Continúo mis recorridos enmarcado en lo que iré titulando Sierra Nevada Inédita.-
Cuando ascendí por primera por esta ruta, me dije que es de esas rutas que la haces una vez y nunca más; y….nunca digas nunca jamás. Lo sabe bien Fernando W lo mal que lo pasé ese día, pero en montaña es normal que esas cosas ocurran. Pero en el fondo hay algo del recorrido o del lugar que te atrae, no sabes que es, pero es así. Ahora me propuse ascender nuevamente y como meta, por lo menos, encontrar los inmaculados cristales de cuarzo de estos lugares; una de las metas, por que metas siempre hay muchas cuando subes hacia arriba y después bajas.
En la loma del lanchar hay una necesidad interior sedienta de aventura y por lugares bastante asequibles, al tiempo que poco frecuentados. No hace falta cruzar un océano ni atravesar miles de kilómetros para encontrarnos con la aventura, al menos con la aventura que últimamente busco. El lugar es importante, pero está a nuestro alrededor. Ya no busco ni retos de equipo ni sensaciones a muchos kilómetros, ya que lo que encuentro en estas montañas es lo mismo que voy a encontrar en otras más lejanas. Quizás esta forma de pensar y ver los acontecimientos sean los años y los retos sean distintos. Al fin y al cabo, todas las montañas acaban en punta, casi todas, más o menos achatadas o alargadas. Arriba el mismo cielo y el mismo sol. Unas más frías otras más templadas. Disfruto mucho más subiendo por una arista de III grado que por una de VI. Al final lo que busco está en el camino hacia la cima, y por supuesto, que da igual que cima sea.
Es la loma del lanchar un nuevo reto excursionista por la alta montaña granadina.
Una ascensión tipo senderismo-(hasta llegar a Veta Grande, esto por supuesto si omitimos el rappel que nos encontramos a mitad de camino) más extremas y duras de sierra nevada, debido al desnivel acumulado y la longitud de la misma.
Después y a partir de Veta Grande la ascensión tipo sendero se convierte en una seria arista con trepada, que aunque sus pasos no pasen del IV grado ya hay que llevar cuidado y algo de experiencia en crestas y aristas. Es como digo en Veta grande y hasta la cima del cerro de los Machos otro planteamiento de ascensión.
Partimos desde el Barranco de San Juan por la siempre queridísima Vereda de la Estrella invirtiendo aproximadamente una hora cuarenta y cinco minutos hasta llegar al Guarnón.
Aquí es primordial cargar agua, cuanta más mejor, ya que no sabemos lo que nos vamos a encontrar loma arriba; posiblemente encontremos chorreras en los ventisqueros, y nieve por supuesto en los mismos para derretir, pero por si acaso cargar y cuanta más mejor.
Una atractiva y agotadora subida que comienza en la misma vereda de la estrella, arrancando un centenar de metros después de pasar el río Guarnón.
Una camuflada senda de ganado va ganando altura; no nos confundamos, no es senda del paso humano, si no las marcadas tierras por el paso de los rebaños, que, aunque animales, también van buscando la menor inclinación del terreno. No obstante, estas marcadas sendas de rebaños, nos hacen ganar altura sabiamente, poco después se pierden al llegar aproximadamente a la cota de los 2000 metros y desde aquí nuestra intuición, deberá llevarnos loma arriba y como mejor podamos llevarlo. Hay que ir ganando altura por la misma divisoria, nunca echarse hacia la derecha dando vista al Guarnón, de lo contrario nos meteríamos por unos canchales bastantes agotadores.
Terreno netamente virgen para el excursionismo de esta ascensión de alta montaña. Y digo netamente virgen, por que al año, no habrá más de dos o tres ascensiones por este lugar. Y creo que no me equivoco.
Hay que estar atento cuando superamos la barrera de los 2500 metros, ya que vamos directos hacia unos tajos, que nos obligaría a hacer un rappel, si llevamos cuerda no importaría. Para evitar esto y después de dejar la zona más verde de pastizales, vemos delante nuestra una gran mole de montaña jalonada en su parte sur por unos tajos. Debemos de girar hacia la izquierda, buscando prácticamente la base de los mismos. (Aquí dejé un hito de piedra por donde viré, el único que vais a encontrar en esta ascensión). Una subida por la base de los tajos bastante penosa, ya que hay mucha piedra suelta y tierra, pero es uno de los caminos para evitar el rappel. Creo que más arriba por la parte alta de los tajos, se puede también bajar por un embudo, pero lo desconozco y no me quise aventurar, otro día. En esta zona abundan los cristales de cuarzo; grandes cristales que la naturaleza nos regala por este pateo.
Llego a la base del tajo y después de unos doscientos metros, alcanzo un collado que me permitiría retirarme de la loma y bajar hacia el valdeinfiernos y la arista de los cuernos por cualquier contratiempo que surgiera.
Aquí llegados a esta zona abundan los ventisqueros, por lo que opto por rellenar con nieve el mermado camerbalk, con el calor que hace, de seguro derretirá rápidamente al contacto con la existencia del agua que quede en el mismo.
Desde este collado y hasta llegar al de Veta Grande, la subida es menos agresiva, menos pronunciada.
La parte más explosiva es el tramo que transcurre entre la Vereda de la Estrella y la llegada hasta la zona del rappel.
Con la llegada a Veta Grande dejo el senderismo para convertirme en escalador.
Aquí las trepadas se conjugan con el equilibrismo, hay tramos que se pueden evitar, pero no siempre.
En pocos momentos llego al principio de la arista de los machos, el lugar más serio de la ascensión. Hay en la entrada un pequeño paso de IV grado que se supera fácilmente y ya poco a poco vamos trepando por donde encontremos la arista más factible.
Tras agotadora ascensión que unido a lo que ya llevamos desde la Estrella llegamos a la cima.
Se ha cumplido mi objetivo. Si el tiempo me lo permitiera podría continuar hasta el mismo Veleta, pero desisto. Una por que quiero bajar tranquilamente por el Guarnón y otra por que no quiero encontrarme con tanta peña en la cima del veleta y rodeado de antenas; manías de cada uno, aunque la tentación de seguir hasta el veleta me llega muy dentro, ya que el paso por la zona del corredor del salón, zacatín y campanitas es muy bonita.
El Guarnón me espera.
El deshielo me apasiona. Ver saltar el agua rompiendo el hielo y horadando la nieve. Un espectáculo garantizado y allá que me voy.
Desciendo rápidamente por los mermados ventisqueros.
La nieve en algunos tramos dura y en otros nieve primavera. Alcanzo el final de los ventisqueros. A partir de aquí el agua es la protagonista y la sinfónica orquesta de la misma me acompañará hasta la vereda de la estrella.
El líquido va arrancando notas musicales entre los grandes bloques.
Un invisible director va orquestando el gran valle. Nada se detiene. Todo es bajar y saltar. Los borreguiles van pintando su color verde ayudados por la energía del sol. La función clorofila avanza. Nada se ha quedado en el tintero del invisible, todo está perfectamente milimetrado.
Me detengo unos minutos y miro la gran atalaya que conforman los tajos del campanario.
Al unísono de mis creencias y como fondo esa música celestial que trae el barranco, me acuerdo del montañero fallecido últimamente en el lugar. Allá lanzo mis plegarias al infinito y a los elementales de las montañas.
Cabizbajo por el triste recuerdo continúo la bajada. La vereda de la estrella serpentea al final, voy llegando al principio o al final. ¿Hay principio? ¿Hay final? O como la rueda de la vida, sin principio y sin final.
Y así es la montaña, sabemos cuando partimos y llegar, esto nunca lo sabremos. ¿Y por qué subimos las montañas? Cada cual que busque su verdad
Subir las empinadas sendas, que en realidad son enormes escaleras de las catedrales de piedra. Catedrales del planeta, puntos de encuentro humano, donde buscamos lo no terrenal.
En realidad hasta el ateo, se engaña así mismo negando lo invisible. Pero sube, nunca baja. Y sigue subiendo. Y no se detiene. En el fondo va buscando su catedral de piedra en su consciente abismo. Su mente no le engaña. Arriba está el mundo de los sueños, y por que no también el de la magia.
Nos deleitarnos con el suave sol.
Acariciamos el viento y tocamos sus crines.
Sentimos las batallas del universo y el tropel de los carros de fuego.
La retina queda impregnada de la magia que hay más allá, por encima del mundo.
En el largo recorrido por la arista, hemos dejado lo mejor de nosotros: serenidad, sensaciones animistas, ética y respeto por las rocas, un sin fin de inquietudes humanas. Nosotros solo hemos puesto la ilusión y la condición aventurera.
El destino ha puesto el escenario.
Un escenario completo, que quisiera para sí el mejor de los actores: la tierra pura. Las rocas vírgenes. La nieve impoluta. El viento. El horizonte inmaculado. El puro azul del cielo.
Hemos sido actores del universo.
Hemos sido la comitiva errante por la arista.
Y ya en la tranquila vereda, damos las gracias al invisible por habernos subido y bajado sin percance alguno. Nuestra retina y el interior profundo de nuestra mente, conservaran para la eternidad los momentos mágicos vividos y soñados; se puede pedir más.
Partiendo por la vereda de la estrella, la luna y el frontal la única compañía entre las tinieblas
El amanecer me atrapa subiendo por los comienzos del lanchar, las vista a estas horas deleitan los sentidos
La primavera viste de gala toda la sierra. Siempre en lo más alto el veleta
El verdor sigue subiendo hacia arriba, mientras resita al calor. Ahora una mirada hacia la izquierda para ver la alcazaba
Otra hermosa imagen de la alcazaba desde la intransitada arista
Curiosa vista. Al fondo el Real de la sierra, con el cruce de los ríos Valdecasillas y Valdeinfierno, a vista de pájaro
Buscando rodear el rappel, descubro este pasaje por debajo de los tajos que me llevan a un collado
Aqui en la base de los tajos donde desde arriba se hace el rappel. Yo he salido por un collado que está justo a mi derecha
Cabalgando por la cresta diviso arriba los primeros contrafuertes de Veta Grande, más a la izquierda la arista de los Cuernos que va a unirse al collado de Veta Grande
Una vista hacia la izquierda, siempre los altivos colosos de la sierra. El deshielo va haciendo mella
El Cerro de los Machos es el objetivo, aún queda arista
El collado de Veta Grande jalonado por un pequeño ventisquero
Veta Grande 3065 metros, el primer tres mil de la jornada. Una fina arista nos conduce hasta la base de la arista noroeste de los machos
La gran mole de la cara este y arista noreste de los Machos. La cima me espera
Una mirada hacia abajo para ver lo andado. La vereda de la estrella solo es un espejismo
Desde la arista de los machos perpectiva de la zona de la laguna larga
Caos de rocas y agua cayendo por la pared en la norte de los machos
La foto de rigor en la cima, ahora el Guarnón me espera
Descenso rápido por el Guarnón. Arriba la norte de los machos virtiendo toda el agua de la nieve acumulada
Comienza la novena sinfonía de Bethoven por el estruendo de las aguas
MAS AGUA
Y MAS
y MUCHA MAS
los ventisqueros surtiendo aún más si cabe el nutrido caudal
El esfuerzo de la ascensión tiene esta recompensa: el espectáculo del deshielo
A medida que voy bajando, el caudal es mayor, claro está, se va recogiendo toda el agua que cae por las laderas del valle
Y con esta termino. Espero que con este calor que está haciendo tanta agua os haya dado sensación de frescor y alivio.
Saludos