Primero, el track de la ruta, para situarnos
Empezamos el pateo a las ocho y media, desde el Postero. Muchos coches aparcados, y mucha gente nos encontramos, bajando, mientras nosotros subiamos por estos espacios tan enormes.
No hay fotos de la subida, que la hicimos por la loma. Una buena opción hubiera sido subir por el alhorí, pero no queríamos retrasarnos demasiado y optamos por lo rápido.
Una vez llegamos a la casilla de los rojos, tiramos hacía la piedra de los ladrones. Desde éstas, así se veía el cerro pelado.
Esta vez no lo subiríamos, sino que lo rodearíamos y lo veríamos desde todas las perspectivas posibles.
Una vez en el puntal de juntillas, las vistas son impresionantes.
Un poco más de cerca, el trío de ases. Se aprecia la laguna de vacares, todavía con su manto de nieve.
El día no podía ser mejor. Hacía viento, no demasiado fuerte, y refrescaba el ambiente. No pasamos calor en la ruta.
Aquí un servidor al lado de un ventisquero con un corte de nieve bastante impresionante. Me sobrepasa en altura ampliamente, y aunque no voy a jugar en la NBA, tampoco soy lo que se dice, bajito.

Nos disponemos a bajar a la laguna de juntillas, donde comeríamos y descansaríamos un rato, disfrutando de este sitio tan maravilloso. Una laguna que tiene una orientación privilegiada. No queda encerrada como la mayoría de las lagunas de la sierra, sino que se abre hacia el corazón de Sierra Nevada. Os dejo unas cuantas tomas, de las muchas que hice
Después del descanso, seguimos ruta, aunque un poco tristes de abandonar el sitio. Nos hubiéramos quedado todo el día allí, y nos lamentamos de no haber llevado material para vivaquear.
A partir de aquí, un tramo nuevo para nosotros, la bajada por el río juntillas hasta tomar la acequia de vacares. Esta sierra siempre nos sorprende, no podía imaginar que fuera tan bonita esta zona. Mi colega decía, y con razón, que esto, más que hacer senderismo, era como visitar un museo, porque las estampas eran increíbles. Las vistas a vacares, alcazaba y mulhacén, y el entorno de borreguiles rezumantes de agua y flores, era algo alucinante. Además, el terreno es muy cómodo para andar. Otras cuantas fotos de la bajada, que desmerecen bastante con respecto a la realidad.
Al final, tomamos la preciosa acequia de vacares
Con su pétreo vigilante
Las vistas desde la acequia, también espectaculares.
Algunas fotos del precioso barranco del goterón. En alguna de ellas se aprecia la acequia del cura, otra chulada.
Ya dejamos la acequia, y seguimos rodeando al enorme cerro pelado. Tiene un perímetro bastante impresionante. Ya vamos a la vera del río del puerto, y de la acequia del sabinar. La zona tampoco desmerece.
Nos vamos acercando, ya en subida, hacia la divisoria, cerca del puerto de trevélez. El panorama cambia y se abre el paisaje. La pizarra se convierte en espejo con las luces del atardecer.
Aquí se pueden ver las enormes piedras de los ladrones, y al cerro pelado en el otro extremo, verdadero pivote de esta ruta
Las piedras de los ladrones se ven enormes y solitarias desde esta perspectiva. Nunca las había visto así
Una más del cerro pelado, y de las pizarras refulgentes
Llegando, de nuevo, a la casilla de los rojos.
Ya hemos cerrado el lazo. Descansamos otro rato en su pequeño borreguil, y sólo nos queda la bajada hasta el postero. Allí sólo quedaba nuestro coche.
En definitiva, una ruta que nos ha dejado muy buen sabor de boca.
Saludos