Casi siempre mis reportajes son el aperitivo de la comilona que los de Boticario significan, pero esta vez me ha tocado ser el postre. Tendrá que ser ligerito para no cargar demasiado.
Sí, es verdad, tengo un GPS; no me gusta demasiado: sólo te puede aportar datos. Habrá que utilizarlo (es un regalo de la CD) y, además, es un elemento de seguridad imprescindible. No tengo ni idea de cómo utilizarlo, pero le pondré cariño.
Otra cosa bien distinta es la cámara. No es un elemento que te aporte nada práctico: el señor este que nos encuesta cuando salimos a hacer una determinada ruta, no nos pregunta si la llevamos y eso que preguntar lo pregunta todo. Pero para mí, tiene una magia especial. Me encanta llevar la mente ocupada en localizar una luz, un rincón, una flor, un copo de nieve que poder intentar captar para después compartir con todos.
Siempre disparo más de cincuenta veces y, por cada uno, sueño poder atrapar por un momento una minúscula parte de las sensaciones que yo experimento al hacerlo. Cuando llego a casa, corro al ordenador impaciente por descubrir el resultado. Es una extraña mezcla de satisfacción y pesar al mismo tiempo: la mayoría son un pequeño fracaso.
Mi primer impulso me lleva a compartir esas pocas que mejor me conectan con lo vivido. Después, lo pienso mejor y temo aburrir: un pudor interno me pide que no las publique, sin embargo, al final, lo termino haciendo. Si os aburren, pasad de ellas.
Azucar infinito:
Perlas mecidas por el viento:
Paseos por la luna de cristal:
Nada más por hoy.
"(Sabiduría boticariana) "Andar por Andar"
sin desmerecer...
La tercera genial y no porque salga el Boticario 
