ahora podemo recordá er momento y descojonalnos de esho.
Enresurta que er Juancar finasmante sabia tirao en plansha y le había hesho un placaje de moshila a la mushasha, que pudo de pará por fin y empesá a contalse los moratone que se jiso. Fijaro en la afoto y veréi que estaba empesando a descoñarse pol sitio un poco inospistos, con piedras y demas cosas mu grasiosas que habia por ashín.
En vitta de que la cosa no habia sigo grave, la mega y el migue se pusieron a radiá a tol mundo mundiá el evento pol los gualquis. Fue memorable la frase der migue, que anunsió en la frecuensia nevaspó a tó pulmon “¡ no veas la hostia que sametio la miriskiiiiiii ”. Er llamamiento rasdiofónico fue contestado por casi tós los españole y argún extranjero dándole ásnimo a la miriam. La Carol, que estaba limpiando er piso y había escushao la retrasmisión, por fin pudo respirá tranquila ar sabé que no había guesos rotos ni sesos desparramaos ni tendone estironaos.
Con er susto en er cuerpo, seguimo bajando los escasos sien metros que nos fartaban pa shegá abajo, ya jasiendo esqui acuastico polque en la parte dabajo no veas tu como andaba la neige, que ni era neige ni dios quelavisto, y volvimos pal apaltamento a recuperarno de tantas emosiones y a contarselo todo a los demas.
Termino la crósnica der terser dia con la besha imagen de nuestros guantes recusperándose dundia pa otro y rascando los cristale pidiendo libertá. Pol supuetto que no se la dimo, con lo caros que cuestan, vamos ya.
Seguire mañana con la crósnica der cuarto dia, cuando llegó el asqueroso megacopo a jodelnos las vacasiones. Si es queeeee, no hay manera.
Ea, bersoten pa tós y pa toas, t’aluegonnn