Los gestores de las estaciones tanto de Nevis Range como de Cairngorm, han expresado su alegría al ver sus aparcamientos llenos de nuevo y han abierto competiciones de nuevo para todos los esquiadores y snowboarders que quieran participar.
Pero no todo han sido buenas alegrías para los usuario. Cairnghorm, tras unos años seguidos de pocas nevadas, reestructuró su modelo de negocio, basándolo en su teleférico y sus servicios de restauración, aunque sin olvidar su negocio de esquí. Para ello, se centro en las pistas que le daban mayor rendimiento y menores costes de mantenimiento, por lo que cerró algunas de las pistas más alejadas del centro de servicios de la estación.
De todas formas, el esquí en Escocia parece que vuelve a animarse y ha demostrado saber sobrevivir a un ciclo de años duros como el que vivió la península ibérica y que hizo desaparecer estaciones como La Tuca (Vall d'Aran) o Llessuï (Pallars Sobirá).