1 de noviembre: ruta de los cementerios. Montefrio, arroyo de los Molinos y Peña de los Gitanos
Buscando la oportunidad de la ruta, como siempre, aprovechando la festividad del 1 de noviembre, buscamos una ruta otoñal, que a su vez ofrecía el atractivo de visitar un conjunto arqueológico de primer orden en la Peña de los Gitanos y un precioso pueblo, Montefrío, con un conjunto histórico-artístico desde el año 1982
Evidentemente el título del mensaje es para llamar la atención. No es que tengamos necrofilia, en modo alguno.
También hay que precisar que no es el cementerio de Montefrío, aunque pasamos muy cerca, sino varias necrópolis en el conjunto de la Peña de Los Gitanos:
Necrópolis del Neolítico (en el III milenio a. C). Destaca la gran cantidad y envergadura con más de 100 dólmenes que se ubican en las distintas necrópolis que conforman el paraje: la Camarilla, el Rodeo, Castellón y los Guirretes. Son tumbas de grandes piedras, con una especie de corredor y una cámara trapezoidal, cubiertos por una gran losa de piedra, a la vez recubiertos por un túmulo de tierra. Son de carácter colectivo. En ellos se enterraban los muertos en posición fetal acompañados por el ajuar funerario que le acompañaba al otro mundo: sus vasijas, collares, pulseras, armas, etc.
Poblado ibero-romano. He de confesar que encontramos el antiguo poblado e incluso restos de una muralla romana, pero no vimos la necrópolis, que sin duda debe estar cerca.
Necrópolis altomedieval-visigoda, conocida como el Castellón. De gran valor por contener los restos de más de 100 tumbas en cista, es decir, compuestas por piedras con forma rectangular recubiertas por losas de piedra, donde se enterraban acompañados por su ajuar, algunas fíbulas, pendientes, collares, pulseras, sus adornos personales. Destaca la forma en la que se ubican las tumbas muy próximas unas a otras de diferentes tamaños.
Sin desdeñar estos joyas de la arqueología, la naturaleza otoñal destaca en el paraje de la Peña de los Gitanos, un laberinto de senderos, del que solo pudimos explorar una mínima parte. Es un recorrido corto, pero intenso, un oasis en el mar de olivos y cultivos del municipio de Montefrío. La paz y el silencio, sólo interrumpido por el canto de los pájaros, impresionan en este paraje. Me recordaba los grandes y monumentales cementerios de Paris, una impresión muy personal porque no dejaba de pensar que estaba en un lugar por donde han pasado todas las civilizaciones ya desaparecidas y han dejado sus restos.
Pero sobre todo esta peña de los Gitanos es Naturaleza en estado puro con una gran variedad de paisajes y rincones entretenidos donde trepar y destrepar, entrar en cuevas y sobre todo disfrutar de su vegetación con unas imponentes cornicabras en su vestido otoñal.
También pudimos disfrutar del arroyo de los Molinos, que como bien dice el nombre alude a molinos que algunos datan del tiempo de los romanos, hoy reconvertidos en casas rurales, aunque mantienen restos de los ejes y piedras que molían el grano. Por supuesto, el arroyo, sorprendentemente con bastante agua, ofrecía unas bonitas imágenes en rincones donde apetecía el baño en un día realmente caluroso para la época del año.
El otoño también nos dejaba bellas estampas de los árboles frutales, cuyos frutos comíamos al paso: granadas jugosas, dulcísimos caquis, nueces, almendras...
En conjunto fue una ruta circular con una distancia apropiada. Aún así tardamos más de ocho horas por las múltiples paradas para disfrutar de todo lo dicho, incluido la visita al precioso pueblo de Montefrío, en el que empezamos junto a la imponente y sorprendente iglesia circular de La Encarnación, donde hay un bar donde dimos cuenta de un buen desayuno con tostadas y churros, además de las ricas tortas del pueblo de una panadería cercana. En un bar de Montefrío, también acabamos la ruta, en una agradable terraza, donde tomamos unas refrescantes cervezas, aunque todo hay que decirlo con una escasa tapa de pipas, bien es verdad que era la hora del café, pero tampoco se esmeró el camarero.
De Montefrío, destacamos sus tres iglesias, una de las cuales, la de la Villa en el castillo, no pudimos ver de cerca por estar cerradas la verja.
En resumen un día de otoño y de todos los Santos muy agradable e instructivo, del que disfrutamos mucho.
Aquí tenéis más datos y más fotos.
La Ruta
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es.wikiloc.com]
Distancia recorrida: 19,91 kilómetros
Altitud min: 743 metros, max: 1.040 metros
Desnivel acum. subiendo: 949 metros, bajando: 964 metros
Grado de dificultad: skill Moderado
Tiempo: 8 horas 45 minutos
Las fotos
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picasaweb.google.com]
Montefrío se encuentra a 106 km de Jaén, a 25 km. de Alcalá la Real, a una hora y media. No está tan lejos. Siendo granadina, está a una hora de su capital. Era desconocida para todos nosotros. Algunos la ubicaban en sitios lejanísimos. No tenían ni idea de dónde estaban. Ahora lo saben perfectamente y no la olvidarán jamás.
Los compañeros se encontraron con la agradable sorpresa de desayunar churros y tortas o bollos de manteca junto a la iglesia neoclásica de la Encarnación, del siglo XVIII
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granadapedia.wikanda.es]
Comenzamos a andar en un lugar muy frondoso, aún verde, junto al molino de la Enrea. Destacando estas casas cueva
Inicialmente éramos 13, pero ¿afortunadamente? una baja nos dejó en 12, buen número, aunque hay uno que parece un ser de otro mundo, aunque enseguida nos dimos cuenta de que iba disfrazado para la fiesta de Halloween
Aquí se puede ver a Ayla y Dara
No había forma de andar, quién se podía negar a hacerse fotos con un día tan estupendo ante la Cruz Gorda, del tipo de humilladero. Este tipo de cruces están en lugares devotos en las entradas o salidas de los pueblos. Pasamos por varias cruces, pero la ruta no fue una crucifixión ni un vía crucis, al contrario.
El sendero estaba indicado con torres de ajedrez y una flecha indicando la dirección (muy original). En esta ruta se pasaba por algunas torres de vigía o defensivas
Después de una bonita bajada por la divisoria llegamos al arroyo de los Molinos, aludiendo a 16 molinos harineros que hubo en su tiempo, algunos de origen romano
El arroyo llevaba bastante agua limpia, que junto a los amarilleantes álamos daban lugar a paisajes preciosos
No pudimos rechazar los dulces frutos del otoño
La casa del agua es un antiguo molino harinero reconvertido en casa rural, en la que se mantiene la maquinaria que hacía girar la piedra de molino
El agua del arroyo alivió la sed insaciable de las dos perritas.
De estos cahorros o cañones surge el agua que forma el arroyo Los Molinos
En este antiguo molino romano, aún queda en pie el acueducto que conducía el agua que movía la piedra de moler. Al fondo se vislumbra la Peña de los Gitanos
Dos chimeneas daban fuerza al agua en su caída
para mover las ruedas
La sierra de Parapanda al fondo
La peña de los Gitanos ya está cerca: el Castellón a la izquierda y los Castillejos a la derecha
Después de una corta subida alcanzamos la cumbre del Castellón donde se encuentra un poblado visigodo
En la parte baja del cerro, se encuentra la necrópolis visigoda del siglo VII con tumbas en cista
Más tarde nos desplazamos hacia los Castillejos por un sendero muy agradable
con rocas amenzantes
y la omnipresente cornicabra coloreando el paisaje
Se agradeció la frescura y frondosa vegetación de esta zona
Recordaba algo al Torcal de Antequera, salvando las diferencias
El sendero pasaba por grietas en la piedra
Estamos en lo alto de los Castillejos, en el antiguo poblado ibero romano
Con la doble muralla romona
Con buenas vistas sobre la campiña y la sierra de Parapanda
La hiedra también hace presencia en la roca tapizándola de verde
Los grandes bloques de piedra dejan estrechos pasos en forma de laberinto que no llevan a ninguna parte. Al menos nosotros no fuimos capaces de encontrar salida, por lo que regresamos
Aprovechamos es frescor de la umbría de estas rocas para tomar el almuerzo
Bajamos de los Castillejos, con su poblado ibero romano, en busca de los dólmenes y nos encontramos con el otoño
Encontramos dos dólmenes, compuestos de piedras verticales y una gran losa encima
Regresamos porque se hace tarde y en el camino nos encontramos con más formaciones rocosas destacables
Cuevas y abrigos para refugiarse
Al llegar al pueblo, tenemos una impresionante vista desde lo alto
y llegados al pueblo, nuestra primera visita fue al bar, no con la intención de derribar la valla (dicen que estaban estirando los músculos)
Sino de tomar unas fresquitas cervezas
Después, ya repuestas las fuerzas, visitamos la iglesia del convento de San Antonio, de finales del Siglo XVIII
Iglesia de la Encarnación
Casa de oficios del siglos XVI
Ayuntamiento
Iglesia de la Villa y castillo, al que no pudimos acceder por encontrarse cerrado
Estas serían las vistas desde el castillo
Panteón o cementerio viejo. Se conservan un total de dieciséis nichos o tumbas excavadas en la roca, que serían panteones familiares de la clase pudiente
Y nos despedimos con el afortunado Salvador entre todas las mujeres ¡Qué encanto tiene este chico para que todas quieren fotografiarse con él!
Y esto es todo