VIII. ¿Serpientes o lagartijas? (lagartijas I)
La Serpiente Negra, al modo de los ríos, con sus afluentes, durante todo su trazado de más de 60 km y que une Granada con su costa, a través de la Sierra de la Contraviesa, pasando por Órgiva, la llamada capital de las Alpujarras, ha ido creando pequeñas carreteras o caminos, unos asfaltados y otros meras pistas de tierra, que sirven de sugerentes oportunidades para visitar sitios muy interesantes de la baja y alta montaña, sin tener que emprender grandes caminatas a pié desde Granada. También sirvieron para otros usos. NI que decir tiene, que las que han sido incluidas en el Parque Nacional, son de uso prohibido a quien no vaya a pié en bicicleta, sea funcionario de la Junta de Andalucía o amigo de alguno de ellos.
Como consecuencia de la decisión del Duque de San Pedro de que la carretera comenzara por el valle del Genil (margen derecha) y no por los Rebites, hubo un tramo de unos 9 km, desde Granada a Pinos Genil que se construyó en 3 años, desde 1919 a 1923 y que llega hasta la entrada del Pueblo de Pinos. Ha sido y creo que sigue siendo conocida por todos los granadinos como “la carretera de la Sierra”. Cuando yo era pequeño, mi tío Ricardo (q.e.p.d.) vivía en un chalecito de la “carretera de la Sierra”. Ir a visitarlo era como ir de excursión, y como había pocos coches y casi ningún taxi, íbamos en el tranvía de la sierra.
Desde Pinos, a 700 metros de altura, la carretera empieza a empinarse, hasta llegar a los 1.200 metros en tan sólo 8 kilómetros. Esa carretera ya no se utiliza ni para subir ni para bajar de la sierra, pero tiene parajes muy bonitos, como uno denominado “El Crispín”, con una fuentecilla oculta en un paraje de cerezos. Toda la zona esa, principalmente la de Quentar y Dudar, en la margen izquierda del Genil, es zona de cerezos, pero sin la fama del Valle del Jerte, ya que se ha abandonado su cultivo.
Más arriba, pasado el restaurante la Higuera, que es donde normalmente hay que poner cadenas cuando nieva mucho, hacia la derecha, sale un ramal de unos tres kilómetros de longitud, que llega hasta los Llanos de El Puche (por donde iba el trazado ideado por Santa Cruz). El motivo de dicho ramal era conectar la carretera de la Sierra con El Purche, donde el afamado médico granadino D. Fermín Garrido había iniciado las obras para construir un sanatorio antituberculoso, que no llegó a terminarse. También construyó otro en la Alfaguara (sierra de Huetor Santillán). Un piensa, tal vez, que en ese sanatorio que no llegó a construirse, un Thomas Mann granadino, hubiera escrito una versión local de la Montaña Mágica. Pudiera haber sido la gran novela de Sierra Nevada, que está por escribir.
Buscando otra vez los Llanos de El Purche, de donde el proyecto se apartó por la voluntad del Sr. Duque, sale otro ramal, hacia la derecha, camino de la Central de Diéchar, una central hidroeléctrica que aprovechaba, hasta hace no tantos años, los recursos hidráulicos del río Monachil para la producción de electricidad. Cuando viajo al Pirineo Catalán y veo que en los trayectos de los ríos, principalmente Ter y Freser, se instalaron pequeñas centrales para surtir, de electricidad, de forma autónoma a las fábricas de hilados y textiles, pienso en las diferencias norte/sur tan comentadas por los sociólogos. Poco se han utilizado las aguas de los ríos granadinos para la producción industrial. Sólo para riego. Será la influencia árabe, de tantos años.
Superado el Barranco de las Víboras, la llamada Casa de los Enanitos, por cierto, construida por la familia De Rocco, naturales de Cortina d’Ampezzo, pero residentes (algunos definitivamente en su cementerio) en Granada gran parte del año y desde hace varias generaciones, regentando la heladería La Veneciana, más conocida como “los Italianos”, en la Gran vía, y superada la gasolinera sale un ramal de unos 2 km que llega hasta el Cortijo de San Jerónimo, que da nombre a la Dehesa de San Jerónimo, de unas 3.500 has., que fue la adquisición que hizo el Ayuntamiento de Granada para que se construyera la Estación de Invierno.
A ese cortijo se le solía llamar el “Cortijo de las Monjas”, porque allí iban las monjas de San Jerónimo a pasar temporadas. Esa monjas eran las llamadas “jerónimas”, con residencia principal en Sevilla y su superiora, Sor Cristina de Arteaga, heredera del Duque del Infantado, fue la que negoció con el Ayuntamiento de Granada la venta de la Dehesa, a cambio de dinero, de que le compraran El Carmen de los Mártires en la Alhambra, también de su propiedad y de que arreglaran el Monasterio de San Jerónimo de Granada, destrozado, como tantas otras cosas, por los cultos franceses, que durante su invasión en el siglo XIX arrancaron las piedras del Monasterio para construir, el llamado Puente Verde o de “los franceses”, sobre el río Genil a su paso por Granada.
Cruzando el rio Monachil, al final de ese ramal, comienza una subida hacia el Collado de Matasverdes , que permite la comunicación entre la cuenca del Río Monachil y el Valle del Trevenque, por el que pasa la carretera forestal de la Zubia al Rio Dilar. Es una zona de una gran belleza y variedad paisajística. Allí está el Cortijo del Hervidero (buenas morcillas. Monachil, en general, produce las mejores morcillas de Granada, deberían tener denominación de origen). Zona muy interesante para los montañeros, pero mejor acceder a esa zona desde la Zubia que no por este ramal de la Serpiente Negra.
Como veréis, esta magnífica infraestructura viaria, imaginada y proyectada por unos ingenieros soñadores y poetas, es algo más que una serpiente negra que unos cuantos advenedizos quieren eliminar. Es como si, salvando las distancias, alguien se quisiera cargar la Ruta de las Seda porque pasa por un supuesto Parque Nacional del Himalaya.Esa Serpiente y sus lagartijas son historia viva de Granada que alguien debería dar a conocer
y sobre todo respetar
